domingo, 31 de mayo de 2009

Isaac Bashevis Singer: Un amigo de Kafka

UN AMIGO DE KAFKA (cuento)
"ANTES de que yo leyera a Franz Kafka, ya había oído hablar de él hacía años a su amigo Jacques Kohn, un antiguo actor de teatro yiddish. Digo "antiguo" porque cuando yo le conocí ya no actuaba. Era a principio de los años 30, y el teatro yiddish de Varsovia había empezado a perder espectadores. El mismo Jacques Kohn era un hombre enfermo y destrozado. Aunque se vestía aún como un dandi, sus ropas eran viejas. Llevaba un monóculo en el ojo izquierdo, un cuello alto pasado de moda ( de los que se conocían como "asesino de padres"), zapatos de charol y un sombrero hongo. Los cínicos del club de escritores yiddish de Varsovia que los dos frecuentábamos le habían puesto de mote "el lord".Aunque cada vez estaba más jorobado, se esforzaba con terquedad en mantener los hombros erguidos. Lo que quedaba de su otrora pelo rubio, lo peinaba formando un puente sobre su cráneo desnudo. Siguiendo la tradición del teatro de los viejos tiempos, recurría de vez en cuando a un yiddish germanizado, sobre todo cuando hablaba de su relación con Kafka."
“…Isaac Bashevis Singer, Premio Nobel 1978, es un escritor de una marcada singularidad literaria. Es uno de los máximos exponentes del resurgimiento cultural judío en torno a la lengua yiddish y es además el gran difusor de esa cultura en todo el mundo. La cultura judía, después de una vastísima tradición dedicada en exclusividad a desarrollar el contenido de la fe de sus libros sagrados, coloca por vez primera en el siglo XX piezas literarias, elementos profanos, novelas, narraciones. El idioma será lo de menos a la hora de iniciar esta nueva andadura donde la fe se hace carne en personajes de ficción: tanto valen el hebreo, el yiddish o los idiomas de los países que acogieron a las comunidades judías. La lengua no será un impedimento para la imaginación. Pero, francamente pocos son los que se atreven con el yiddish, esa lengua mestiza nacida en el siglo X que era una amalgama de hebreo y lenguas eslavas. Hijo de rabino, estudiante en un seminario rabínico en su Polonia natal, se exilió a Estados Unidos en 1935, cuando ya contaba treinta años. Escritor y periodista en lengua yiddish, ha publicado sus relatos, novelas y trabajos periodísticos en periódicos y revistas que aparecen en Norteamérica en este idioma, y ha sido su traducción al inglés lo que le ha proporcionado lenta, pero inexorablemente, una discreta y casi secreta fama universal, que le ha llevado hasta el Premio Nobel. Su inspiración, sus personajes y sus historias parten de su propio mundo el universo de los judíos centrocuropeos, de los ashkenazi, sometidos a los más violentos huracanes de la historia contemporánea. Sus libros reflejan esta larga trayectoria de un mundo que se deshace, presa de la diáspora, desde mediados del siglo pasado, con la ocupación rusa de Polonia, hasta la invasión del país por las tropas de Hitler en la segunda guerra mundial. La descomposición, la destrucción implacable de las comunidades judías, de los ghettos, es descrita por Singer no como el producto de un agente exterior, de una maldición histórica, sino desde el interior de sus mismos personajes, familias y colectividades, en medio del conflicto, además entre tradición y modernismo. La inspiración religiosa, sin embargo, viene en Singer teñida de realidad, de sensualidad: su misticismo es también pesimista, desencantado: gusta de describir personajes humildes, sumidos en grandes y pequeñas tragedias, pero su talante no es jamás cruel: una escéptica ternura, una emocion teñida de nihilismo atraviesa todos sus libros. Se le ha comparado con Flaubert o Gódol, también hace pensar en los escritores norteamericanos judíos, como Bernard Malamud o el propio Saul Bellow..."
Es extracto y compendio de otras reseñas:

sábado, 30 de mayo de 2009

Walt Whitman: Hojas de Hierba

"...Walt Whitman (1819-1892), es considerado uno de los mayores poetas estadounidense. Su obra lírica, concentrada en las sucesivas ediciones de Hojas de hierba, ejerce su magisterio sobre gran parte de la poesía moderna, incluidos Ernst Staedler, Ezra Pound, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Federico García Lorca o Allen Ginsberg. Su estilo lírico o épico (poético narrativo'), de versos amplios y frecuentes paralelismos, recuerda al de los salmos bíblicos, pero sus temas son mucho más originales. Walt Whitman canta con optimismo a la libertad, la sexualidad, una espiritualidad libre de dogmas y preceptos, la comunión con todos los seres, la democracia, la vida agreste y el trabajo duro, el progreso y a su patria, como lugar donde todo lo anterior se vuelve posible. Sus proclamas nacionalistas permiten enmarcar su trabajo dentro del grupo de escritores de literatura de identidad nacional.
En 1855 publicó la primera edición de Hojas de hierba, que continuaría modificando a lo largo de su vida hasta sumar un total de nueve ediciones; la novena, denominada "the deathbed edition" (del lecho de muerte), de 1892, es considerada la definitiva pues es la autorizada y contiene todos los poemas. José Martí la presentó al mundo hispano en 1887 y, ya en el S.XX lo han hecho, León Felipe y Borges, entre otros. Hojas de hierba nació como una modesta compilación poética integrada por una docena de piezas escritas con un estilo simple que excluía los ornamentos de la rima y la periodicidad métrica. Gracias a esta fuerza expresiva proveniente del verso libre y la enumeración caótica de objetos dispares, Walt Whitman se convertiría en uno de los poetas más influyentes del mundo moderno. No existe en la poesía contemporánea de América, reseña Antonio Lucas, un proyecto lírico que pueda equipararse en intuición e idealismo a Hojas de hierba. Es la culminación de la gran epopeya americana, la que inaugura el tiempo nuevo de la poesía moderna. Y es que en Walt Whitman converge la experimentación con la mesura del Nuevo Testamento, el árido perfume del Oeste con la sensualidad que arremete contra la vieja concepción moral del alma. Llega con Whitman la festividad de la carne, el camino del cuerpo Canto a mí mismo, dice, pero desdoblándose en los otros. Ahí radica la intensidad de su escritura, en su honda filantropía. Enfrentarse a Hojas de hierba, someterse a su verso torrencial, orgánico, humanísimo, es abrazar el ansia de construcción de un Mundo Nuevo, sin dogmas ni sistemas, donde el poeta asume la voz del pueblo. Antonio Colinas nos dice que hay en la suma poética que es Hojas de hierba -acaso un único poema de fragmentos múltiples- una serie de constantes que la caracterizan: la presencia nutricia y total de la naturaleza de su país; sus preocupaciones sociales -con particular referencia a su obsesiva idea de una utópica, ideal “democracia”-; el amor universal y la sensualidad, definida por las mentes cerradas de su tiempo como “escandalosa” en algunos pasajes, así como un vitalismo claro, entusiasta. Whitman tiene una idea muy concreta del mundo y de su país, y testimonia sobre ellos en sus inconfundibles versículos de amplísimo respiro.No es raro que otro escritor norteamericano, Emerson -revelador también del vitalismo y los dones que sólo la naturaleza concede-, se sintiera entusiasmado al leer la primera edición de Hojas de hierba y declarase que era “la creación más extraordinaria de ingenio y de sabiduría que los Estados Unidos han producido hasta ahora...”.

viernes, 29 de mayo de 2009

Graham Greene: El Poder y la Gloria

"... El Poder y la Gloria es la obra maestra de Graham Greene. Green quería escribir sobre las persecuciones anticlericales, que en México tuvieron lugar bajo el mandato del presidente Calles (1924-1928) y su gobernador de Tabasco, Garrido Canabal. Para ello, fue a México y estuvo inmerso en el polvoriento, tortuoso y tropical país que después sería el escenario de su novela. Estamos en México despues de la Revolución. La Iglesia está aumentando de nuevo su poder y sus ingresos. El presidente Calles intenta evitarlo con estas persecuciones contra el clero. Posteriormente esto se volvería contra el propio presidente pues surgiría el Movimiento Cristero que intentaría de nuevo devolver a la Iglesia el poder del que había gozado antes de este intento de Calles. La principal idea de la novela está escondida detrás de su título: El Poder y La Gloria. El Poder es, de hecho, el poder del estado, representado por el gobernador y el jefe de policía. Están luchando contra la corrupción y la fuerza de la Iglesia. Sin embargo, su corrupción es incluso peor que la de ésta. Solo el teniente está completamente convencido de su lucha, aunque sus métodos no son los apropiados. Por otro lado, la Gloria de la Iglesia. Incluso con el representante que la Iglesia tienen en este estado del sur de México, el cura del whisky, el triunfo de la Iglesia está sobre todo. El cura del whisky no ofrece el mejor ejemplo, pero no importa lo que haga a lo largo de la novela, al final es considerado un mártir y un héroe y su ejemplo será tenido en cuenta en el futuro. Ese es el triunfo de la Gloria sobre el Poder. A pesar de que su obra, junto con los demás integrantes de la primera generación posmoderna de la literatura inglesa (Evelyn Waugh, Henry Greene, Anthony Powell, Christopher Isherwood y George Orwell), creció bajo la sombra de Joyce y Virginia Woolf, Graham Greene se erigió como una de las principales plumas de las letras inglesas de mediados del siglo XX. Construyó su narrativa, como queda demostrado con El poder y la gloria, en torno al antihéroe, a personajes subyugados por sus propias angustias o, simplemente, auténticos asesinos. Hombres presentados llenos de insuficiencias humanas y de traición a su misión. Sin embargo, para todos ellos, Greene desarrolla una trama para que puedan ser redimidos mediante el sufrimiento. Sólo la muerte puede traer la paz. Pero su universo es aun más espinoso, porque la caridad que podría salvarlos es, en sus novelas, extrañamente retorcida. La obra de Greene revela, como pocas, el drama humano que se desenvuelve en el hombre moderno que abraza la fe católica como guía espiritual para transitar el mundo. Revela la intensidad del sometimiento del hombre de fe a los desmanes del mundo moderno, del mundo del siglo XX construido sobre la idea de que Dios había muerto. La ambigüedad moral es el común denominador ético en las obras capitales de Greene, las que han sido llamadas sus novelas teológicas: El poder y la gloria (1940), El revés de la trama (1948) y El fin de la aventura (1951). En efecto, éstas pueden leerse como una multifacética exposición de los reversos de maldad, error y debilidad ética que yacen tras la corrección política y sentimental y religiosa. Al pensar en el Greene creyente es casi inevitable —tiene un aire de época— pensar en Camus, el gran ateo. De algún modo ambos son desarrollos distintos de la misma premisa: aunque el mundo sea un desierto cruel —y sin Dios, para Camus—, es necesario vivir como si existiera una oportunidad de justificar la vida. En Greene, esa oportunidad es la compasión. Se trataría entonces de una especie de existencialista católico. El poder y la gloria termina con el fusilamiento del cura —escena magistral a la que asistimos desde el balcón del jefe de policía mientras un dentista lo interviene—. Pero a continuación, en una especie de coda que se nos hará familiar en el estilo de Greene, un muchacho descreído recupera la fe ante la aparición milagrosa —o por lo menos sorpresiva— de otro cura clandestino que le golpea la puerta. El muchacho se precipita a besarle la mano y dejarlo entrar a su casa, y entendemos que este cura viene a reemplazar al fusilado y que el calvario se reinicia —eternamente—. En El poder y la gloria esa ambigüedad encarna en la figura central del cura pecador. Este cura borracho, amancebado en un periodo y con una hija, cobarde y desesperado (es decir, a ratos descreído), no puede dejar, sin embargo, de comportarse como un sacerdote. La explicación aparente es su compasión hacia un mundo de dolor que lo necesita, pero ésta parece menos importante que la "pasión" a secas. Una fuerza ciega que lo empuja a su destino —como en las tragedias griegas, donde, a pesar de los avisos, el personaje no puede dejar de perderse—, lleva al cura a su martirio anunciado desde las primeras páginas..."
Es extracto y compendio de otras reseñas:

Máximo Gorki: La Madre (el realismo social)

"Cada mañana, entre el humo y el olor a aceite del barrio obrero, la sirena de la fábrica mugía y temblaba. Y de las casuchas grises salían apresuradamente, como cucarachas asustadas, gentes hoscas, con el cansancio todavía en los músculos. En el aire frío del amanecer, iban por las callejuelas sin pavimentar hacia la alta jaula de piedra que, serena e indiferente, los esperaba con sus innumerables ojos, cuadrados y viscosos. Se oía el chapoteo de los pasos en el fango. Las exclamaciones roncas de las voces dormidas se encontraban unas con otras: injurias soeces desgarraban el aire. Había también otros sonidos: el ruido sordo de las máquinas, el silbido del vapor. Sombrías y adustas, las altas chimeneas negras se perfilaban, dominando el barrio como gruesas columnas. " Extracto.
"...Máximo Gorki (seudónimo de Alexéi Maximóvich Peshkov; Nijni-Novgorod, 1868 - Moscú, 1936) novelista y dramaturgo ruso, maestro del realismo y considerado una de las personalidades más relevantes de la cultura y de la literatura de su país. En 1907 publica su novela "La Madre" en la revista Znanie (Saber), dividida en dos partes, tomando como fondo para la ficcion acontecimientos reales, como la manifestacion obrera el Primero de Mayo de 1902 en Sormovo, para a partir de ese dato trazar una narracion que nos sumerge en la Rusia zarista prerrevolucionaria y a las actividades clandestinas de los revolucionarios. La Madre es una novela de corte netamente social. Narra la historia de un campesina rusa, Pelagia (conocida como la madre), personaje con el cual Gorki pretende simbolizar el despertar del pueblo ruso a la realidad socialista, atacando al tiempo las instituciones del zarismo (Gobierno, Iglesia, Judicatura, Policía, Ejército). La novela arranca con el fallecimiento del marido de Pelagia, un hombre cruel capaz de matirizarla física y anímicamente durante los años que duró su matrimonio. Fruto del mismo, Pelagia tiene un hijo (Pavel), cuyo carácter se va tornando cada vez más reservado. La madre no obtendrá explicación de este cambio de comportamiento hasta que un día Pavel decide celebrar una reunión con algunos de sus compañeros en su propio hogar. En esa reunión, la madré tomará conocimiento de las inclinaciones políticas de su hijo (líder socialista en la fábrica en la que trabaja), y conocerá a las personas que componen su círculo más íntimo. En el transcurso de la historia, el lector puede apreciar el cambio de actitud de la madre hacia la actividad política. En un primer momento, su reacción es de rechazo, un rechazo que tiene su origen en el miedo que ha venido arrastrando a lo largo de su vida. Sin embargo, poco a poco se va involucrando en las reuniones de su hijo con sus compañeros de partido, a los cuales acaba tratando y considerando como si fueran sus propios hijos (quien sigue la historia acaba comprendiendo que Pelagia no es sólo la madre de Pavel, sino también de todos sus compañeros, de toda la causa que defienden): su relación con personajes como Andrés, Natacha o Rybin es cada vez más estrecha. Como consecuencia de sus actividades políticas, Pavel es detenido por la policía zarista. A partir de ese momento, Pelagia deja de comportarse como una mera espectadora,y comienza a colaborar activamente en las actividades del partido: llevando pasquines a la fábrica de su hijo, transportando periódicos ilegales a las zonas rurales o transmitiendo a campesinos y trabajadores la ideología socialista aprendida de su hijo, a la que ella da un tinte religioso (desde su punto de vista, religión y socialismo defienden el reinado de las clases humildes). Finalmente, Pavel y sus colaboradores son declarados culpables y enviados a Siberia (en un juicio decidido de antemano). Al poco tiempo, y cuando la madre se dispone a transportar de nuevo documentación política ilegal, comprende que ha sido seguida por un espía zarista, siendo detenida y duramente golpeada (al defender frente a aquellos que la rodean sus recién adquiridas posiciones políticas en el momento de su detención); Gorki cierra en falso la novela al no aclarar al lector el destino final de la madre..." Es extracto y compendio de otras reseñas: http://www.ciudadseva.com/textos/novela/madre.htm http://es.wikipedia.org/wiki/Máximo_Gorki http://www.antorcha.org/liter/gorki.htm http://aquileana.wordpress.com/2008/03/24/maksim-gorki-la-madre/ http://www.ciao.es/La_madre_mis_confesiones_Maximo_Gorki__Opinion_906233 http://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/gorki.htm

jueves, 28 de mayo de 2009

Novalis: Himnos a la noche (el idealismo mágico)

"...¿Ha de volver siempre la mañana? ¿No tendrá nunca fin el poder de la tierra? Siniestra agitación devora el vuelo celestial de la noche que se acerca. ¿No va a arder para siempre la ofrenda secreta del amor? Los días de la luz están contados; pero fuera del tiempo y del espacio está el imperio de la noche. El sueño dura eternamente. Sagrado sueño — no escatimes la felicidad a los que en esta jornada terrena se consagran a la noche. Sólo los insensatos te ignoran y no conocen otro sueño que el de la sombra que tú, compasiva, arrojas sobre nosotros en el crepúsculo de la noche verdadera..." Extracto "... Novalis es el seudónimo o nombre poético de Friedrich von Hardenberg (1772-1801), uno de los grandes representantes del romanticismo alemán. Es famoso por sus poesías líricas y por su prosa, caracterizadas por un profundo misticismo religioso. Autor de una reducida obra poética, realizada en sus últimos años de vida y en recuerdo de su amada, pero de una belleza tan sublime que influyó en muchos otros escritores. Himnos a la noche (1800) expresa su desolación ante la muerte de Sophie pero al mismo tiempo su creencia en la muerte como un renacimiento místico en la presencia de Dios. Sus Canciones espirituales (1799) influyeron profundamente en otros escritores. En la novela inacabada Enrique de Ofterdingen (publicada póstumamente en 1802) creó el símbolo de la flor azul (Die blaue Blume), que representaba el secreto del arte y el deseo del héroe de hacer del mundo, un lugar de belleza a través del poder de la imaginación creativa. Novalis escribió también ensayos en los que expresaba su nostalgia por la supuesta unidad de la Europa cristiana. En 1794 conoció y se enamoró locamente de Sophie von Kühn, quien tendrá un papel decisivo en su vida y obra Sophie muere con 15 años después de una larga enfermedad, quedando el poeta sumergido en la soledad y la desesperanza. Unos meses después de la muerte de su amada, en mayo de 1797, comenzará a escribir los famosos Himnos a la Noche (Hymnen an die Nacht), colección de poemas en prosa y verso, en la que el poeta exalta la noche, identificada con la muerte, como el paso hacia la «vida verdadera», un renacimiento místico en la persona de Dios, donde sería posible el reencuentro con su amada y con el conjunto del universo. En su breve obra, sintetiza y poetiza los grandes sistemas filosóficos del romanticismo alemán, de su maestro Fichte y de Scheiermacher. Su propósito era «romantizar» el mundo, «transformar lo cotidiano en sublime, lo finito en infinito» y hacer de las artes –derribando arbitrarias barreras– el Arte universal, intensificando las interrelaciones entre las ciencias naturales, la poesía, y la filosofía, sobre una base religiosa. Como buen romántico, murió presa de la tuberculosis antes de alcanzar los treinta años. Es el más espiritual de los poetas románticos alemanes. Su poesía es tan profunda como clara y llena de vida. Él mismo llamó a su concepción poética «idealismo mágico». En él se fundan la poesía, la filosofía y las ciencias naturales para formar una ciencia peculiar, interpretación mística del universo.El llamado "Idealismo mágico" novaliano se basa en la analogía que existe entre el alma individual y el cuerpo humano, por una parte, y la que se da entre el alma del Universo y éste. Del mismo modo que el alma del hombre gobierna su cuerpo, el alma del Universo gobierna a éste. Llevamos el Universo dentro de nosotros, y "el mundo tiene una capacidad originaria para ser animado por mí", de modo que el proyecto que tenemos del mundo coincide con el que tenemos de nosotros mismos. La misión del poeta es imponer la idea, el espíritu sobre la materia, convertir lo involuntario en voluntario, espiritualizar el cosmos, moralizar la Naturaleza..." Es extracto y compendio de otras reseñas: http://www.canalsocial.net/GER/ficha_GER.asp?id=2534&cat=biografiasueltahttp://www.ucm.es/info/especulo/numero25/novalis.html http://www.librerianovalis.com/biograf.htm http://www.lucernario.org/alcalis/antologia/antoanto/cuad1_12.htm http://es.wikipedia.org/wiki/Novalis http://www.epdlp.com/escritor.php?id=3304

miércoles, 27 de mayo de 2009

Victor Hugo: Los miserables

"... Los Miserables (título original: Les Misérables) es una novela publicada en 1862, escrita por el novelista francés Victor Hugo (1802-1885) . Los «miserables» de Hugo son los maltratados por la justicia, los que sufren presidio, persecución, extorsión, o son mordidos a dentelladas por la pobreza. El personaje central, Jean Valjean, es un presidiario que encuentra asilo en casa del obispo Myriel, un ser misericordioso que trabaja «en la extracción de la piedad» como un minero en las vetas de oro y le convierte en una persona honrada. Valjean se ve obligado a cambiar varias veces de nombre, es apresado, se fuga y reaparece. Parece como si una fuerza providencial guiara sus encierros y resurrecciones para luchar contra esa cara del mal que conforman la miseria y la injusticia. Pero, ante todo, Los miserables se convierte en una magistral crónica de los avatares de Francia en la primera mitad del XIX, desde Waterloo hasta las barricadas de 1848. Víctor Hugo se demora en las descripciones, vuelca todo su talento en largas peroratas al servicio de la libertad y los derechos de los humildes. Como buen romántico, ve en Dios misericordia, en la ignorancia bondad, en el pecado posibilidad de redención. A pesar de la fascinación que ejercen las grandes batallas o la guillotina, el mayor espectáculo es «el del interior del alma». Por eso, Víctor Hugo se empeña en «escribir el poema de la conciencia humana» que sirva para entender los enmarañados datos de la historia convencional.
“Mientras existan sobre la tierra miseria e ignorancia, libros como éste no serán inútiles”, escribió el autor, como breve nota introductoria, en 1862. Pero, hay que advertirlo, Los Miserables no se limita a ser un mero texto de denuncia de la injusticia y las más sangrantes desigualdades. Es, en primer lugar, una espléndida y visionaria novela, una de las obras cumbres del prolífico siglo XIX. Sus héroes, como el evadido Jean Valjean que rescata a la pobre Cosette-Cenicienta de las garras de sus verdugos caseros, los avaros posaderos Thénardier, y es siempre perseguido por Jabert, el frío policía que encarna a la ley social, a la ley del mal y a la propiedad privada, es un hombre atormentado por la fatalidad que se interroga siempre a sí mismo, y a su estar en el mundo. En la óptica de un Hugo obsesionado, al final de su vida, por la no violencia y el rechazo de cualquier clase de tiranía (durante el reinado de Napoleón III se exilió a Inglaterra), los poseedores de la nada se alzan frente a los poderosos como los acusadores de un invisible tribunal de las afrentas. El interés de esta novela reside ante todo en su contenido ideológico. El libro hace algo mas que sentar a la sociedad en el banquillo, plantea la reinserción social del delincuente; era y es una cuestión candente; era y es la piedra de toque a la cual las distintas ideologías chocaban entre si : el severo control al que eran sometidos los ex presidiarios, se hacia en nombre de la seguridad ciudadana, amen de formar parte del castigo de quien una vez, había faltado a la ley. El libro hace algo mas convoca al arquetipo del rebelde, a Lucifer, el que lleva la luz, para que se integre en el mito del progreso mas acabado entre los que actualizó el siglo XIX el del fin de Satán. De este modo, se sugiere la idea de que el Mal, lejos de ser una fatalidad inherente a la creación, no es más que un momento necesario de la historia, una etapa hacia el progreso. Aquí como en la mayoría de los folletines, el Mal irrumpe en medio de la paz ( el idilio de la calle Plumet, por ejemplo, o la paz de Petit-Picpus); es ante todo, fuerza, movimiento, cambio brutal. A lo que contesta la profecía anunciada por Enjolras desde lo alto de la barricada : el futuro será el fin de la Historia, ya no habrá acontecimientos Llamar a Los Miserables novela social es hacer una lectura parcial. La palabra clave de Los miserables no es revolución ni pobreza, la palabra es bondad. Victor Hugo narra la conversión interior de un ladrón (ladrón por necesidad) a la versión más moral y pulcra de un ser humano; narra, pues, un crecimiento. Ésta, y no otra, es la melodía de fondo, pero lo que convierte a Los Miserables en una obra casi totalizadora del carácter del ser humano tiene mucho que ver con la forma en que la música a veces se rebela de su pieza principal y nos cuenta otras cosas: por ejemplo, la forma en que cuenta la historia del drama de Fantine y cómo es tragada por la pobreza y la impotencia, o la historia de un carácter (el obispo) al que Jean Valjean se acaba pareciendo. Hay mucho más. Está la historia de Cossette y Marius, y la historia de Cossette y la historia de Marius. Marius es la imagen del idealista y también la imagen del enamorado. En Marius confluyen todos los ideales, se mezclan, son aceptados y rechazados, forman el germen de un revolucionario. Y en Marius Victor Hugo refleja, mejor de lo que nadie que yo leyese hizo alguna vez, la esencia del primer amor: el amor de la inocencia, étereo, que no necesita de la piel, que se alimenta de todo lo que le rodea. Cossette es la niña que creció sin juguetes y la niña que creció sin amor durante tanto tiempo. Es la historia de una infancia solitaria y rasgada y también la historia de una esperanza, hecha de la voluntad o la promesa de un hombre (Jean Valjean). Cossette pasa sin término medio de una infancia solitaria a una adolescencia protegida, de alguna forma Victor Hugo consigue evocar con ello cierto tono especial de pureza. Es la gran protegida del escritor, es quizás el reflejo de muchas cosas en lo personal, pero sobre todo le sirve de eje para enlazar una serie de decisiones complejas: la difícil decisión del paternal Jean Valjean, debatiéndose entre protegerla de Marius por puro egoísmo o asumir la pérdida lenta de Cossette a manos del mundo, por la felicidad de ella. La estructura del libro es, cuanto menos, curiosa. Puede considerarse uno de los pilares de la técnica de las historias cruzadas. Cuando empieza la novela, ni siquiera sabemos de la existencia de Jean Valjean, empieza con la historia de las obras de caridad de un obispo, contadas de una forma casuística. Pero lo importante es la conexión en un determinado instante con Jean Valjean, que prosigue en solitario en la narración, dejándolo atrás. Este recurso es recurrente en Los Miserables, varias historias desarrolladas paralelamente que en algún momento acaban cruzándose, a veces de formas ciertamente inesperada, en una nebulosa entre casualidad y destino. La relación causal de los hechos parece ir surgiendo por accidentes, por roces entre personas que a veces son verdaderas confrontaciones. La novela pues, parece contar la historia de los personajes principales a partir de los personajes secundarios. Los miserables va in crescendo, pero tiene determinadas etapas de pausa que preparan una transición. En general, lo que hace Victor Hugo en estos casos es narrar hechos históricos relacionados con lo que acontecerá (de forma muy detallada), dotándole de un trasfondo que permite asimilar la razón de ser de ciertos actos o la personalidad de determinados personajes. Ejemplos de este recurso es por ejemplo la narración de la batalla de Waterloo para explicar la división de opiniones políticas posterior de Francia, o la narración sobre los conventos de clausura y las distintas órdenes, para explicar el ambiente interior del convento en que se refugian Jean Valjean y Cosette. Estos anticlímax marcan el inicio de una nueva serie de hechos y circunstancias que van creciendo en tensión hasta acabar en cumbres apoteósicas donde todos los pequeños detalles van incardinándose hasta tener un sentido final. Novela de luces y tinieblas, de caídas y revueltas –Hugo es tan inmenso cuando narra el dolor de una niña maltratada como cuando relata el fragor de las barricadas del París insurrecto-, Los Miserables posee la modernidad de las grandes obras de la literatura universal. Una modernidad que rescata el esplendor de sus páginas de la hoguera del tiempo, salvándolas de las cenizas del olvido.

Johan August Strindberg:La señorita Julia (una historia naturalista)

"... El último cuarto del siglo XIX es el momento de esplendor del teatro escandinavo, pues sus propuestas naturalistas y psicológicas se extienden por toda Europa. Junto al noruego Henrik Ibsen, el otro renovador venido del norte es el sueco August Strindberg, cuya pieza más conocida es La señorita Julia (1888). Johan August Strindberg (Estocolmo, 1849-1912) es considerado el padre de la literatura sueca moderna. La mayoría de sus obras tienen un marcado carácter autobiográfico. La ascendencia aristocrática del padre, la condición de criada de la madre, el fracaso de sus tres matrimonios y, sin duda, una inestabilidad mental de índole esquizofrénica se refleja una y otra vez en sus novelas y dramas.
La señorita Julia (1888) es quizá la mejor de sus obras y la más representativa del teatro sueco. Sus ediciones suelen estar precedidas por un prólogo, escrito por el autor, en el que expone de manera precisa el carácter de los tres personajes y una nueva concepción del teatro. Su producción literaria, íntimamente ligada a su biografía, recorre prácticamente todos los géneros y está recogida en 50 volúmenes a los que hay que sumar otros 22 de carácter epistolar. Sus intereses no se limitaron al campo de la literatura, ya que también se dedicó al periodismo, la escultura, pintura, fotografía, química, alquimia y ocultismo. Sus dramas son, sin duda, lo mejor de su producción literaria. Escritos de forma directa e incluso cruel, reflejan toda una serie de conflictos individuales, familiares y de clase que constituyen un duro golpe a la sociedad y que difícilmente dejan indiferente al espectador. Si bien La señorita Julia es la obra más destacada, también cabe señalar La danza de la muerte, La sonata de los espectros, El pelícano o La más fuerte.
Además del término “naturalista”, con el que Strindberg definió su drama, quizá sea la palabra “lucha” la que mejor pueda definirlo. Lucha de lo nuevo frente a lo viejo, del fuerte frente al débil, de la religión frente al ateísmo, de la monarquía frente a la república. Lucha de clases, de sexos y de ideas. No en vano se habla de “darwinismo” en el prólogo.Los hechos y personajes del drama están basados en la realidad. El escritor tomó como modelo para la creación de Julia a su primera mujer, la aristócrata y actriz finlandesa Siri Von Essen. Pero no solo, también se inspiró en la triste historia de la escritora sueca Victoria Benedictsson, y en una noticia aparecida en la prensa sueca que narraba la seducción de un criado por una mujer de la nobleza que terminó de camarera en un restaurante.Con todos estos ingredientes es lógico que la obra se haya puesto en escena eninnumerables ocasiones y países; y también es lógico que se hayan realizado numerosas películas, óperas e incluso ballets. La señorita Julia es quizá el mejor de los textos de Strindberg y la obra más representativa del teatro sueco. El drama se centra en tres personajes: la señorita Julia, hija de un conde; Juan, su criado; y Cristina, cocinera y supuesta novia de Juan. La acción tiene lugar en la cocina de la mansión y durante la noche de San Juan, fiesta pagana del solsticio de verano. En ausencia del padre, y mientras el pueblo está entregado a la diversión, la señorita Julia, excitada, invita a bailar a su criado. Sacando provecho de su privilegiada condición social, la señorita juega con él, provocándole e insinuándose. El juego termina volviéndose en contra de ella y acaba siendo seducida. La señorita Julia, mujer descendiente de la nobleza ha caído y su sentido del honor no debe permitirle vivir. El criado, se ha elevado seduciendo a una mujer de la aristocracia, una mujer muy por encima de una simple cocinera. El único impulso de Juan es el de ascender socialmente, los medios para conseguirlo no importan. Se establece de este modo una constante lucha entre lo nuevo y lo viejo, el fuerte y el débil, una clase baja emergente y con instinto de supervivencia, y una clase alta abocada a la decadencia. Pero no sólo eso, también hay un enfrentamiento de la religión frente al ateísmo, la monarquía frente a la república, la emancipación de la mujer frente a su dependencia, una lucha, en definitiva, de clases, de sexos y de ideas. La novedad del teatro naturalista que propone Strindberg se encuentra en el tratamiento de las réplicas y el lenguaje empleado, además de la perspectiva utilizada para mostrar un tema como el de las diferencias de clase. Esta tragedia naturalista ocupa un lugar importante en la historia del teatro universal pues supone la ruptura con el drama decimonónico y el primer paso para el teatro del siglo XX. A esta relevancia en el plano histórico se añade un interés intrínseco por su magnífica creación de una trama y unos personajes memorables, aunque en cierto modo puedan haber traicionado a su autor..."
Es extracto y compendio de otras reseñas que relaciona:

martes, 26 de mayo de 2009

Manuel Chaves Nogales: Juan Belmonte, matador de toros

"... A finales de 1935 Manuel Chaves Nogales (1857-1944) dio forma autobiográfica de forma deliciosa y perdurable a los recuerdos del genial trianero que había revolucionado veinte años antes el arte clásico de torear. Nacido en 1892, la infancia de Juan Belmonte, está marcada por el clima de los barrios populares de Sevilla, y su adolescencia, por la ambición de fama y el propósito de emular las hazañas de Frascuelo y Espartero. El secreto de su tauromaquia puede rastrearse en sus duros años de aprendizaje, en sus incursiones nocturnas y clandestinas por cercados y dehesas. A partir de 1913 ­fecha de su alternativa­ y hasta 1920 ­cuando Joselito muere de una cornada en Talavera­ su biografía queda inmersa en la más apasionante rivalidad de la historia del toreo. La biografía "Juan Belmonte, matador de toros" de Manuel Chaves Nogales, considerada un canon del género en español y una de las mejores biografías escritas en España a lo largo del siglo XX ha sido reeditada por Libros del Asteroide con un prólogo del escritor gaditano Felipe Benítez Reyes. Chaves Nogales, había conocido a Belmonte poco tiempo antes de la publicación del libro y aunque no era aficionado a los toros congeniaron enseguida. La calidad humana del personaje, su espíritu de superación y su talante conciliador, raro en la crispada sociedad española de la época, fueron algunas de las cualidades que atrajeron al autor y que le animaron a escribir una biografía del famoso torero. En la narración las voces de biógrafo y biografiado se mezclan, sin que se sepa donde empieza a hablar uno y dónde acaba el otro, y fruto de este genial planteamiento los recuerdos de Belmonte se suceden con asombrosa naturalidad: su infancia sevillana, los años de durísimo aprendizaje, el pintoresquismo de los círculos taurinos y literarios, la fama, su rivalidad con Joselito... Juan Belmonte, matador de toros es el testimonio agudo y fiel de una época, una obra maestra fruto del encuentro entre dos personas extraordinarias: Juan Belmonte, fundador del toreo moderno, y Chaves Nogales, uno de los periodistas españoles más importantes de la primera mitad del siglo XX. La biografía del torero, al que apodaron El Pasmo de Triana, "tiene la virtud de gustar a los taurinos y, sobre todo, a los no taurinos", según González Cotta. Porque Chaves no era aficionado a la fiesta, nunca presenció una corrida de toros.. El valor de esta obra, manual de Lengua española para los alumnos de Nueva York en 1937, viene a convertirse en un perfecto fresco de la sociedad de la época. La primera parte arranca en los primeros años de un niño, hijo de un quincallero, que nació en la calle Feria y que aprendió a torear en Tablada "desnudo, a la luz de la luna y en silencio" para no alertar a los vecinos. Se relatan aquí la muerte de la madre, el café, los amigos, la primera impresión por la muerte de un torero. La segunda parte de esta obra, de 1913 a 1920, transita por el camino de la formación del diestro, del éxito nacional e internacional, el matrimonio afortunado y, sobre todo, "el Belmonte íntimo e intelectual, el de sus amigos y las tertulias". Y los últimos capítulos recogen los años de plenitud del torero, la muerte de Joselito, el amigo en la vida y rival en los ruedos. Años todos ellos en los que el torero tuvo siempre el mismo compañero: el miedo. "El peligro es el eje de la vida sublime", repetía citando al poeta D' Annunzio. Frase que también hizo suya Chaves Nogales al defender siempre sus ideas. El periodista murió en el exilio. El torero se suicidó Traducida casi de inmediato al inglés, reeditada en Chile y México, durante años ha sido el libro de referencia sobre uno de los toreros más importantes de la historia. Hoy, además, debe leerse como una gran biografía, quizá la más importante que se haya escrito jamás en castellano, y entrar por la puerta grande a la historia de la literatura española. Como tal vez aprendiera en Vida de Manolo de su colega Josep Pla (publicada pocos años antes), a lo largo del relato Chaves, nos dice Jordi Amat, cede su voz al biografiado para transformarlo en un verdadero filósofo de la existencia. «Hay que ofrecer gallardamente al Destino el sitio donde pueda herirnos», dice con su tono siempre proclive al negativismo. Aunque a ratos es divertida por picaresca y no regatee cierta fascinación pintoresca (inolvidables noches de toreo clandestino y a pelo en los alrededores de Sevilla), Juan Belmonte, matador de toros no es una peripecia banal ni edulcorada. Es, sobre todo, una historia de profundo dramatismo humano. Belmonte, a través de la límpida pluma de Chaves, construye su biografía como «una sucesión constante de esfuerzos dramáticos para afirmar una personalidad penosamente forjada en lucha con el medio». Su vida fue, según confiesa, «angustiosa necesidad de afirmar mi personalidad». Por ello el adolescente vagabundeó por su ciudad con pandillas de descarriados anarquistas en los que descubría «dignidad y honradez», por lo mismo el torero de éxito se sentiría reconfortado junto a artistas y bohemios. Pero un cierto misticismo negro, a pesar de su cadena de triunfos en la plaza, estaría siempre al acecho. Como vacunado contra la felicidad, triunfo y fatalidad serían constantes de su vida, miedo y muerte compañeros inseparables. Algunos libros, nos dice Felipe Benítez Reyes, tienen la capacidad de transformarse en algo que no son, de convertirse en algo distinto a lo que pretendían ser. Juan Belmonte, matador de toros es uno de esos libros mutantes, uno de esos textos infrecuentes que se elevan prodigiosamente sobre sí mismos. Concebido como un “folletín-reportaje”, esta epopeya tragicómica se publicó semanalmente como tal folletín en la revista Estampa a partir del mes de junio de 1935 y, a finales de ese mismo año, apareció en formato de libro. Se anunció como “biografía novelada”, como “novela de la realidad” y como “novela vivida”. Y era todo eso, sin duda: la novela sobre Juan Belmonte que Juan Belmonte no podía escribir y que se encargó de idear –y de inventar como tal novela- su paisano Manuel Chaves Nogales..." Es extracto y compendio de otras reseñas que se relacionan: http://felipe-benitez-reyes.blogspot.com/2009/03/el-matador-y-el-reporter-felipe-benitez.html http://www.diariodesevilla.es/article/ocio/426539/la/sevilla/belmonte/y/chaves/nogales.html http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Chaves_Nogales http://www.soitu.es/soitu/2009/02/19/info/1235047140_241138.html http://www.elboomeran.com/obra/275/juan-belmonte-matador-de-toros/ http://libros.libertaddigital.com/manuel-chaves-nogales-1276230037.html http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=592131&idseccio_PK=1013

lunes, 25 de mayo de 2009

El monólogo interior: Algunas nociones básicas.

"... En dramaturgia, el monólogo, soliloquio, o escena unipersonal es el género dramático en el cual una persona reflexiona en voz alta haciendo ver sus pensamientos, ideas y emociones al público. Constituye la parte de una pieza dramática que sirve para caracterizar a los personajes y por tanto posee un gran valor psicológico en tanto que es una herramienta o forma de introspección. En ese sentido, son famosos los monólogos de las obras de Shakespeare, como el de Hamlet, que empieza con la famosa frase de "Ser o no ser". El monólogo puede encubrir un diálogo que efectúa un personaje consigo mismo o con un ser inanimado o desprovisto de razón: una mascota, un cuadro, etc. De esa forma el personaje proyecta sus emociones fuera de sí. El monólogo, en el teatro del Siglo de Oro español, solía encomendarse a los sonetos o a las décimas y así, en comedias donde existe un gran juego de caracteres, aparecen muchos sonetos (el ejemplo característico sería El perro del hortelano de Lope de Vega).
Si se tuviera que hacer una analogía con la música, probablemente el movimiento musical que más se asemejaría al monólogo interior sería el dodecafonismo, que intenta fragmentar el orden establecido "normal" e intuitivo -como también lo hace el monólogo interior, donde no existen frases gramaticalmente completas, sino un despliegue de todo tipo de asociación de ideas y formulaciones más o menos gratuitas-. El estilo de composición dodecafónico rompe con la armonía clásica tradicional, que consiste en una armonía centrada en la nota prefijada como centro tonal. El dodecafonismo, por el contrario, otorga libertad a cada nota de ser utilizada sin subordinación a otra. El resultado es una disonancia deliberada, una negativa a lo que "suena bien".
El monólogo interior es tan antiguo como la humanidad. En la práctica se trata de una conversación, más o menos audible o incluso silenciosa, que mantiene una persona consigo misma, fingiendo que es su interlocutor. Es muy corriente afirmar que los monólogos son la proyección externa del pensamiento humano. Practican el monólogo interior de forma particularmente intensiva: los poetas, los niños y ciertos enfermos mentales aquejados en mayor o menor grado de solipsismo o de autismo. Contrasta con esta práctica particularmente intensiva, la práctica moderada del monólogo interior que observamos en todo ser humano que reflexiona, sueña o que, simplemente, intenta decidir algo pensándoselo. Desde sus comienzos, tanto el teatro como la novela se han servido del monólogo interior como de un recurso literario, para hacer perceptible por los espectadores o lectores la vida interior de sus personajes, a partir de ellos mismos, sin acudir al recurso de la omnisciencia de un narrador exterior a la acción, singular o en coro. En general los dramaturgos como los novelistas reservan para estos monólogos interiores momentos y lugares que subrayan por su excepcionalidad su carácter de confesión Ángel Romera define el monógo interior como la técnica literaria que trata de reproducir los mecanismos del pensamiento en el texto, tales como la asociación de ideas. En su forma más extrema se denomina flujo o corriente de conciencia. Esta técnica está asociada con el modernismo anglosajón y la vanguardia. En los monólogos interiores, los escritores tratan de expresar sentimientos ocultos o deseos reprimidos que no pueden expresar con palabras o acciones.Los pensamientos de los personajes son revelados de manera que parecen no estar controlados por el autor. El propósito del monólogo interior es el de revelar lo más íntimo del personaje. Esta técnica narrativa es capaz de enmarcar las experiencias emocionales mientras están ocurriendo, a nivel consciente e inconsciente. En ella, el autor opta por no distinguir entre niveles de conciencia; maneja complejos patrones de memoria, imágenes y fantasías para representar sensaciones y emociones "en bruto". Se trata, pues, de la representación del "discurso" interior de un personaje. El monólogo se distingue del soliloquio en cuanto que ocurre antes de cualquier verbalización, a un nivel pre-discursivo; intenta representar la naturaleza fragmentaria del pensamiento antes de ser organizado, con intenciones comunicativas, por quien lo piensa. Este nivel pre-discursivo da a la narrativa un sentido mucho mayor de realismo psicológico, de intimidad con el personaje. El lector se siente testigo presencial, no mero receptor, de sus pensamientos. Pues el monólogo interior es un flujo de la conciencia que se encarga de presentar al lector el curso de la misma precisamente como está ocurriendo en la mente del personaje. Mediante esta técnica, el personaje parece estar (valga la redundancia) pensando sus pensamientos, más que explicándolos a alguien. Así pues, los términos flujo de la conciencia y monólogo interior se usan, muchas veces, indistintamente, sobre todo en la tradición anglosajona. Algunos autores, no obstante, distinguen el flujo de la conciencia es decir, el fenómeno psíquico propiamente dicho-, del monólogo interior -la formulación verbal de este fenómeno.Una de las obras más famosas en las que se utiliza esta técnica es Ulises de James Joyce. En Mrs. Dalloway Virginia Woolf utiliza el monólogo interior con muchos de sus personajes, lo que permite seguir la narración desde la conciencia de diferentes personajes.Se caracteriza principalmente por la fusión del mundo real y el mundo interior, imaginado por alguno de los protagonistas. Con frecuencia, en este tipo de literatura, resulta complicado de descifrar lo que ocurre. Normalmente, los escritores utilizan largas oraciones que se mueven de un pensamiento hacia otro. En algunas ocasiones, evitan utilizar signos de puntuación para no romper el flujo de ideas, ya que en algunos casos, los escritores tienen un remolino de ideas que dura tan solo unos instantes. También es característica una sintaxis menos desarrollada, omisión de verbos u otros elementos conectores y cambios radicales del foco del pensamiento, interrupciones repentinas o repeticiones dubitativas. Asimismo, es frecuente el uso del estilo libre indirecto (Es decir, la inclusión de pensamientos del personaje en el relato del narrador).
El término monólogo interior fue usado por primera vez por el filósofo y psicólogo estadounidense William James en su libro Principios de la psicología (1890), y poco después el término se utilizó literariamente. Quizás, quien le da el máximo desarrollo al concepto de monólogo interior sea el escritor irlandés James Joyce . Éste dice haberlo descubierto en el libro Les Lauriers sont coupés del novelista francés Édouard Dujardin, quien, hablando a su vez de Joyce, define el monólogo interior como "el discurso sin auditor y no pronunciado, mediante el cual un personaje expresa sus pensamientos más íntimos, más cercanos al inconsciente, anteriores a cualquier organización lógica, es decir, en embrión, y para ello se vale de frases directas reducidas sintácticamente a lo indispensable, para dar así la impresión de 'lo magmático'". Joyce explora en Ulysses monólogos interiores, con los que contrasta claramente tres personajes de diferente racionamiento y clase social. El más célebre, al menos como fragmento literario autónomo, es el monólogo de Molly Bloom con el que termina el libro.Hay otros exponentes de monólogo interior o flujo de la conciencia. La escritora inglesa Virginia Woolf , cuyas novelas Al faro y Las olas, en particular, exploran la interioridad de los personajes conservando, sin embargo, el orden gramatical y sintáctico que el monólogo joyceano desprecia. El escritor estadounidense William Faulkner, en cambio, recibió directamente la influencia del Ulysses. En El ruido y la furia y en ciertos pasajes de ¡Absalón, Absalón!, Faulkner se vale de la técnica para construir la identidad del personaje. En aquella novela, por ejemplo, el monólogo de Benjy revela su condición de retrasado mental sin jamás mencionarla directamente. Así, la narración gana en autonomía y en verosimilitud. Sabemos que Valery Larbaud introdujo la expresión "Monólogo interior" en su sentido actual de 'ensoñación'.Algunos críticos piensan que sería justo asignar la paternidad de esta técnica a Édouard Dujardin, escritor francés autor de Los laureles se cortan (1887), novela que pasó inadvertida al ser publicada, pero que Joyce exumaría más tarde. Reconociendo su deuda respecto a Dujardin, Joyce destaca la contribución decisiva de esta novela: "En Los laureles se cortan, el lector se encontraba, a partir de las primeras líneas, instalado en el pensamiento del personaje principal. El desarrollo ininterrumpido de este pensamiento, substituyéndose completamente a la forma usual del relato, es el que enseña al lector lo que hace este personaje y lo que le sucede." Otros críticos piensan que Dujardin se había limitado a generalizar y sistematizar un método utilizado ya como recurso, es decir, de manera empírica e intermitente, por escritores anteriores a él; por ejemplo: Víctor Hugo lo hace a partir de 1829, en el Último Día de un condenado. Sería injusto olvidar la presencia de este recurso tanto en la escritura interiorista de Dostoïevski como en la genial escritura desatada y polifónica de Miguel de Cervantes..."
Es extracto y compendio de otras reseñas que se relacionan: http://blogs.periodistadigital.com/aeu.php/2007/01/22/p67372

viernes, 22 de mayo de 2009

César Aira: Varamo (comedia de la metaficción)

"... El escritor argentino César Aira (1949), en su novela Varamo presenta, a través de la narración de un día en la vida de un burócrata cualquiera, una perspectiva irónica y puntual de la génesis de una de las más grandes obras poéticas del siglo XX en Hispanoamérica, El canto del niño virgen. Queda claro que el énfasis en la grandeza del poema es parte de la burla a las categorías absolutas de lo bello y lo literario, y queda claro, también, que dicho poema y su autor no existen salvo en la ficción. Y es precisamente aquí donde radica la esencia de la ironía: de la misma manera que Aira inventa un contexto basado en una serie de eventos absurdos, de la misma manera la historia literaria crea, maquilla o matiza los contextos en que nacen los autores y las obras que tiene a bien contener. Varamo es el autor accidental de El Canto del niño virgen. Todo sucede en 1923, una tarde que, después de cobrar su sueldo, Varamo descubre que le han pagado con billetes falsos. Dice Aira: “En el lapso que fue entre ese momento y el amanecer del día siguiente, unas diez o doce horas después, escribió un largo poema, completo desde la decisión de escribirlo hasta el punto final, tras el cual no habría agregados ni enmiendas.” El poema es, pues, perfecto: la inspiración quedó dentro de la acción. La crítica de Aira se extiende no sólo hacia la mitificación de la literatura sino hacia su banalización.Varamo es un pobre empleado cuya vida se altera al recibir dos billetes falsos: también él se enfrenta, pues, a la naturaleza de la falsificación y a la relación entre invención y realidad, pragmatismo y delirio, orden y alteración, tal vez sólo aparente, del orden. Varamo nunca tuvo pretensiones de escritor, ni contacto con la poesía, pero en una noche de 1923 escribió la obra maestra de la moderna poesía panameña, El Canto del Niño Virgen. Narrada por un crítico literario que pretende hacer un recuento de la génesis del poema, en Varamo se detallan los rasgos circunstanciales de las horas previas a la escritura súbita e improvisada. Del poema en cuestión no llegamos a saber nada, ni siquiera un verso, pero lo sabemos todo sobre el recorrido previo de Varamo, desde el momento que cobra su sueldo ­con dos billetes falsificados­ hasta cuando se ensucia los dedos con un colorido dulce rojo. César Aira es, con Fogwill y muy especialmente con Ricardo Piglia, uno de los más destacados representantes de la narrativa latinoamericana posterior al boom de la década de los sesenta. Dentro de la tradición argentina, o por lo menos porteña, César Aira posee la valiosa cualidad de un estilo que ha dejado de serlo para convertirse en naturalidad expresiva, de una desconcertante capacidad de invención que nos resulta sin embargo familiar, y de un talento reflexivo que se integra a la invención narrativa a su vez integrada a la cotidianeidad de la que surge, sin sorpresas, el absurdo, que tantos críticos han confundido con el surrealismo. Los textos de Aira son de una espléndida sencillez y fluyen, por más que se vayan acumulando las sorpresas, con fácil naturalidad. "¡Como si improvisar no fuera difícil de por sí!", se nos dice en Varamo. A esta estética de la improvisación Aira añade un nuevo planteamiento: el del indirecto libre, es decir, la perspectiva de la conciencia del personaje tratado en tercera persona, la transubjetividad, gracias a la cual la realidad incide en los pensamientos de los personajes y ese pensamiento se objetiviza en la voz narradora. En su artículo "La nueva escritura", Aira señalaba que las vanguardias históricas reponían el proceso de la escritura allí donde se había entronizado la obra como resultado. Aquí está el origen de Varamo, un libro que circunda a otro libro. Como en Museo de la novela de la Eterna, de Macedonio Fernández, donde todo el libro son prólogos a una novela que nunca comienza. A diferencia de Museo de la novela de la Eterna, en Varamo ya existe la obra que se rodea, y está fechada históricamente en las vanguardias. No se trata de un prólogo, entonces, sino de un epílogo (que no de un epígono, o casi). No es por lo tanto creación de vanguardia, sino evocación. Aunque no sea vanguardia, este deseo, esta revisión nostálgica sirve de liberación. Aquí es donde reconocer fórmulas o instrumentos antiguos ­como el pseudoclavecín de Gould­ es un recurso novedoso. Esta comedia de los procedimientos de escritura incluye humor, reflexión literaria y una conciencia precisa de la tradición. Es extracto y compendio de otras reseñas: http://litera.wordpress.com/2008/05/11/los-detectives-salvajes-escuchan-el-canto-del-nino-virgen-en-algun-momento-de-2666/ http://josemiguelherbozo.blogspot.com/2007/01/varamo-de-cesar-aira.html http://www.letraslibres.com/index.php?art=7846 http://es.wikipedia.org/wiki/César_Aira http://www.circulolateral.com/revista/revista/articulos/093cesaraira.htm http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0363/articulo.php?art=14348&ed=0363

miércoles, 20 de mayo de 2009

James Salter: La última noche.

"... El norteamericano James Salter (1925) es famoso por su escritura despojada, hecha de palabras certeras y silencios elocuentes. Su incuestionable prestigio, cimentado a lo largo de casi cincuenta años con tan sólo siete libros publicados, se vio reforzado, si cabe, con la aparición de La última noche en abril de 2005. La última noche contiene diez relatos magistrales, en los que, a partir del retrato íntimo de las relaciones entre hombres y mujeres, salen a la luz los temas favoritos del autor: el amor, el desengaño, el deseo, la traición, la soledad. En el cuento que da título al libro, y que Frank Conroy ha defi nido como «una indiscutible obra maestra», una mujer enferma de cáncer terminal pide a su marido y a una amiga que la ayuden a adelantar su muerte, con resultados inesperados para los tres. Maestro del estilo, admirado por escritores como John Irving, Richard Ford o Susan Sontag, Salter describe la intimidad con una prosa casi pictórica, en un juego de luces y sombras sin aparente solución. En todos sus personajes, el recuerdo de la felicidad y del éxtasis convive con los efectos devastadores de la traición, llevándonos finalmente a reflexionar sobre si cambiamos con el paso del tiempo o estamos condenados a repetir los mismos errores; o dicho de otro modo, si existe alguna relación entre quienes fuimos en nuestra juventud y las personas en que nos convertimos en la madurez. No todos los escritores pueden presumir de una vida llena de acción y emociones fuertes; pero pocos habrían sido capaces de sacar provecho de ella como lo ha sabido hacer James Salter, sin jactancia y con pasmosa eficacia. Novelas como Juego y distracción o Años luz y libros de relatos como Anochecer se nutren de jirones de recuerdos y se hallan poblados de personajes apenas entrevistos y con más zonas de sombra que destellos; tal vez porque, como dice el propio Salter, escribir de alguien con detalle es destruirlo, agotarlo. Continuación natural ya desde su título de Anochecer (su único otro libro de relatos, editado en Estados Unidos en 1988), podría afirmarse que el tema más o menos común que relaciona a los diez cuentos de La última noche es la súbita revelación de un secreto, la dolorosa admisión de una oportunidad perdida o de un súbito giro hacia el camino equivocado, la iluminación de una zona más o menos oscura que, una vez alumbrada, aunque sea a la luz de una cerilla, ya nunca volverá a ser igual. Lo de Salter –tal vez junto con Norman Mailer, luego del reciente fallecimiento de William Styron, el último exponente de un “modelo” de escritor Made in USA vitalista, bon-vivant, curtido por la experiencia pero sin perder nunca la elegancia– es algo raro, impreciso, y que pareciera empezar y terminar en sí mismo. La suya es una delicadeza ruda que también se encuentra en los libros inspirados en sus misiones como soldado volador en la guerra de Corea (Piloto de caza, de 1956, The Arm of Flesh, de 1961 reescrito como Cassada en el 2001 y la auto-antología Gods of Tin, 2004) y, de una manera todavía más admirable y misteriosa en las novelas “civiles” que pueden ocuparse tanto de la poco confiable mirada del testigo más o menos cercano que teoriza sobre el amor de una pareja de desconocidos (la magistral Juego y distracción, de 1967), el inexorable fin de un matrimonio (Años luz, de 1975) o los ascensos casi existencialistas de dos escaladores de montañas (En solitario, de 1979) . Los diez relatos que componen La última noche exploran los rituales de la decepción que se instalan con el tiempo en cualquier familia americana . James Salter opta por un estilo narrativo que emparenta perfectamente con la tradición oral, al leerlo experimentamos la sensación de estar conversando. Salter utiliza una técnica que podría denominarse “muñecas rusas”, ya que lleva al lector de un sitio a otro, saltando de escena en escena y desplazándonos en el tiempo de una forma a primera vista inapreciable, apenas con un solo comentario, con una frase de cuatro palabras Estos cuentos sobre el tema del amor (y sus ramificaciones o aledaños) son muy bellos, muy sabios y muy serenos.Es sorprendente la templanza del estilo de Salter, que es capaz de plasmar por escrito situaciones cargadas de emoción y transmitir esas fluctuaciones al lector con una viveza impresionante, pero sin recurrir a alharacas estilísticas, tan sólo con una prosa sencilla, tenue, sutil... " Es extracto y compendio de otras reseñas: http://elsindromechejov.blogspot.com/2007/03/la-ltima-noche-james-salter.html http://www.letraslibres.com/index.php?art=11868&rev=2 http://www.solodelibros.es/26/03/2007/la-ultima-noche-james-salter/ http://www.eldesvandeloslibros.net/2009/01/la-ltima-noche-james-salter.html http://www.letraslibres.com/index.php?art=9076 http://www.elojocritico.net/index.php?option=com_content&task=view&id=272&Itemid=59 http://en.wikipedia.org/wiki/James_Salter

martes, 19 de mayo de 2009

Julian Barnes: El loro de Flaubert (la ficción de la no-ficción)

“Psittacus -decía la inscripción de su percha-. Loro que G. Flaubert tomó prestado del Museo de Rouen y colocó en su mesa de trabajo mientras escribía Un coeur simple, en donde recibe el nombre de Loulou, el loro de Félicité, principal personaje del cuento”. Una fotocopia de una carta de Flaubert confirmaba el dato: el loro, escribió, permaneció en su escritorio durante tres semanas, al término de las cuales su visión comenzó a irritarle.” Este fragmento aparece al inicio de la novela El loro de Flaubert de Julian Barnes, una historia posmodernista que reinterpreta la historia del ilustre creador del realismo. ".. La novela El Loro de Flaubert del inglés Julian Barnes (1949) resulta una miniatura perfecta que trabaja la experimentación con la mezcla dosificada de géneros: biografía, cartas, ensayo, aforismos, diccionario de tópicos, todo ello aderezado con la más fina ironía inglesa y una subtrama impresionante: Braithwaite, metido a detective literario de la Flaubert connection, es en realidad un triste médico que estuvo casado con una mujer émula de la adúltera Emma Bovary, el personaje más famoso creado por Flaubert. Esta doble historia de desarrolla ante nuestros ojos sin sentirla: el crítico literario aficionado a Flaubert, contando sus hallazgos en torno a loros disecados, y al mismo tiempo enamorado de una esposa que le es infiel, a la usanza de la trágica Madame Bovary del siglo XIX. Un estudioso de la vida de Flaubert, el Dr. Geoffrey Braithwaite, se va a visitar la ciudad natal de Flaubert en un intento de dar a su investigación más profundidad y rigor. Se encuentra con que hay dos museos, uno en Rouen y otro en Croisset, y que en ambos se expone al “verdadero loro de Flaubert”. El periplo tiene un firme propósito: aspirar el aroma del escritor y seguir un itinerario para desenterrarlo. A propósito de ello, el doctor Geoffrey Braithwaite, empieza a hacer una serie de comentarios, de revelaciones biográficas documentadas, y a analizar la vida del difunto autor, como la suya propia y la vida en general. Aquí, Barnes logra amasar la ficción que vive su personaje narrador, con la no- ficción y los datos históricos del escritor francés. The Flaubert’s parrot es la biografía pormenorizada del literato realista francés –aunque no totalmente despegado del romanticismo-, fincada en la cotidianidad y las pulsiones tanto ideológicas, psicológicas como circunstanciales que lo hacían ser. Por las aguas subterráneas de la obra, corre la muerte solitaria de Flaubert y el trauma psicológico del narrador, quien no puede superar el suicidio de su esposa “¿Acaso el escritor es algo más que un loro complicado?”, se pregunta el obsesivo detective literario inglés Geoffrey Braithwaite, a la búsqueda de los secretos más profundos de su héroe Flaubert. En esta obra, una de las más inquietantes, ingeniosas, divertidas e inteligentes obras aparecidas en el último decenio de la literatura europea (El loro de Flaubert), Julian Barnes (o, mejor, el doctor Braithwaite, su alter-ego) hace eco del desprecio que Flaubert sentía por la crítica y los críticos. Auténticas y apócrifas, las frases de Flaubert son una verdadera delicia. “Se puede calcular lo que vale un hombre por el número de sus enemigos, y la importancia de una obra de arte por los ataques que recibe” –leemos en las citas de Barnes-Braithwaite..."

Mario Benedetti: Poemas de la oficina ( la poesía burocrática)

"... Las teclas de la máquina de escribir suenan al ritmo del ánimo del funcionario. El zumbido del tubo de luz llena los silencios. El ambiente de las oficinas de hace 50 años fue captado e inmortalizado por Mario Benedetti (1920-2009) en “Poemas de la oficina”. Poemario que destacó como retrato brutal, pero al mismo tiempo entrañable, de la vida burocrática uruguaya. Esta obra marcó un antes y un después en la poesía uruguaya. Seguramente, en 1956 muchos uruguayos se hayan sentido identificados al leer “Poemas de la oficina”. No había familia uruguaya que no contara con un integrante que fuera empleado público. A esta realidad no se libró Benedetti, el cual trabajó en una oficina comercial y en una oficina pública. Estas vivencias le permitieron, posteriormente, retratar con sumo rigor y sutil detalle los entretelones de esa vida burócrata plagada de anécdotas y hechos triviales. Sueldo, Aguinaldo, Licencia, Lunes, Directorio, Dactilógrafo, son algunos títulos de este poemario, que Benedetti bosquejó con su inconfundible trazo directo, sencillo, brutal.“Poemas de la Oficina”, no fue el primer libro de Bendetti; sin embargo, fue el que lo catapultó en el mundo de las letras a nivel nacional e internacional. El éxito del autor radicó y radica en su mirada frontal y directa de la realidad. “En Poemas de la Oficina” Benedetti poetiza lo cotidiano del ambiente gris, monótono y lleno de frustraciones de la burocracia montevideana; obra metódica que le permitió acercarse y ganar a un lector poco acostumbrado a este tipo de lecturas. Poemas de la oficina (1953-1956) constituyó el primer gran éxito como escritor de Mario Benedetti, y el libro que le abrió camino en la literatura uruguaya. Estos poemas encuentran su inspiración en los Cuentos de la oficina (1925) del escritor argentino Roberto Mariani, integrante de la Escuela de Boedo, grupo que destacó por su marcada preocupación social. Los Poemas de la oficina rompieron con el canon de la poesía uruguaya, al cultivar unos motivos considerados hasta entonces como no poéticos, apostando por las “menudas anécdotas, hechos triviales, Benedetti fue el primero en romper con aquel lirismo vacío, que la tradición aún imponía. En esos momentos la poesía que se escribía tanto en Uruguay como en Argentina era muy hermética, misteriosa, poesía de evasión , toda una retórica que parecía que espantaba a los lectores y consecuentemente no se vendía nada, lo cual era bastante dramático para los poetas. Al igual que Juan Carlos Onetti había inaugurado pocos años antes para la narrativa uruguaya los ambientes urbanos, Benedetti, continuando con este espacio, introduce por primera vez en la poesía de su país el universo de la oficina, el de la clase media montevideana. Prontos los lectores se identificaron con dichos contenidos, pues reconocían su triste vida reflejada en los poemas de nuestro autor. Pero no se trata, como señala Miguel Ángel Oviedo, de un simple canje de motivos poéticos (en vez de los bosques, escritorios; en vez de encuentros en el jardín, citas en el café) sino de una rotación total de la actitud creadora exigida por la presencia de nuevas realidades concretas. La oficina no sólo es un paisaje (o un no-paisaje): es un modo de sentir el mundo, porque configura todo un destino humano dentro de las características inconfundiblemente mezquinas”. Un ligero humor, cierta esperanza, una prosa despejada, una atenta mirada sobre el universo de la clase media rioplatense, fueron elementos típicos de su extensa obra. Exiliado y famoso, vivió entre Montevideo, Buenos Aires, Lima, La Habana y Madrid. Escribió en todos los géneros. Fue cuentista, novelista, dramaturgo, ensayista, periodista, poeta. Publicó más de 80 libros. Sus poemas serían musicalizados e impresos en afiches. Sus novelas y cuentos llegarían a ser películas taquilleras. Sus ensayos --sobre todo Letras del continente mestizo, de 1967-- influirían en las lecturas de miles de jóvenes latinoamericanos. Integró la corriente literaria que en los años 60 fue llamada "nueva literatura latinoamericana" -junto a Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, José Donoso, Juan Rulfo, entre otros- que tenía como fórmula los relatos mágicos y el lenguaje ágil, destreza aprendida de los narradores norteamericanos y el periodismo..."

domingo, 17 de mayo de 2009

Maxence Fermine: Nieve (la réplica occidental del haiku)

"... Con una carrera literaria corta en el tiempo y con una sorprendente juventud para un escritor de novelas, Maxence Fermine (1968) ha conseguido un gran éxito de crítica. Su primera novela Nieve, que publicó a la edad de treinta y un años, le supuso desde el principio su consagración como gran promesa de la literatura contemporánea. A finales del siglo XIX, el joven poeta japonés Yuko se ejercita en el arte del haiku. Para perfeccionarse, decide viajar al sur del país al encuentro de Soseki, un anciano pintor que se ha quedado ciego. En esta relación hecha de respeto, de silencio y de signos, la imagen obsesiva de una mujer desaparecida entre las nieves reunirá a los dos hombres. Una fábula intemporal, que nos habla de vida y de poesía, de amor y de muerte. "...Escribir significa avanzar palabra tras palabra por un hilo de belleza, el hilo de un poema, de una obra, de una historia estampada en un papel de seda. Escribir significa avanzar paso a paso, página tras página, por el camino del libro. Lo más difícil no es elevarse del suelo y mantenerse en equilibrio, ayudado por el balancín de la pluma, sobre el hilo del lenguaje. Tampoco significa caminar hacia delante por una línea continua interrumpida por vértigos tan furtivos como la caída de una coma o el obstáculo de un punto. No, lo más difícil, para el poeta, es permanecer constantemente en ese hilo que es la escritura, vivir cada momento de su vida a la altura del sueño, no bajar nunca, siquiera un instante, de la cuerda de su imaginación. En realidad, lo más difícil es convertirse en un funámbulo de la palabra". (Extracto) Nieve es una búsqueda obsesiva para encontrar la perfección en el arte y en el amor. Para aunar en tan solo diecisiete sílabas belleza, sensibilidad, magia, equilibrio, pasión, sueño y realidad. Para explorar las diez mil maneras de escribir la palabra nieve. En su estilo se percibe la búsqueda de la pureza, la utilización inteligentísima de los recursos, la reducción y limpieza del lenguaje. Se le ha comparado con Coelho y con Antoine de Saint-Exupéry. Con el primero podría parecer que comparte cierta afinidad por la elección de temas pero, mientras que en Coelho el relato se torna fábula moralizante, el fin perseguido por Fermine es la consecución de un poema en prosa que acerque al lector la más hermosa visión de la realidad. Con Exupèry comparte el gusto por la sencillez y la belleza de las pequeñas cosas. Yuko Akita, el protagonista, tenía dos pasiones, con esta información se inicia la historia: El haiku y la nieve: El Haiku es un género japonés. Es un breve poema compuesto por tres versos y diecisiete sílabas. Ni una más. La nieve es un poema. Un poema que cae de las nubes en copos blancos livianos. Ese poema viene de la boca del cielo, de la mano de Dios. Tiene un nombre de resplandeciente blancura. Nieve. "Nieve" es una historia celebrada en las alturas que ata los claros- oscuros de dos artistas complementarios que el destino reúne: el uno de la palabra, Yuko, joven e impulsivo, lírico inigualable, y el otro, un Maestro del pincel, un anciano pintor, ciego y lleno de policromías. Seres irrepetibles que se descubren en los extremos, en los espacios de virginidad eterna reservados para el descanso perpetuo de su Diosa común, la que reposa en transparente cofre y sugerentes velos, recostada sin recato en las llanuras blancas, allí donde se funden en besos sin fin las nubes y los hielos. Un cantar de cantares lleno de siglos y silencios. Literatura sinfónica de justísimas y perfectas notas, de palabras acopladas una a una para hilvanar trances de amor y poesía..." Es extracto y compendio de otras reseñas: http://apostillasnotas.blogspot.com/2008/04/nieve-maxence-fermine.html http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/paz_y_mino_oswaldo/nieve_de_maxence_fermine.htm http://depeliculas.bligoo.com/content/view/30331/Nieve_Maxence_Fermine.html http://es.wikipedia.org/wiki/Maxence_Fermine

sábado, 16 de mayo de 2009

Carlos Castilla del Pino: La casa del Olivo (autobiografía de un psiquiatra)

"... Carlos Castilla del Pino (1922-2009) Neurólogo, psiquiatra y ensayista, cursó la carrera de Medicina en Madrid e inició en esta ciudad su formación con el profesor José Luis López-Ibor en el Departamento de Psiquiatría del Hospital Provincial. A partir de 1945, compaginó esta tarea con su trabajo como colaborador en el Departamento de Histología del Sistema Nervioso del Instituto Cajal. En 1946 se doctoró con la tesis Fisiología y patología de la percepción óptica del movimiento. Castilla del Pino dirigió el Dispensario de Psiquiatría de Córdoba entre 1949 y 1987. Por motivos políticos no pudo ejercer la enseñanza universitaria hasta que, en 1977, ya finalizado el franquismo, ocupó la cátedra de Psiquiatría en la Universidad de Córdoba hasta 1987. Es autor de numerosos libros sobre psiquiatría como Fundamentos de antropología dialéctica, Cuatro estudios sobre la mujer, La culpa, Patografías o Aspectos cognitivos de la esquizofrenia. En 1998 recibió el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos por El delirio, un error necesario. También ha publicado dos novelas de ficción y dos libros de memorias, Pretérito imperfecto. Autobiografía (1922-1949), por el que recibió el IX Premio Comillas, y Casa del olivo. Autobiografía (1949-2003). Miembro de honor de la Asociación Española de Neuropsiquiatría y de las Sociedades de Psiquiatría de Argentina, Perú y Colombia entre otras, fue elegido miembro de la Real Academia Española el 19 de junio de 2003 Las más de mil páginas que conforman los dos volúmenes de memorias de Carlos Castilla del Pino —Pretérito imperfecto (1997) y Casa del olivo (2004)— son, nos dice Ramón González, probablemente la crónica más personal, rica y reveladora de los dos últimos tercios del siglo XX español. También son, obviamente, la historia de un hombre singular; un hombre que decidió su vocación médica antes de los once años, que a los trece ya ayudaba a hacer autopsias y que a los catorce, con el estallido de la Guerra Civil, ya empezaba a posicionarse políticamente. Su experiencia posterior estaría íntimamente ligada a los avatares del país: estudió medicina en un Madrid gélido y lleno de mediocres, fue desde finales de los años cuarenta el responsable del dispensario psiquiátrico de Córdoba —ciudad que era el reflejo de una España que "se había hecho provinciana y cateta inmediatamente después de la Guerra Civil"— y colaboró a través de su desempeño profesional e intelectual a diluir en lo posible el puritanismo y la estupidez del franquismo. Las memorias de Castilla del Pino son, en este sentido, el retrato del inmenso desencuentro que puede producirse cuando un hombre de una inusitada precocidad intelectual se enfrenta a una sociedad anestesiada. El tamaño de ese desencuentro, sin embargo, es probablemente uno de los motivos que hacen de esta larga crónica un documento único. Castilla del Pino —cuyo retrato de sí mismo es mucho menos pudoroso de lo habitual en España— ha conseguido relatar la vida médica, intelectual y también material de la mayor parte del siglo con un detallismo y una ambición que probablemente no tengan igual en la escritura autobiográfica española de este tiempo. Creo, reseña Juan Malpartida, que Carlos Castilla del Pino (San Roque, Cádiz, 1922- Córdoba,2009), pasará a la historia por su obra de carácter autobiográfico. Sus libros de ensayos y científicos, lúcidos, claros, valiosos, me atrevo a pensar que serán asimilados en otros sobre los mismos temas que sin duda, en muchas ocasiones, aprovecharán sus rigurosas aportaciones. También como médico y profesor ha dejado su huella en multitud de profesionales, contribuyendo a la creación en España de una neuropsiquiatría con criterios científicos e intelectuales novedosos..."

viernes, 15 de mayo de 2009

La fiesta del Bloomsday: El homenaje anual de Joyce

"... Bloomsday es la conmemoración que se celebra cada 16 de junio, con especial arraigo en Dublín, para celebrar la vida y obra del escritor irlandés James Joyce, recreando los acontecimientos de su obra Ulysses, que relata el paso por Dublín de su personaje principal, Leopold Bloom, y de Stephen Dedalus (ambos alter ego del autor, Leopold como el Joyce anciano y Stephen como el Joyce joven), durante un día cualquiera, el 16 de junio de 1904.
El 16 de junio de 1904 dC, fue día en el que el joven dublinense Stephen Dedalus (profesor de Artes en escuela privada y aspirante a escritor) se cruzó más de una vez a lo largo de la jornada con el maduro judeoirlandés Leopold Bloom (corredor de ventas de papelería) en los recorridos de ambos por el laberinto callejero de la ciudad de Dublin. Y tal recorrido de Dedalus y Bloom por la ciudad multihabitada por vivos, muertos y fantasmas, culminó en una orgía burdelera, en una riña con borrachos, en la despedida y el retorno de cada uno de ellos hacia sus respectivos hogares, y finalmente, pero como para nunca finalizar, en el insomne monólogo de la bella y madura Molly, irlandesa esposa de Bloom, en el lecho matrimonial y adúltero. Ese ardiente río verbal ese monólogo anhelante y soñador, fluye en varias terminales páginas sin puntos ni comas de un libro y en él están Dedalus y Bloom y Boylan y, claro, la misma Molly, y un sinnúmero de dublinenses y diríamos toda Dublin. Con ese discurso lujurioso, febril y a la vez muy preciso, brutal y poético, llega al grand finale la novela o el poema narrativo en prosa titulado Ulises (Ulysse), imaginado por un dublinés autoexiliado en Trieste y Zurich: James Joyce.
El Ulises, que James Joyce escribió de 1914 a 1921, fue publicado en 1922 y ya desde antes de su aparición en forma de libro era famoso en élites culturales europeas pues escritores como el francés Valéry Larbaud y los angloamericanos Ezra Pound y T. S. Eliot, quienes lo conocían por los fragmentos anteriormente publicados en revistas o por caseras lecturas dadas por su autor, lo anunciaban como la insólita obra maestra que venía a sacudir y revolucionar las letras del siglo. (Y vaya que no se equivocaban.)Entonces, ese 16 de junio de 1904 ¿es sólo una fecha de mera fábula, puesto que sólo habrá existido en el fantasmal espacio/tiempo de la literatura?Pero el 16 de junio de 1904 fue la fecha en que Joyce paseó por primera vez con Nora Barclay, quien sería su esposa y la mujer de su vida; y todos los años desde el 16 de junio de 1954, en la muy concreta, muy realmente existente ciudad de Dublin, ciudadanos muy concretos y realmente existentes celebran la fecha en que el joven Stephen Dedalus y el maduro Leopold Bloom vivieron un día y una noche inmortales, buscándose, encontrándose, perdiéndose y reencontrándose como en una cosmogonía deseosa, aturdida, regida por una sabia geometría literaria como por un destino y giratoria en torno al terminal ardiente lecho de la señora Molly Bloom. Y la fecha (que se repite ritualmente el próximo martes 6 de junio de 2009) realmente existe y está en los calendarios de los dublinenses: es el Bloomsday, el día de Bloom, y se celebra en calles, en tabernas, en clubs y ateneos de la ciudad irlandesa. Para los dublinenses como para los irlandeses, para los ingleses y, de paso, para todos los lectores del Ulises de Joyce, el Bloomsday es la confirmación de la existencia de ese trío de personajes mayores de lo natural aunque en principio sólo tengan una carne verbal. Y si el visitante de la ciudad joyciana por excelencia aguza el oído en la alta noche dublinesa quizá oiga el triunfal himno erótico (en prosa) de Molly: ese llameante fluir verbal que finaliza como aspirando a lo infinito mediante el yes con que se inició:“...and then I asked him with my eyes to ask to ask again yes then he asked me would I yes to say yes my mountain flower and first I put my arms around him yes and drew him down to me so he could feel my breast all perfume yes and his heart was going like mad and yes I said yes I will Yes.”(En traducción de J. M. Valverde: “... y luego le pedí con los ojos que lo volviera a pedir sí y entonces me pidió si quería yo decir sí mi flor de la montaña y primero lo rodeé con los brazos y sí y le atraje sobre mí para que él pudiera sentir mis pechos todo aroma sí y el corazón le corría como loco y sí dije quiero Sí.”) 1954.
El 16 de junio es el día en el que los celebrantes procuran comer y cenar lo mismo que los protagonistas de la obra, o realizar distintos actos que tengan su paralelismo en la novela. Especialmente se realizan encuentros en Dublín para seguir el itinerario exacto de la acción. Cada 16 de junio los irlandeses y los aficionados a la literatura de todo el mundo celebran una peculiar fiesta, el 'bloomsday'. En esta curiosa jornada, en la que se mezcla lo culto y lo popular, a lo largo de 60 países se conmemora el día en la que se desarrolla la trama de ‘Ulises’, la novela de James Joyce. En Internet, a través de alguna de las miles de páginas dedicadas al escritor y su obra en general, a esta jornada festiva en particular, se puede seguir una de las celebraciones más pintorescas del mundo. No deja de ser curioso que un país tan pequeño y poco habitado como Irlanda haya dado tal cantidad de escritores y de tanta calidad, Swift, Wilde, GB Shaw, Yeats, Joyce, Beckett, Seamus Heaney y el mismo James Joyce son sólo algunos ejemplos. No es extraño por tanto, que la segunda fiesta más importante de Dublín, después de San Patricio por supuesto, esté dedicada a un libro. El 'bloomsday' es una celebración de lo más peculiar. Se trata de una celebración de algo que nunca ocurrió, una celebración imaginaria, nacida de la imaginación de uno de los escritores mas importantes de la historia de la literatura. El 16 de junio de cada año se celebra esta fiesta dedicada a una novela, 'Ulises', y a un escritor, James Joyce.El nombre de 'bloomsday' proviene del apellido de Leopold Bloom, el protagonista de Ulises y se celebra el día 16 de junio, porque es la fecha en la que transcurre la acción de la considerada,por algunos como la novela más importante del siglo XX. Esta fecha no es casual, ya que el 16 de junio de 1904, Joyce tuvo su primera cita con Nora Barnacle, la que años después sería su mujer y madre de sus hijos, y el escritor mantuvo este día para el desarrollo de su novela.James Joyce está considerado como uno de los escritores más importantes de la historia. Su producción literaria no es muy extensa en obras, apenas dos novelas cortas, un libro de cuentos una obra de teatro, un par de libros de poemas y su obra magna ‘Ulises’. Con tan relativamente escasa producción, la influencia ejercida por Joyce en la literatura contemporánea ha sido enorme. Aportaciones como el monólogo interior, el empleo del mimetismo oral y la parodia de los estilos literarios abrieron nuevos horizontes a generaciones de escritores posteriores.La idea principal de 'Ulises' se basa en la Odisea de Homero y abarca un periodo de 24 horas en las vidas de Leopold Bloom, un judío irlandés, y de Stephen Dedalus, cuyo clímax se produce al encontrarse ambos personajes. El tema principal de la novela gira en torno a la búsqueda simbólica de un hijo por parte de Bloom y a la conciencia emergente de Dedalus de dedicarse a la escritura. Entremezclados con estos hay otros muchos temas, por lo que la interpretación de 'Ulises' es tan abierta y difícil.
La curiosa relación de Joyce con Irlanda y de Irlanda con Joyce parece superada con la celebración del 'bloomsday'. Joyce acabó odiando Irlanda en general y Dublín en particular, de hecho vivió gran parte de su vida fuera de ella e incluso no quiso ser enterrado en la capital irlandesa. Sin embargo, todas sus obras trascurren en Dublín y se puede decir que las calles y las gentes de esta ciudad son el núcleo de su obra.Por la otra parte, los irlandeses guardaron, hasta no hace tanto tiempo, bastantes reticencias hacia Joyce. De hecho sus obras llegaron a estar prohibidas durante años en la 'isla esmeralda', cuando el escritor es un símbolo de Irlanda en el resto del mundo. Todo esto parece que ha quedado superado con la celebración del 'bloomsday'.Aunque en la actualidad el 'bloomsday' se celebra en más de 60 países es en la capita irlandesa donde este día alcanza su máxima expresión. Las celebraciones del 'bloomsday' son diversas. Para los miles de devotos es un pretexto literal para comprobar el vino favorito de Joyce (Fendant de Sion) y compartir la merienda favorita de Bloom, “órganos interiores de bestias y aves de corral, bajados con cerveza espumosa.”Las calles de Dublín son, además, recorridas por personajes de la novela y no faltan los concursos de “Joyce look-alike”. Todavía quedan un par de 'pubs' de la época, y es inevitable pasar por el antiguo barrio rojo donde Bloom escuchó cantar a Circe. Música, teatro, cine, lecturas, charlas, que incluyen el resto de la obra, empiezan una semana antes.Pero no sólo en Dublín y en el resto de Irlanda se celebra el 16 de junio, por todo el mundo, instituciones, aficionados y descendiente de irlandeses dedican ese día a la obra de Joyce. De EE.UU. a Australia, de España a Argentina, lecturas, charlas, seminarios, desfiles, desayunos con riñones y cerveza conmemoran el día en que Leopold Bloom y Stephan Dedalus deambularon por las calles de Dublín y de paso cambiaron la novela contemporánea para siempre. En Dublin, tienen la fortuna de poder seguir el itinerario exacto pero en otras ciudades buscan lugares similares. En México, por ejemplo, optaron por esto último este año, la primera vez en que lo celebran allí, hicieron un recorrido desde la Castillo de Chapultepec hasta el Cabaret Bombay en México, D.F. El Ulises es, sin lugar a dudas, una de las obras emblemáticas del siglo XX. Rechazada por editores de la talla de Virginia Woolf quien dijo, luego de su primera lectura que nunca había leído tal basura. Tamaña equivocación que siempre se cita como demostración de que los editores no son infalibles. Obra difícil pero ruptural, la novela de Joyce recrea, en 24 horas el periplo del héroe griego, y significó para la literatura universal un antes y un después. El monólogo de Molly Bloom, por ejemplo, es una de las piezas fundamentales con las cuales se introduce en la novela el recurso del monólogo interior y del fluir de la conciencia. No en balde era el tiempo en el que Freud publicaba sus primeros trabajos y que se acrecentaba su fama en Europa. Pocos la han leído completa pero también pocos dudan de que se trata de una novela fundacional..."
Es extracto y compendio de otras reseñas.