sábado, 10 de enero de 2009

Antonio Ros de Olano: El doctor Lañuela y otros cuentos estrambóticos.

Menéndez Pelayo consideró a Antonio Ros de Olano como precursor de los simbolistas y de los decadentistas. En su obra se aprecian vínculos con las de Quevedo, Valle Inclán, Edgar Allan Poe y Hoffman al crear una literatura dolorosa, en la que todas las sensaciones se agudizan. Su gran amigo, José de Espronceda, le dedicó la obra El diablo mundo. A contracorriente de la estrechez de escritores moralistas, maestros del folletín o del cuadro de costumbres, Antonio Ros de Olano (1808-1876) es sustantivamente un «raro» cuya anacronía supera con creces la mera adscripción a su tiempo. En la sustantividad narrativa de lo estrambótico —lo inusual, extravagante, irregular y sin orden— encuentra Ros de Olano la visión y la forma que mejor se acomodan a su prosa «no realista». Una simple ojeada a las fechas de publicación de sus obras más significativas —sus tres relatos «fantásticos » dados a la estampa en 1841, El ánima de mi madre, La noche de máscaras y El escribano Martín Peláez, su parienta y el mozo Caínez; la surreal novela titulada El doctor Lañuela (1863); los dos cuentos adjetivados como«estrambóticos», Maese Cornelio Tácito. Origen del apellido de los Palomino de Pan-Corvo (1868) e Historia verdadera o cuento estrambótico, que da lo mismo (1869); el extraño memorial autobiográfico Jornadas de retorno escritas por un aparecido (1873); o, en último término, sus Episodios militares (1884) sobre la primera guerra carlista (1833-1840) y la guerra de África (1860), escenas realistas donde predomina el apunte documental y autobiográfico propio de su condición de general del ejército—, prueba que Ros de Olano simultaneó estos dos gustos, la actitud irracionalista del género fantástico o estrambótico y la poética realista, «durante toda su obra literaria, aunque su proyección concreta sobre los temas y estilo cambiara con el paso del tiempo. Los cambios más visibles se observan en el desplazamiento de los temas románticos típicos hacia la descripción del sentimiento subjetivo (utilizando la perspectiva del recuerdo y la nostalgia en las extrañas memorias Jornadas de retorno escritas por un aparecido,en el caso más relevante) y también en el nuevo planteamiento de los cuentos no realistas, que significativamente su autor ya no considera fantásticos, sino estrambóticos, y donde el lenguaje cobra una importancia decisiva». Antonio Ros de Olano, relegado a un papel secundario en todas sus empresas (no fue un Espartero ni un Olózaga, como tampoco fue un Espronceda), no deja sin embargo de ser un segundón descollante y verdaderamente único. Tiene algo de precursor: del surrealismo y el non- sense hispánicos, del fluir de conciencia, de la exigencia sobre el lector activo y despierto... consecuencias al fin y al cabo de una hipersensibilidad romántica con la que no dejó jamás de ser coherente, e incluso agudizó cuando el romanticismo en España no era ya más que una grandilocuencia domesticada. Como pionero, en fin, el general Ros de Olano es de aquellos que merecerían alguna reedición de sus obras a la que se diera cierta publicidad, o tal vez la convocatoria de un premio de narrativa con su nombre, a ser posible de literatura fantástica y surreal. Peores nombres se reivindican a diario. http://cvc.cervantes.es/obref/aih/pdf/10/aih_10_2_052.pdf http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Ros_de_Olano http://209.85.229.132/search?q=cache:n9pXM9_hGdwJ:portal.artelatino.com/foros/antonio-ros-de-olano-por-francisco-arias-solis+antonio+ros+de+olano+cuentos+estramboticos&hl=es&ct=clnk&cd=3&gl=es&lr=lang_es http://es.wikisource.org/wiki/Antonio_Ros_de_Olano#Cuentos http://www.revistafabula.com/documents/22prendesManuel.pdf

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