viernes, 26 de junio de 2009

Ismaíl Kadaré: El palacio de los sueños

"... El escritor albanés Ismaíl Kadaré (1936) es uno de esos testigos del siglo XX que ha visto la peor cara de la historia, la Segunda Guerra Mundial, décadas del dictadura comunista en su país bajo el mando de Enver Hoxha, conflictos en los países vecinos de los Balcanes. Eterno candidato al premio Nobel, primer Premio Booker Internacional 2005, y recien designado premio Príncipe de Asturias de la Letras 2009, ha dedicado la mayor parte de su obra a diseccionar cómo los regímenes totalitarios penetran en la vida cotidiana y la amenazan hasta hacerla insoportable. En sus propias palabras, "la dictadura y la verdadera literatura sólo pueden cohabitar de una forma: devorándose día y noche una a otra". En la novela El palacio de los sueños, publicada en 1981 y considerada por muchos como su obra maestra, denunció el régimen burocrático y autoritario de Albania. El Palacio de los Sueños es el símbolo de la dominación total del Estado sobre sus súbditos. En una nación que calca el modelo real del Imperio Otomano, el gobierno ha establecido la obligación de que los ciudadanos recojan sus sueños por escrito y los entreguen a una vasta red de funcionarios que alcanza incluso las aldeas más remotas. En un enorme y tétrico ministerio, el Palacio de los Sueños, los textos son recibidos por un ejército de mediocres burócratas e interpretados en busca de señales de deslealtad al régimen que pudieran quedar ocultas en el devenir diario. Interpretados y seleccionados para reducirlos a un pequeño número de sueños considerados significativos que son enviados a una instancia superior donde vuelven a ser cribados y así sucesivamente hasta encontrar El Sueño, la expresión perfecta del inconsciente colectivo del país, la señal de la dirección que ha de tomar el gobierno para mejor controlar al pueblo. Y en esa tarea imposible, imposible porque el poder nunca es lo bastante absoluto para los sedientos de él, se afana el protagonista, procedente de una familia venida a menos y miembro por recomendación de la hueste que encerrada en salas oscuras y frías analiza los sueños de sus conciudadanos, lleno de dudas y sabiéndose destinado a envejecer tristemente, acumulando con dificultad minúsculos ascensos que el menor error real o imaginario desbaratará de inmediato y condenando a personas inocentes sin darse cuenta, sólo porque alguien interpretó su interpretación de una forma en vez de otra. El universo de Kadare está lleno de mitos, y se inspira en escritores como Homero, Esquilo, Shakespeare, Cervantes o Gógol. En cuanto a referencias temporales, el Imperio otomano, China, Egipto antiguo, la Unión Soviética, Albania medieval o moderna vienen a coincidir en el infinito de un laberinto temporal. Su escritura, reflexión sobre el lenguaje y la leyenda, aúna, por una parte, el respeto a las tradiciones del cuento y la novela, y, por otra, una gran innovación dentro del terreno estilístico, sobre todo en lo que a la percepción del tiempo novelesco se refiere. A lo largo de una dilatada carrera literaria son muy variados los temas y estilos que maneja Kadaré. Lo mismo imagina una trama simbólica y fantástica de alucinantes consecuencias (El palacio de los sueños) que escribe una denuncia política (El gran invierno, El concierto). En una novela revivimos la Ilíada (Los tambores de la lluvia) y en otras la acción se remansa como en un inmenso poema (Abril quebrado, El ocaso de los dioses de la estepa). Con igual facilidad construye una narración pseudopolicíaca (El viaje nupcial, El expediente H) o un texto directamente autobiográfico (Crónica de la ciudad de piedra) o una ficción histórica basada en una leyenda oral (El puente de los tres arcos).
Kadaré conoce las literaturas occidentales muy bien. Si su primera formación literaria e intelectual se nutre de las doctrinas del realismo socialista, parece evidente que supera esa etapa, sobre todo después de sus primeras novelas. Por la estructura fragmentada y los juegos con el tiempo, podría emparentarse con Faulkner, y por la creación de espacios laberínticos y fantásticos con Kafka o con Borges. Por la concepción de sus obras, se delata como un seguidor, más o menos libre, de diferentes corrientes de renovación narrativa. Sus novelas son simbólicas y poéticas, pero suelen incluir elementos épicos e incluso ensayísticos. Estos planteamientos híbridos en los que se mueve con soltura lo convierten en un escritor decididamente moderno. Pero, al mismo tiempo, es patente la confianza de Kadaré en las posibilidades de la leyenda popular, legado cultural de siglos que se remonta hasta las fuentes mismas de la literatura occidental: Homero. Ese ahondar en las fuentes ancestrales lleva a reivindicar todo lo que de singular y valioso tiene para el autor el conglomerado de creencias que forman la cultura de Albania. De ahí que una de las experiencias más intensas y evocadoras de sus relatos sea la tradición de la besa, el juramento que implica el cumplimiento de algo por encima de la vida y de la muerte. En casi todas sus narraciones se hace referencia más o menos explícita a la besa o a otras actitudes y costumbres propias del pueblo albanés..." Es extracto y compendio de otras reseñas: http://www.bibliopolis.org/resenas/rese0032.htm http://www.aceprensa.com/articulos/1993/mar/03/el-universo-literario-de-isma-l-kadar/ http://unlibroaldia.blogspot.com/2009/06/ismail-kadare-el-palacio-de-los-suenos.html http://www.elpais.com/articulo/cultura/Ismail/Kadare/Premio/Principe/Asturias/Letras/elpepucul/20090624elpepucul_1/Tes http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2482 http://www.elmundo.es/opinion/columnas/luis-maria-anson/2009/06/16466646.html http://es.wikipedia.org/wiki/Ismail_Kadare http://www.miradasdondeflotanicebergs.es/albaneses.htm

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