lunes, 16 de marzo de 2009

Eduardo Mendoza: La ciudad de los prodigios ( una novela picaresca)

".... En La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza (1946) , publicada en 1986, se hace un retrato vivo de la evolución de la ciudad de Barcelona entre las exposiciones universales de 1888 y 1929. No se trata de una novela histórica al uso, como ya advierte su autor en el prólogo, sino de una transcripción de la memoria colectiva de una generación de barceloneses. Tomándose las licencias literarias necesarias para fraguar una historia novelada, Eduardo Mendoza nos muestra la evolución de una sociedad completa desde su estancamiento inicial hasta su desarrollo industrial, económico y social. Cada momento de la historia de una ciudad llamada a ser en el futuro una de las más europeas de las ciudades españolas.Mendoza es considerado, con toda justicia, el narrador de Barcelona, el escritor que más ha profundizado en la idiosincrasia de la ciudad condal y sus gentes. En el período comprendido entre las dos Exposiciones con el telón de fondo de una ciudad tumultuosa, agitada y pintoresca, real y ficticia, asistimos a las andanzas de Onofre Bouvila, inmigrante paupérrimo, repartidor de propaganda anarquista y vendedor ambulante de crecepelo, y su ascensión a la cima del poder financiero y delictivo. "Después de varios intentos comprendí, dice el autor, que el protagonista absoluto, sin mediación de terceros, tenía que ser Onofre Bouvila, que este personaje enérgico, fantástico y canalla, con sus facetas oscuras y despiadadas, encarnaba mejor que nadie el espíritu de la Barcelona que yo quería representar." Mendoza nos propone un nuevo y singularísimo avatar de la novela picaresca y un brillante carrusel imaginativo de los mitos y fastos locales. Eduardo Mendoza es una garantía en la literatura contemporánea. En esta novela ágil y divertida, no exenta por ello de rigor y documentación, se relatan las peripecias de un personaje, Onofre, quién de la nada asciende a las más altas capas de la sociedad barcelonesa de la época. Sus actividades, unas veces ingeniosas y otras delictivas, generan beneficios en forma de dinero y en forma de consideración y respeto de quienes le rodean. Sin desatender la ficción, Mendoza, envuelve la acción de innumerables datos y puntillismo histórico, convirtiendo el contexto en un valioso documento sobre Barcelona de aquellos años. La novela -en tanto narración de las aventuras y argucias de un muchacho pobre que busca prosperar en la vida- emparenta con la picaresca. Al igual que en estas obras, asistimos a la biografía de un joven que, a través del desempeño de varios oficios y mediante engaños y delitos peores, va labrando su prosperidad. Los pícaros eran marginados sin muchos escrúpulos que servían sucesivamente a varios amos, a los que engañaban y robaban para ascender en la escala social. Si trasladamos este argumento a la Barcelona de 1888, vemos una historia similar. Mendoza narra toda esta historia con finísima ironía que, a veces alcanza el sarcasmo. Es un maestro en el manejo del lenguaje para lograr este recurso literario y, por momentos, a pesar de la seriedad de la anécdota que cuenta, no podemos evitar la risa."
Esta recensión es extracto y compendio de otras reseñas que se relacionan:

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