miércoles, 15 de abril de 2009

Pablo Neruda: Confieso que he vivido

"...Confieso que he vivido es el título de un libro bajo el que se recogen las memorias del poeta, escritor, senador y diplomático chileno Pablo Neruda (1904 - 1973). El libro se editó póstumamente, recogiendo las impresiones del poeta casi hasta el mismo momento de su muerte.En el libro, Neruda hace un recorrido por su trayectoria vital utilizando una prosa salpicada de imágenes poéticas que impactan por su profunda capacidad evocadora; los bosques de Chile, los fumaderos de opio en Tailandia, la Birmania dominada por los ingleses, sus experiencias sexuales con todo tipo de mujeres en todo tipo de situaciones, las conversaciones entre el poeta y Ernesto Che Guevara, sus viajes a México o a la URSS, su consulado en España durante la Segunda República Española y su ardua labor tras el estallido de la Guerra Civil española para salvar de la cárcel y de la muerte a represaliados políticos españoles embarcándolos en el Winnipeg rumbo al exilio en Chile... Estos y otros sucesos se recrean con nitidez en la mente del lector gracias a la maestría del Premio Nobel de Literatura, que crea una atmósfera poética y sentimental que consigue despertar el interés del lector.La obra, que Neruda escribió a lo largo de varios años, termina estrepitosamente con la muerte del vate el 23 de septiembre de 1973, apenas doce días después del violento golpe de estado que acabó con la vida y con el gobierno legítimo de Salvador Allende. A este respecto, conmueve observar la lucidez de Neruda, que pocos días antes de morir termina sus memorias condenando el sangriento golpe militar y recordando con dolor la figura de su amigo Salvador Allende.Este libro es, en definitiva, el valioso testimonio de un hombre que vivió el siglo XX con intensidad, que se codeó con los personajes más influyentes de su época y que fue testigo privilegiado de la historia, historia que supo relatar con criterio y clarividencia. Antonio Lucas reseña que Confieso que he vivido es el inventario propio y esencial erigido por encima de la anécdota, elevando hasta la esencia el apunte urgente donde late una mirada para el siglo, instigadora y misteriosa, una existencia prevista al calor de la escritura. Estas páginas encierran 70 años de una vida que ha cruzado con asombrosa aventura casi todo el siglo, es su crónica lírica, política y cosmopolita. Quizá no encontremos en estas memorias todas las claves de la poética nerudiana, porque ésta se levanta «frente a una noche nueva» cada vez. En alguna ocasión ha escrito Octavio Paz que la biografía de un poeta son sus poemas. Pero cuando uno fondea en la obra de Neruda aquélla se queda corta, estrecha, lacia. Hay algo que palpita más allá de su poesía, más cerca de nosotros, si cabe. Estas memorias o recuerdos son intermitentes y a ratos olvidadizos porque así precisamente es la vida. La intermitencia del sueño nos permite sostener los días de trabajo. Muchos de mis recuerdos se han desdibujado al evocarlos, han devenido en polvo como un cristal irremediablemente herido". Las memorias del memorialista no son las memorias del poeta. Aquél vivió tal vez menos, pero fotografió mucho más y nos recrea con la pulcritud de los detalles. Éste nos entrega una galería de fantasmas sacudidos por el fuego y la sombra de su época. "Tal vez no viví en mí mismo; tal vez viví la vida de los otros". De cuanto he dejado escrito en estas páginas se desprenderán siempre -como en las arboledas de otoño y como en el tiempo de las viñas- las hojas amarillas que van a morir y las uvas que revivirán en el vino sagrado. "Mi vida hecha de todas las vidas: las vidas del poeta". Publicadas en 1974, estas memorias del poeta chileno Pablo Neruda se dividen en doce cuadernos, cada uno de los cuales se refiere a importantes momentos de la vida del poeta. Toman la forma de un diario que, partiendo de las peregrinaciones de Neruda por todos los rincones de la tierra, describe su evolución poética y política. La obra trasciende las fronteras del memorialismo tradicional para constituir un gran fresco de la época contemporánea. Aparecen, en el libro, los temas más queridos por el poeta: su país, su pueblo, la lucha por el socialismo, su vocación de intelectual acorde con la clase por la que lucha. Tienen enorme interés los numerosísimos retratos de poetas, literatos y artistas que Neruda conoció personalmente, de los cuales nos transmite imágenes a menudo inéditas; hombres como García Lorca y Hernández, Rafael Alberti y Siqueiros, Aragon y Eluard, Ehrenburg y Quasimodo, Fidel Castro y Che Guevara, para llegar al gallardo y trágico retrato del presidente Allende. Pero el auténtico protagonista de este libro es Chile, la patria del poeta, el lugar de la infancia fabulosa en contacto con la naturaleza salvaje y helada del sur, de la difícil juventud en Santiago y Valparaíso, y de las desventuras de una peligrosa militancia política; el lugar de los primeros y difíciles éxitos literarios en un ambiente cultural todavía sometido al de las grandes capitales europeas.Chile sigue siendo el centro de sus pensamientos cuando Neruda, empujado por la necesidad, es enviado en misión diplomática a países lejanos, desde Birmania a Ceilán, de Buenos Aires a Barcelona poco antes de la guerra civil española. España supuso una etapa fundamental en la vida del poeta, y el amor por aquella cultura que él sentía tan cercana a la suya, por aquel pueblo en lucha, por sus poetas, le inspiraría obras más maduras y comprometidas, inclinadas decididamente hacia la militancia política comunista. Pero Chile sigue siendo la base de sus regresos y de sus partidas, de sus ascensos y de sus caídas. Pasan las imágenes de México y Perú, de aquella América única y total que sería objeto del Canto general, al tiempo que profundiza en su contenido político. Llegan las elecciones a senador, con los votos de los obreros y los campesinos; llegan las persecuciones, la clandestinidad y el exilio. Pero mientras tanto, la fama de Neruda ha superado las fronteras de su país y comienzan a llegarle reconocimientos internacionales, desde el premio Lenin de la paz hasta el premio Nobel de literatura. Regresa definitivamente a su patria y se aísla voluntariamente en su casa de Isla Negra, antes de disponerse de nuevo a la batalla política. Candidato a la presidencia por su partido en 1970, se une a la alegría popular por la victoria de Salvador Allende y participa en la entusiasta experiencia de la Unidad Popular. Las últimas líneas del diario, escritas bajo la pesadilla de los trágicos acontecimientos de septiembre de 1973 (el golpe de Estado militar, el asesinato de Salvador Allende, el final de la libertad) están fechadas el 13 de septiembre de 1973, diez días antes de su muerte. En Confieso que he vivido, nos dice Miguel de Loyola, el poeta nos entrega una visión pormenorizada de su vida y de su obra, mirada con la sencillez que lo caracterizó en vida como persona. No hay atisbos de vanagloria en estas páginas magníficas, cargadas de metáforas y de imágenes poéticas difíciles de hallar en otro. Por el contrario, la humildad con que nos ofrenda sus pasos por el mundo, merece alabanza. En ningún momento nos dirá lo importante que ha sido su poesía, a pesar de que sabemos que nos está contando la historia de su vida desde una perspectiva en que -dada la magnitud de sus obras publicadas y de los premios y reconocimientos recibidos a la fecha- bien podría haberlo hecho. Las memorias se abren a los ojos del lector lo mismo que una novela, creando la expectación propia del género por saber qué va a pasar más adelante con el personaje principal. El narrador, que sabemos que es el propio poeta en persona, y que no dejará de ser un sólo instante nuestro conocido poeta venido del sur del mundo, cargado de nostalgias de lluvia, madera y trenes a carbón que irrumpen con sus silbatos en las más recónditas estaciones australes de Chile, nos llevará de la mano a conocer algunos pormenores de sus largos viajes al Oriente, Europa y Asia. También nos hablará de los momentos previos a la gestación de algunas de sus obras. Crepusculario, Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Residencia en la Tierra, Alturas de Machu Pichu, Canto General, Los versos del Capitán, Cien sonetos de Amor, Las Odas elementales. De la génesis de algunos poemas puntuales, como “Alberto Rojas Jiménez viene volando”, “El tango del viudo”, etc. La aventura de la ‘novela’ es total. Es un adentrarse poco a poco en la vida de un hombre. Del Neruda pobre, capaz de reírse de sí mismo y de su pobreza cuando vagaba con sus amigos por las calles del centro de Santiago emboscado en la capa de ferroviario de su padre, hasta el Neruda Premio Nóbel, recluido en su refugio de Isla Negra, redactando las últimas letras en torno al presidente Allende, pocas horas antes, según explica, asesinado por los enemigos del pueblo. Recorrer las memorias de Neruda resulta un placer para los amantes de la buena prosa, y también para quienes buscan en la historia otra perspectiva... " Esta recensión es extracto y compendio de otra reseñas que se relacionan:

No hay comentarios:

Publicar un comentario