lunes, 9 de marzo de 2009

Émile Zola: La fortuna de los Rougon (la novela naturalista)

"... Asociado políticamente a la defensa de los derechos humanos en el célebre «asunto Dreyfus», el nombre de ÉMILE ZOLA (1840-1902) ha pasado a la historia de la literatura no sólo como fundador y teórico del naturalismo, sino también como vigoroso narrador del clima social y político de una época. En la extensísima serie denominada «Los Rougon-Macquart», en la que utilizó como laxo hilo conductor las vidas de los diferentes miembros de dos ramas dispares provenientes de un tronco común, alumbró un vasto fresco histórico y social de la Francia del Segundo Imperio, esto es, el período que transcurre entre la coronación de Luis Bonaparte como Napoleón III en 1852 y su destronamiento tras la guerra franco-prusiana de 1871. Situada en los revueltos tiempos que marcaron la efímera experiencia de la III República francesa, LA FORTUNA DE LOS ROUGON, primera de esta serie de novelas autónomas, establece el origen de esta frondosa saga y narra el ascenso social de la rama de los Rougon a favor de los vendavales políticos y la instauración del imperio. Inspirándose en “Comedia humana” de Balzac, tramó Zola el ciclo de los Rougon-Macquart, que había de ser una ‘historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio”. La idea era describir cómo los miembros de esta familia, a lo largo de las generaciones, se diseminaba por el entramado social de la Francia de Carlos Luis Napoleón Bonaparte, ascendiendo unos y cayendo otros.Por otra parte, Zola, entusiasta seguidor de la fisiología, pretendía referir cómo los rasgos predominantes de la familia reaparecían una y otra vez, levemente modificados, en cada nueva generación. Y esos rasgos predominantes de los Rougon-Macquart son los relacionados con el desbordamiento de los apetitos. Los Rougon-Macquart se caracterizan por su voracidad, por la necesidad acuciante de satisfacer sus anhelos, si bien estos son de muy diferente índole en unos y otros.En palabras del propio autor: "Quiero explicar cómo una familia, un pequeño grupo de seres, se comporta en una sociedad, desarrollándose para engendrar diez, veinte individuos que parecen, en un primer vistazo, profundamente disímiles, pero que el análisis muestra íntimamente ligados unos con otros. La herencia tiene sus leyes, como la gravedad". En la Comedia humana Balzac había emprendido la tarea titánica de inventar un universo novelesco que fuese como un mundo en miniatura, y veinte años después de su muerte Zola se dedicó a una empresa semejante: la Francia del Segundo Imperio, entonces la historia más reciente del país, a través de una familia, los Rougon-Macquart. Serán veinte gruesos volúmenes (1871-1893) en los que quiso dar la explicación «natural y social» nada menos que de la vida. Su propósito era aplicar a la novela los métodos de las ciencias experimentales, descifrar los comportamientos y los caracteres por un determinismo en el que todo se rige por las leyes de la herencia y el medio ambiente; y así esta crónica, que se concibe como un apéndice de la medicina y de la historia natural, con más de mil personajes, viene a ser un estudio de estos condicionamientos fatales (por ejemplo, las taras hereditarias, como la locura y el alcoholismo) en cinco generaciones. Su aspiración era realizar una novela «fisiológica», a la que intentaba aplicar algunas de las teorías de Taine sobre la influencia de la raza y el medio sobre el individuo."

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