domingo, 31 de mayo de 2009

Isaac Bashevis Singer: Un amigo de Kafka

UN AMIGO DE KAFKA (cuento)
"ANTES de que yo leyera a Franz Kafka, ya había oído hablar de él hacía años a su amigo Jacques Kohn, un antiguo actor de teatro yiddish. Digo "antiguo" porque cuando yo le conocí ya no actuaba. Era a principio de los años 30, y el teatro yiddish de Varsovia había empezado a perder espectadores. El mismo Jacques Kohn era un hombre enfermo y destrozado. Aunque se vestía aún como un dandi, sus ropas eran viejas. Llevaba un monóculo en el ojo izquierdo, un cuello alto pasado de moda ( de los que se conocían como "asesino de padres"), zapatos de charol y un sombrero hongo. Los cínicos del club de escritores yiddish de Varsovia que los dos frecuentábamos le habían puesto de mote "el lord".Aunque cada vez estaba más jorobado, se esforzaba con terquedad en mantener los hombros erguidos. Lo que quedaba de su otrora pelo rubio, lo peinaba formando un puente sobre su cráneo desnudo. Siguiendo la tradición del teatro de los viejos tiempos, recurría de vez en cuando a un yiddish germanizado, sobre todo cuando hablaba de su relación con Kafka."
“…Isaac Bashevis Singer, Premio Nobel 1978, es un escritor de una marcada singularidad literaria. Es uno de los máximos exponentes del resurgimiento cultural judío en torno a la lengua yiddish y es además el gran difusor de esa cultura en todo el mundo. La cultura judía, después de una vastísima tradición dedicada en exclusividad a desarrollar el contenido de la fe de sus libros sagrados, coloca por vez primera en el siglo XX piezas literarias, elementos profanos, novelas, narraciones. El idioma será lo de menos a la hora de iniciar esta nueva andadura donde la fe se hace carne en personajes de ficción: tanto valen el hebreo, el yiddish o los idiomas de los países que acogieron a las comunidades judías. La lengua no será un impedimento para la imaginación. Pero, francamente pocos son los que se atreven con el yiddish, esa lengua mestiza nacida en el siglo X que era una amalgama de hebreo y lenguas eslavas. Hijo de rabino, estudiante en un seminario rabínico en su Polonia natal, se exilió a Estados Unidos en 1935, cuando ya contaba treinta años. Escritor y periodista en lengua yiddish, ha publicado sus relatos, novelas y trabajos periodísticos en periódicos y revistas que aparecen en Norteamérica en este idioma, y ha sido su traducción al inglés lo que le ha proporcionado lenta, pero inexorablemente, una discreta y casi secreta fama universal, que le ha llevado hasta el Premio Nobel. Su inspiración, sus personajes y sus historias parten de su propio mundo el universo de los judíos centrocuropeos, de los ashkenazi, sometidos a los más violentos huracanes de la historia contemporánea. Sus libros reflejan esta larga trayectoria de un mundo que se deshace, presa de la diáspora, desde mediados del siglo pasado, con la ocupación rusa de Polonia, hasta la invasión del país por las tropas de Hitler en la segunda guerra mundial. La descomposición, la destrucción implacable de las comunidades judías, de los ghettos, es descrita por Singer no como el producto de un agente exterior, de una maldición histórica, sino desde el interior de sus mismos personajes, familias y colectividades, en medio del conflicto, además entre tradición y modernismo. La inspiración religiosa, sin embargo, viene en Singer teñida de realidad, de sensualidad: su misticismo es también pesimista, desencantado: gusta de describir personajes humildes, sumidos en grandes y pequeñas tragedias, pero su talante no es jamás cruel: una escéptica ternura, una emocion teñida de nihilismo atraviesa todos sus libros. Se le ha comparado con Flaubert o Gódol, también hace pensar en los escritores norteamericanos judíos, como Bernard Malamud o el propio Saul Bellow..."
Es extracto y compendio de otras reseñas:

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