lunes, 20 de abril de 2015

Danilo Kis: Salmo 44 ( la escritura sobre el horror y el recuerdo)

Para el mes de mayo la Tertulia ha propuesta la obra del serbio Danilo Kiss. 

“Nos entregas como ovejas al matadero, / Y nos has esparcido entre las naciones. / […] Despierta, ¿por qué duermes Señor? / […] ¿Por qué escondes tu rostro, / Y te olvidas de nuestra aflicción?”.

El escritor serbio Danilo Kis se inspiró en Salmos 44 para titular su debut literario, que incluyó otro libro titulado La buhardilla. Ambos aparecieron en 1962. Danilo Kiš (Subotica, 1935-1989), era hijo de un judío húngaro que era inspector de ferrocariles y de una mujer monetenegrina. Su familia se instaló en Novi Sad (Vojvodina) y en 1941 fue testigo de una matanza de serbios y judíos perpetrada por el ejército húngaro. En la Segunda Guerra Mundial perdió a su padre y a un buen número de familiares en varios campos de concentración. Salmo 44 ya contiene los rasgos estilísticos que se consolidarían con el tiempo: una prosa poética, profunda, reflexiva, minuciosa; unos personajes cuidadosamente construidos, humanos hasta lo intolerable, pues abarcan todos los comportamientos posibles, desde la crueldad hasta la inocencia; unas tramas que explotan, se dispersan y se recomponen, manteniendo la tensión narrativa hasta la última página. Estas cualidades formales, que reproducen los aspectos más creativos de la novela centroeuropea (Thomas Mann, Robert Musil, Joseph Roth), conviven con un profundo sentido ético y una firme determinación de comprender la violencia del siglo XX.

Su primer libro (1962), que incluye La Buhardilla y Salmo 44 contiene ya las obsesiones que desarrollará en sus novelas y cuentos, y desvela la profundidad estilística y complejidad filosófica de su escritura. De sus obras posteriores, destacan Penas precoces (1969), Reloj de Arena (1972), Una tumba para Boris Davidovich (1983)-cuya recepción en Yugoslavia le obliga a exiliarse a París- y La enciclopedia de los muertos(1983).

La literatura es, ante todo, la destrucción de uno mismo", reconoció el propio escritor serbio, siguiendo así la estela de Thomas Bernhard o Imre Kertész, cuya escritura y experiencia de la misma se sustentan precisamente en esa paradoja entre escritura y fracaso.

 Salmo 44, obra temprana en la producción de Danilo Kis, nos descubre una prosa de un lirismo y una espontaneidad insólitas, que nos persuaden de que la poesía es posible incluso después de Auschwitz. A través de personajes inspirados en prisioneros y guardias de los campos de concentración, Salmo 44 es una novela sobre la Shoah, que relata la peripecia de tres mujeres judías en los últimos días de Auschwitz: Polia, Zana y Marija. Polia agoniza en su litera y Marija espera un niño. Jakob, su marido, es médico y eso le ha salvado la vida, pues colabora con el doctor Nietzsche en sus experimentos médicos. Es indudable que Kis se basa en la historia real del médico húngaro Miklós Nyiszli, que colaboró con Josef Mengele, diseccionando cadáveres de enanos y gemelos. Marija alumbra a Jan, el único Dios al que reconoce y logra huir con Zana. La inminencia de la liberación transforma la muerte en una expectativa insoportable, pues la esperanza ya no es algo remoto, sino una posibilidad real. El doctor Nietzsche sabe que Alemania ha perdido la guerra, pero quiere preservar sus investigaciones. Piensa que el nazismo sobrevivirá a su propia extinción, ya que encarna la esencia de la cultura occidental y tal vez uno de los impulsos más destructivos del ser humano: “la pasión por el abuso y la humillación del otro”, incluso en su forma más cercana, como prójimo.

Kis no simpatiza con los sentimientos religiosos, pues allí donde se nombra a Dios brota el odio. El furor exterminador de los nazis, que reclutan a carniceros para degollar a judíos y gitanos, posee un carácter místico. La milicia ustacha fue la más cruel y despiadada. Nacionalistas croatas y fervientes católicos, su sadismo estremeció al mismísimo Heinrich Himmler, partidario de los fusilamientos rutinarios. Kis no sucumbe al pesimismo. Jan, el niño nacido en Auschwitz, lleva “el sello del martirio” y “el obelisco de la alegría”. Su existencia es la mejor impugnación del Übermensch de Zaratustra. Es difícil ser optimista en el siglo de los genocidios, pero Kis considera que la esperanza hay que inventarla, incluso en un universo sin Dios y lleno de injusticias. “El verdadero muerto es sólo un hombre sin esperanza”.

Salmo 44 cuenta la vida cotidiana de un grupo de personajes en un campo de concentración durante los días previos a la huida que planean. Un relato terrible, que comienza con la espeluznante explicación de qué es el «lamento babilónico», un tren lleno de pasajeros encerrados durante días, que piden simultáneamente agua en todos los idiomas. Los personajes del libro quieren escapar del campo y el escritor busca escaparse de la sombra, de la terrible memoria, del horror, escribiendo sobre ello.

Testimonio del horror y de la muerte la obra de Danilo Kis -conformada por novelas, cuentos y ensayos- gira alrededor de ese Auschwitz de después de Auschwitz, de un mundo, por lo tanto, habitado por el exilio, la desolación y la muerte……"

Esta reseña es extracto y compendio de las que siguen:
http://laantiguabiblos.blogspot.com.es/2014/11/salmo-44-danilo-kis.html
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/05/babelia/1425552186_535382.html
http://www.elboomeran.com/obra/2474/salmo-44/
http://www.elcultural.com/revista/letras/Salmo-44/36105
https://www.lacentral.com/web/recorridos/?idr=272
http://www.letraslibres.com/revista/letrillas/danilo-kis-el-arpa-eolica




viernes, 3 de abril de 2015

14 de Jean Echenoz ( Un minimalismo de máximos)

La tertulia ha propuesto para el mes de abril la novela 14 de Jean Echenoz.
 14 es una novela magistral. Desprendida de sentimentalismos con una prosa elegante, fulgurante y breve. La gran guerra se convierte en una circunstancia crucial, perturbadora, en la que se concentra el horror en gestos mínimos, en ausencias concretas para contar lo absurdo y lo horrible de una guerra. Echenoz demuestra una voluntad de contar lo máximo con lo mínimo, que comienza desde el título. El resultado es una miniatura perfecta, demasiado incluso, un estilizado prólogo para todas las lecturas sobre la Gran Guerra. No hay sordidez en la descripción de la contienda, ni regodeo en escenas trágicas; por el contrario se impone la naturalidad descriptiva y realista de lo que se ve, sin adjetivaciones valorativas, con un uso flaubertiano de la gramática y el ritmo. Es el lector el que añade la valoración de la escena descrita. A través de Anthime y sus tres amigos, Padioleau, Bossis y Arcenel, Echenoz traza un retrato realista del horror de la guerra con ironía, crudeza y precisión. 14 es, sin duda, una muestra de que, a veces, con muy pocas palabras se puede captar la esencia de lo que queremos contar y transmitir un retrato audaz, sencillo pero intenso. Comienza la novela con la celebración de los jóvenes movilizados para la guerra, movilización con la que se encuentra el protagonista que ha salido a dar una vuelta en bici después de comer: “discusiones enfebrecidas, risas desmesuradas, himnos y fanfarrias, exclamaciones patrióticas entreveradas de relinchos”. Anthime ante el clamor de las campanas regresa a su pueblo y en uno de los baches cae al suelo su libro que se abre premonitoriamente por una página en la que se lee: “Aures habet, et non audiet” (Tienen oídos y no oyen), que queda boca abajo en el suelo. Acaba de estallar la Gran Guerra, la Primera Guerra Mundial. Una semana después subían al tren en Nantes y tres días más tarde llegaban a Las Ardenas y recibían sus primeras órdenes: “Si mueren hombres en las guerras será por falta de higiene. Lo que mata no son las balas, sino la falta de aseo, que es nefasta y que es lo primero que deben ustedes combatir. De modo que lávense, aféitense, péinense y nada tienen que temer”.
El lector asiste, de la mano de esos soldados, a la pérdida de la ingenuidad y a la materialización de la tragedia. La ropa comienza a ser insuficiente. La lluvia dobla el peso de las mochilas. Los soldados se entretienen observando el trazado de los aviones en el cielo. La dieta se reduce a latas de carne. Duermen en casas destruidas. Empiezan a oír el sonido del cañón. Y del mismo modo, es decir, sin saber cómo, se ven empuñando bayonetas de otro siglo, acurrucados en las trincheras que no resisten las explosiones, comidos por los piojos, envenenados por los gases. Y la orquesta, que marca el ritmo del combate como en tiempos de Napoleón, queda despedazada por las bombas. Echenoz se entretiene describiendo objetivamente todo aquello con lo que consigo un relato verista, tanto en la ciudad abandonada por los jóvenes soldados como en las trincheras y el campo de batalla. De esta manera conocemos exactamente las clases de zapatos que se fabrican en su ciudad natal, los objetos y útiles que dan lugar a los 35 kilogramos que pesan las mochilas de los soldados, las variadas acrobacias de los aviones “mosquito”, sus multiplicadas actividades en los días de “descanso”.
No hay sordidez en la descripción de la contienda, ni regodeo en escenas trágicas; por el contrario se impone la naturalidad descriptiva y realista de lo que se ve, sin adjetivaciones valorativas. Es el lector el que añade la valoración de la escena descrita. Sin embargo estas descripciones son impresionantes. Así leemos y casi podemos oler el ambiente corrompido por los caballos descompuestos, la putrefacción de los hombres caídos, el olor a orines, mierda, sudor y vómitos. El relato que nos presenta Echenoz no se pierde en la alabanza de lo épico ni tampoco construye un discurso antimilitarista. Le basta con exhibir con sobriedad ante nuestros ojos la realidad cruda de la guerra. El propio Echenoz dice en uno de los más brillantes pasajes: “Habiéndose descrito mil veces, puede ser que no valga la pena demorarse más en esa ópera sórdida y pestilente. Puede ser, incluso, que no sea útil ni pertinente comparar la guerra a una ópera, y menos aún si no nos gusta la ópera y si, como es, es grandiosa, enfática, excesiva, llena de esperas penosas que hacen mucho ruido, y a menudo, a la larga, son bastante aburridas”.
Esta reseña es extracto y compendio de otras que se relacionan:
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/10/04/actualidad/1349343927_501981.html
http://garcileon-sinirmaslejos.blogspot.com.es/2014/07/14-de-jean-echenoz-resena.html http://www.elimparcial.es/noticia/131867/Los-Lunes-de-El-Imparcial/Jean-Echenoz:-14.html http://www.valenciaplaza.com/ver/113813/-14---jean-echenoz---la-elegancia-del-apocalipsis--.html https://encuentosydesencuentos.wordpress.com/2014/06/03/14-de-jean-echenoz-anagrama/