jueves, 27 de agosto de 2009

Murasaki Shikibu: El Genji Monogatari (La historia o novela del Genji)

"... A principios del siglo XI la japonesa Murasaki Shikibu (978- 1014) escribe El Genji Monogatari también conocida como la historia o novela de Genji anticipándose en seis siglos a las obras de Shakespeare o Cervantes. La novela, considerada como la novela sicológica más antigua del mundo y la más importante de la literatura japonesa, nos sumerge en las aventuras cortesanas y amorosas de Genji, el príncipe resplandeciente, y las de sus descendientes en el marco del elegante Japón imperial Heian-Kyo. Genji Monogatari es una extensa narración que refiere la vida y aventuras amorosas del ficticio príncipe Hikaru Genji (“el príncipe brillante”) y las de sus descendientes a lo largo de 54 capítulos que ocupan un total de 4,200 páginas. Las primeras 41 empiezan con los amores entre el emperador Kiritsubo y una dama de inferior rango en su corte, de los que nace el protagonista, Genji. Éste mantiene una ilícita aventura con su madrastra, la dama Fujitsubo, que concluye al morir Murasaki, la mujer que más ha significado en su vida. Paralelamente, se desarrolla el ascenso social de Genji en la corte y su caída en desgracia, seguida de su exilio y retorno. Los 13 capítulos restantes (3 capítulos transitorios y los denominados 10 capítulos Uji) cuentan la historia de los descendientes de Genji: su hijo Kaoru y su nieto, el príncipe Niou. Los amores y rivalidades de estos personajes continuarán la saga de Genji. Este relato está entreverado de todo tipo de narraciones episódicas que convierten a la obra en un vasto fresco de la sociedad de su época. Cuando en 1925 apareció en Inglaterra la primera versión occidental de La historia de Genji, los críticos quedaron admirados ante su magnitud literaria y el insospechado mundo que revelaba, de una sensibilidad y desarrollo narrativo sorprendentes. La no­vela no sólo era una de las más antiguas del mundo, comparable en calidad con los grandes clásicos occidentales, sino que además tenía la particularidad de haber sido escrita hace mil años por una mujer japonesa. Sin saberlo, Murasaki Shikibu había escrito la primera novela psicológica del mundo. La primera gran obra literaria de carácter universal capaz de hacer un retrato minucioso de toda una sociedad; en este caso, de una de las más refinadas de la Edad Media. Debido a su gran extensión y a la sociedad que retrata, se ha comparado La historia de Genji con la obra inmortal de Proust, entre otras cosas, porque su tema central es también la meditación sobre el tiempo. El camino que culmina en la valoración del Genji Monogatari como una obra excepcional no estuvo falto de contratiempos. La literatura que estimaba la aristocracia Heian era la escrita en chino clásico por hombres, o los waka, poesía nativa compuesta por los dos sexos. El Genji no cabía en ninguna de estas dos formas; justamente, el término Monogatari se aplica a las obras vernáculas. En el tiempo de Murasaki Shikibu la prosa narrativa era tomada en serio sólo cuando se ocupaba de biografías, tratados religiosos o históricos, pero no cuando se dedicaba a la ficción. Ésta se consideraba un pasatiempo frívolo apto sólo para mujeres y niños que no sabían leer chino clásico. El budismo recomendaba contar historias para transmitir grandes verdades, pero, igual que el confucianismo, despreciaba la ficción en prosa. El Genji recién fue reconocido en el temprano Kamakura como literatura de primer orden, aunque más bien por los waka que contiene, llegándose al punto de considerar a los waka del Genji como un referente imprescindible para quien se iniciara en la escritura de esas poesías. Tanto en el periodo Kamakura como en el Muromachi, quienes se interesaban en el Genji debían profundizar en estudios de lengua para comprender palabras en desuso contenidas en el texto, y esto llevó a que se estudiase más profundamente tanto el Genji como las costumbres de la época que retrata. Así se llegó a mirar al Genji como la obra perfecta para estudiar a las cortes del periodo Heian, a la vez que crecía su prestigio como obra literaria. La novela de Genji ha tenido lectores apasionados y famosos como Virginia Woolf, Jorge L. Borges, W. B. Yeats, Octavio Paz, Marguerite Youcenar; Harold Bloom y Yasunari Kawabata. Respecto de la comparación con El Quijote, Borges dijo: “No quiere decir que la vasta novela de Murasaki sea más intensa o más memorable o mejor que la obra de Cervantes, quiere decir que es más compleja y que la civilización que denota es más delicada”.La novela no tiene un argumento claro sino que describe climas, estados espirituales y corporales; retrata el significado de pertenecer a la sociedad aristocrática japonesa de los siglos X y XI. El príncipe Hikaru Genji, personaje de ficción, es un seductor que cautiva a mujeres aristocráticas con poemas escritos en papel perfumado y que regala kimonos finísimos. Es un Casanova capaz de destilar fineza y de caer en la melancolía. La narración abarca un lapso de setenta años de vida de sus protagonistas, así como de las tres generaciones que de ellos surgen durante ese período y es la historia del príncipe, su vida amorosa, la pérdida y recuperación del poder imperial y la vida de sus hijos tras su muerte. La propia escritora debe su apodo a la principal heroína de su obra, la dama Murasaki, la mujer de la que Genji estaba perdidamente enamorado. Murasaki combina el relato amoroso y erótico, la saga familiar y la crónica de costumbres y da cuenta del escenario social de los siglos X y XI bajo una mirada a veces irónica. El libro es una pintura extraordinaria del mundo aristocrático que arma un juego de recuerdos donde se mezcla presente y pasado y también se proyecta el futuro. Muchos críticos y lectores encontraron paralelos con la gran obra de Proust: En busca del tiempo perdido. Hay un permanente uso de los recuerdos que se funden en una naturaleza que acompaña a los personajes con colores, olores y otros estímulos sensoriales. La lectura del Genji no es sencilla debido a que en el período Heian la realeza hablaba con citas o paráfrasis de refranes o poesías a veces imposible de rastrear. Por otro lado, la obra está dirigida a las mujeres de ese mundo y en ese entonces no se referían a los hombres por su nombre sino por rango militar o cargo nobiliario, y a las mujeres se las presenta según su vestimenta. Además fue escrita en alfabeto kana ya que el kanji se reservaba sólo a los hombres. No se ha conservado el original del libro y la versión que nos llega proviene de numerosas copias. La más antigua es la que dirigió Teika Fujiwara alrededor de 200 años después de que Murasaki Shikibu lo habría empezado a escribir. Se cree que las reproducciones manuales se multiplicaron desde sus primeros días, así como los textos con ilustraciones basados en la vida de Genji. Nada se ha escrito mejor en ninguna literatura”, dijo de ella Marguerite Yourcenar. “Es comparable a los grandes clásicos occidentales como Cervantes o Balzac”, dijo Octavio Paz. “No es que sea mejor o más memorable o intensa que la obra de Cervantes, pero sí es más compleja”, observó Borges. Pero esta obra no necesita elogios previos, necesita solamente que el lector llegue a ella y empiece a leerla. Algo inasible le empujará a seguir. Ese algo es su movimiento..."

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