viernes, 21 de junio de 2024

Estos días azules es un relato incluido en la colección de cuentos: No preguntes en la India por qué las vacas son sagradas y otros relatos

ESTOS DÍAS AZULES


Me falta el aire, madre. Tengo una sensación continua de ahogo. Esta insistente tos con sus sacudidas te arranca el alma. Si pudieras me dirías que tuve muchos avisos y que no hice el más mínimo caso. Me aconsejaron que dejara el tabaco y fuera más parco con el café, pero no he sido capaz de escribir sin fumar, como si ese pequeño abismamiento que provoca la nicotina abriera alguna puerta desconocida. El tabaco era las llaves de mis sueños y la cafeína la poción mágica que evitaba que pudiera salir de ellos. Ante la frustración y la tristeza, nada aliviaba y regocijaba más que un simple paquete de cigarrillos y una buena taza de café.

 Siento la respiración entrecortada tuya en la cama de al lado. Esta habitación es muy pequeña y si pudiera extender el brazo te tocaría. Ahora ya no dices nada. Estás postrada también, como si desearas acompañarme en este último lance. Me temo que cuando llegamos a Francia habías perdido la cabeza y no distinguías ni el tiempo en el que estabas ni el espacio donde te encontrabas. A veces me confundías con padre o con algunos de mis hermanos. Te empeñabas en que todavía vivíamos en Sevilla. Era inútil contradecirte. Madre, estoy viejo y enfermo, ya no tengo fuerzas para hablar. Quisiera gritar, pero no puedo moverme. Supongo que estoy desahuciado y me queda aguardar el final, a que la Parca taje con su guadaña el hilo que me une a este mundo.

 Ha sido un despropósito llegar hasta aquí. Hubiera preferido quedarme en Madrid y que ocurriera lo que tuviera que pasar. O mejor tendría que haber partido antes. Así lo hicieron Juan Ramón, Ortega, Marañón, Azorín, Baroja y tantos otros amigos desengañados sobre el futuro de nuestro país. Pero yo siento a España en el corazón, me duele la patria y también me indigna. Aquí de cada diez, nueve embisten y solo uno piensa. Ha habido demasiados errores, tantas muertes innecesarias, tantos desmanes que incluso ahora con la derrota temo que no va a ser suficiente. Es sorprendente la capacidad de odiar que podemos tener, quizás comparable con la de amar, como si fueran los dos bueyes del mismo yugo.

 Sospechaba que una de las dos Españas te podía arrancar hasta la sombra y, sin embargo, no he podido mantenerme al margen. Mi apoyo al Gobierno de la República ha sido una posición moral, una cuestión de principio. Solo podía aceptar al gobierno legítimo que representaba la voluntad libre del pueblo y no el impuesto por la fuerza de las armas. Soy liberal y republicano, por tradición familiar, y filántropo por convencimiento, porque la razón empuja a ponerme en el lugar del otro para poder entenderlo, pero más que nada hubiera ansiado ser un hombre corriente, desapercibido, que aspirase a llegar a puerto despacio, como un río se diluye plácidamente en la mar.

 La conciencia se va y vuelve, madre. No sé si en unas de estas idas y venidas ya no regresaré. La primera dentellada de esta locura la recibí cuando me enteré del asesinato de Federico García Lorca. Me eché las manos a la cara y lloré como un crío. Un pelotón de fieras lo acribillaron a balazos. No podía creer que una personalidad tan arrolladora y llena de vida se hubiera apagado. Puedo rememorar mi primer encuentro con Federico en Baeza, donde me había trasladado después de la muerte de mi esposa. Allí, en la ciudad renacentista un buen día apareció Federico y otros alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada, que venían de excursión cultural con su maestro de Historia del Arte.

 Me llamaron la atención los ojos inquisitivos de Federico y sorprendió a los presentes el poema vibrante que declamó en el Casino. Federico acompañó la velada tocando con gracia en el piano fragmentos de piezas clásicas. Él era entonces un estudiante que no tenía nada claro lo que esperaba de la vida. No sé si mi amistad y las charlas que mantuvimos sobre la poesía de Rubén Darío tuvieron alguna influencia en su decisión de convertirse en poeta. El desparpajo de Federico me desarmó. Intenté hacerle ver que yo aspiraba a buscar la perfección del poema en la sencillez y en la espontaneidad, y que había abandonado el influjo del predominio de la estética sobre la razón. La poesía, le decía, tiene que nacer desde dentro y ser algo más cercano y sincero. Federico no era, igual que yo, un hombre desencantado, sino un joven prometedor de una sensibilidad desbordante, cuyo torrente poético aún pugnaba por brotar con naturalidad.

 Después de la muerte de Federico, sabes madre, me insistieron que abandonara Madrid. Mandaron a Rafael Alberti y a León Felipe para convencerme. Acepté a regañadientes con la condición de llevarte conmigo, y también a mi hermano José, a mi cuñada Matea y a sus tres hijas. Fuimos todos a Valencia, donde tuve la oportunidad de presidir el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. Allí pude conocer a un selecto grupo de escritores que hicieron causa común contra el fascismo. Estuve con Malraux, Dos Passos, Hemingway, Vallejo, Carpentier, Brecht o Neruda. Fue reconfortante conocerlos y hablar con ellos. Parecían tan vitales y enérgicos. Yo en cambio estaba lastrado, como si la pena y la angustia de lo que intuía inevitable hubiera socavado el empuje que siempre había tenido. El avance de las tropas sublevadas motivó después un segundo traslado de la familia a Barcelona y más tarde una improvisada huida a Francia.

Todo ha sido tan lamentable. En el camino perdimos el baúl con el equipaje y, lo que es peor para mí, el cartapacio que contenía cartas, borradores y algunos poemas. Fuimos en una ambulancia. A través de los cristales veíamos largas columnas de personas andando con lo que habían podido llevar, dirigiéndose hacia el norte. Iban con el miedo y la desesperación esculpidas en sus caras, mal vestidos, hambrientos y con una mirada de desolación, de profunda amargura. Los últimos quinientos metros los hicimos caminando bajo la lluvia. Mi hermano José me agarró del brazo para ayudarme a andar. Me fallaban las piernas y renqueaba. Nuestro querido amigo, el escritor Barga te llevó en brazos. En el paso fronterizo de Els Balitres los gendarmes después de algunos titubeos nos dejaron pasar y, gracias a las gestiones de Barga, nos trasladaron en coche hasta Cerbère. Habíamos evitado el internamiento en un campo de refugiados. Pasamos la noche en la estación, resguardados del viento y la lluvia en un viejo vagón abandonado en una vía muerta. Allí, madre, estabas desorientada y de vez en cuando nos preguntabas si quedaba poco para llegar a Sevilla. Extenuados, y sin apenas dormir y comer nada, tomamos el primer tren para Perpiñán.

Cuando estábamos llegando a Collioure me di cuenta de que la situación había llegado al límite de lo soportable y decidimos bajar. Fue una suerte hacerlo. Han sido todos tan afectuosos. El jefe de estación, el joven Jackes Baills, nos indicó dónde estaba el hotel Bougnol. Allí también se alojaba él. Luego el ferroviario leyó mi nombre en el registro y ha venido a menudo a verme a interesarse por nosotros e incluso me ha traído libros. Dice que de niño había leído algunos de mis poemas. La señora Quintana ha sido muy hospitalaria, se ha preocupado mucho por ti y porque estuviéramos lo más confortablemente posible. La señora Juliette Figuères, de la mercería, también se ha conmovido con nosotros y nos ha facilitado ropa y además me ha traído tabaco. Ha sido un alivio que nos trajera un par de camisas ya que José y yo teníamos que compartir la que teníamos puesta y alternarnos para comer mientras se lavaba la otra. Se lo agradezco muchísimo. No tengo dinero para pagarles tantas atenciones, espero que alguien pueda hacerlo por mí.

 Madre, tengo la sensación de hundimiento, como si el colchón de esta cama me estuviera engullendo. Mi vida ha sido alegre y triste a la vez. He sido afortunado en algunas cosas y desdichado en otras, como todos supongo que los somos. Me arrebataron a Leonor cuando era demasiado joven y tardé años antes de salir del pozo en que me precipité. Luego cuando recuperé el aliento para seguir viviendo me enamoré de una mujer casada. La amé y creo que me correspondió. Las circunstancias y esta fatídica guerra nos han separado. También el conflicto bélico me ha distanciado de mi hermano Manuel. Mi querido hermano mayor, al que tanto admiro y estimo, se ha adherido a los golpistas. No importa lo que haga, es mi hermano, pero llevo meses sin saber de él, aunque tengo la esperanza de que habrá intentado buscarme. Madre, ya sé que tienes debilidad por él. No me importa en absoluto. No soy como Manuel, alegre y efusivo, ni dicharachero, con ese humor chispeante siempre dispuesto a la jarana. Carezco de esa elegancia natural que Manuel tiene. Nunca he dado demasiada importancia a mi aspecto, a ese torpe aliño que profeso. Me considero más bien un hombre austero, introvertido, que le gusta hablar poco y prefiere estar solo para poder meditar con tranquilidad. Manuel es mucho más afable y simpático, siempre te hacía reír. Le echo tanto de menos.

Tampoco sé nada de mis sobrinas, tus nietas, las hijas de José y Matea a las que he visto crecer y que son como si fueran mis propias hijas. Tuvieron que irse a Rusia cuando estábamos en Barcelona y no tenemos ninguna noticia. Esta maldita guerra. He perdido todo lo que más quería. Apenas me quedas tú, a quien no he podido evitar todo este rosario de calamidades ¿Qué necesidad tenías de pasar por esto? Mi hermano José es fuerte y podrá sobrellevar las circunstancias cuando yo no esté. Ponerte a salvo a ti y buscar a las niñas para luego viajar a algún país de América. Europa ya no es ningún santuario. La sombra de la intolerancia y la amenaza a la libertad se cierne sobre el viejo continente.

Todavía estoy aquí. Sigo dialogando conmigo mismo. Siempre he buscado en mi interior un confidente. Pero esa voz no es una sola, recia y clara, sino un murmullo de voces distintas. Por eso escribo para confrontar las ideas, para debatirlas con ese desconocido que también somos. A veces en este afán me desdoblo en Abel Martín o en Juan de Mairena para expresar un cierto escepticismo o una actitud de ironía. Puede que en estos heterónimos busque a Dios para que me pueda dar algún consuelo. No estoy seguro de nada. Solo tengo la certidumbre de ese niño que fui, de esos días azules entre naranjos y limoneros en aquel patio de Sevilla, y de ese inmenso, protector y luminoso sol de mi infancia. Ahora que voy a morir lejos de mi patria, intuyo que sigo siendo aquel niño soñador que se arrojaba a tus brazos. Siento tanto irme antes. No sé si me puedes oír. Adiós, Madre... 

jueves, 20 de junio de 2024

La extraordinaria historia del samurái Hasekura de José María Sánchez-Ros: Una novela histórica que describe con detalle unos hechos reales, ofreciendo además una reflexión sobre la creación literaria


Sinopsis: En 1614, una embajada japonesa llega a Europa enviada por Date Masamune, señor de Sendai. El samurái Hasekura dirige la expedición a la que acompaña un sevillano, el franciscano Luis Sotelo. El propósito de la embajada era abrir una ruta de comercio entre Japón y España, y conseguir para los franciscanos un segundo obispado. Cuando la embajada se encuentra en Europa arrecia la persecución de los cristianos en Japón. Hasekura se bautiza en Madrid en presencia del rey Felipe III y es recibido en Roma por el papa Paulo V. No obstante, la poca representatividad de la embajada y los informes desfavorables que llegan al Consejo de Indias obligan a Hasekura y a Sotelo a un difícil regreso, sin haber conseguido nada. Alrededor de una docena de samuráis se quedan en la villa de Coria del Río y sus descendientes adoptan el apellido Japón.


Fernando Japón y Mauro Caro descendientes de aquellos japoneses que se quedaron en Coria del Río son las dos voces que cuatrocientos años después cuentan la historia. Fernando Japón, aquejado de una grave enfermedad, le pide a su amigo Mauro Caro que concluya la novela sobre Hasekura, que el primero empezó. En Praga visitando la tumba de Kafka Mauro Caro conoce a la japonesa Fumiko Wasaki a quien participa su intención de escribir la novela sobre Hasekura. La japonesa se convertirá en la musa y confidente de Mauro. A través del relato histórico de la embajada los narradores reflexionan sobre el encuentro fugaz entre dos mundos tan distintos, como eran el Japón feudal de los Tokugawa y la España de los Austrias de nuestro siglo de Oro.


Fernando Japón y su alter ego Mauro Caro se cuestionan las causas del fracaso de la embajada, analizan los antecedentes y desgranan las consecuencias de aquel viaje tan extraordinario. El reposado y audaz Hasekura compartirá su viaje con el impulsivo franciscano Sotelo. La pareja del franciscano y el samurái se convierte en un referente cervantino que recorre toda la novela. El fondo histórico del relato retratado con el detalle y la fidelidad que se deriva de un estudio exhaustivo de la embajada, se compagina con el artificio de la ficción para contar una historia de amor y de pasión por la literatura.
El insólito viaje del samurái Hasekura es, como dice Susana Jakfalvi, una novela de ficcion y no ficcion que compagina el relato histórico con la novela fantástica, el ensayo y la metaficcion.

 

Reseña del autor:

La embajada Keisho tuvo una inesperada consecuencia. Y es que, algunos de aquellos samuráis se quedaron en Coria del Río y sus descendientes cuando se acristianaron adoptaron el apellido Japón. En efecto, cerca de mil personas en la provincia de Sevilla tiene como primer o segundo apellido el de Japón. Este fue el punto de partida, pero pronto me llamó poderosamente la atención la contraposición que había en los dos personajes principales de esta historia: por una parte, el disciplinado Hasekura, samurai de Date Masamune, y el incansable y vehemente padre fray Luis Sotelo.

Mi maestro Ángel Leiva me había enseñado que el principal engarce de la ficción con la realidad se encuentra en el juego de las semejanzas y de las contradicciones y que si una historia avanza es por la pugna que se deriva de la asociación libre de ideas, unas veces el impulso salta por lo que se parece y otras en cambio por aquello que le diferencia. ¿Había algo más dispar que un samurái y un franciscano que compartieran un mismo destino atravesando tres continentes y dos océanos? El desafío de poder comprender el punto de vista del japonés y del franciscano me colocaba en ese punto intermedio del observador imparcial. Occidente frente a Oriente. O mejor Oriente junto a Occidente A esta diferencia de carácter y pensamiento se añadía que la historia tenía un escenario muy sugerente y variado, pues iba desde Filipinas y Japón a España e Italia pasando por México, y me permitía poner en contacto dos mundos tan descompasados como fueron el Japón feudal de los Tokugawa con la España de los Austrias de nuestro siglo de oro.

   La presencia ibérica, españoles y portugueses, en Japón es una circunstancia poco conocida, pero que perduró casi un siglo desde 1549 en el que el padre jesuita Francisco Javier llegó a Japón hasta 1624 cuando cesaron por completo. La embajada de Hasekura podría haber cambiado el curso de la historia, ya que si hubiera prosperado Japón se hubiera abierto a Occidente en el siglo XVII y no a finales del siglo XIX como sucedió después. Pero el esfuerzo no fue en vano. Lo prueba el hecho de que se conmemoró el cuarto centenario de la embajada Hasekura en España y Japón. En 2014 nos visitó el heredero al trono de Japón el príncipe Naruhito. Tuve la oportunidad de asistir en junio de este año a esta visita en Coria del Río, donde el representante de la casa real más antigua del mundo fue recibida por el grito enfervorizado de los locales, que le saludaban con ese gracejo andaluz como ¡Marujito, Marujito! diciendo algunos, a continuación, un tanto admirados ¡pero que chequitito es! También tuve la suerte de conocer al décimo tercer descendiente directo del samurai Hasekura. Hasekura Tsunetaka, que entrañable y vestido con su kimono ceremonial recorrió sorprendido las calles de Coria.

Para organizar la historia de Hasekura se me ocurrió acudir a dos voces. La de Fernando Japón, uno de aquellos descendientes que cuenta la historia de su antepasado, y la Mauro Caro que ayuda a su amigo Fernando a concluir el relato que el primero no pudo terminar. La historia contada por dos narradores, a veces sucesivos y otras, simultáneos, forma parte imprescindible de la novela sobre Hasekura. Hay por tanto dos relatos: el relato histórico de los personajes reales y el relato ficiticio de los narradores que cuentan la historia. Para mi tan relevante era el qué se contaba como el modo en que se desgranaba la historia. Para intentar esta unión entre los personajes reales y los de ficción introduje en la novela de manera reiterada puentes a través de la metaficción. La cita y la continua referencia a autores clásicos y modernos es lo que permite que la novela vaya tomando impulso y pueda culminar su final en la que la historia de Hasekura y Luis Sotelo se acopla con la propia peripecia personal de los narradores Fernando Japón y Mauro Caro.                                                                                               

 

Reseña de Susana Jakfalvi

 El punto de partida de esta obra de ficción-no ficción es un manuscrito sobre el samurái Hasekura que le dejó al narrador -Mauro Caro- su amigo Fernando Japón antes de morir, junto con el encargo de que la concluyera. Mauro Caro reflexionará a lo largo de la novela sobre el complejo proceso de escritura.

La otra punta del hilo que recorre el texto son unos hechos históricos "insólitos": dos misiones: la Misión Tesho y la Misión Keisho, y el malogrado propósito de los españoles de evangelizar el Japón a finales del siglo XVI y comienzos del XVII. Hay que destacar la minuciosa documentación que aparece resemantizada por el narrador.

 Muchos de los temas que aborda Mauro Caro han sido tratados en la novela contemporánea, especialmente la reflexión sobre la escritura y el proceso de escribir; con ello es ineludible pensar en la memoria y los efectos del olvido, tanto en un individuo como en una colectividad. Uno de los problemas que enfrenta el narrador son las imposturas de la historia oficial, así como el papel de los responsables de esos engaños y de los que contribuyeron, voluntaria o involuntariamente, al fracaso del viaje de Hasekura en una frustrada embajada a Europa. Sánchez Ros menciona causas posibles a la hora de presentar los hechos, unos hechos casi olvidados: causas que pudieron ser la negligencia, los intereses encubiertos, o la ignorancia.

Sánchez Ros también relata historias locales, en las que el escritor hace hablar a los protagonistas o a los testigos - reales o inventados- de los hechos. Este gesto revela el intento de ir más allá de lo que uno puede encontrar en la historiografía conocida. Los temas se encuentran relacionados entre sí debido, sin duda, a la riqueza que contienen. Algunos detalles temáticos aparecen como insólitos, otros son viajes de la mente humana que intentan  comprender la ambición de algunos, la violencia de otros, el odio y el mal.

 Aunque podría ser definida como novela histórica, sin embargo la ficción y la no-ficción se suceden y superponen. Por ello, no podemos decir que estamos ante una novela histórica convencional. La verdad se presenta contrapuesta a la paradójica condición del ser humano. El narrador continuamente se cuestiona y reflexiona sobre el pasado en el presente. Surgen recuerdos, proyectos, anécdotas - no sin una pizca de ironía paródica.

Estructuralmente se fusionan los borradores de Fernando Japón con viejos documentos, y fundamentalmente con las premuras del escritor.

 Se revelan historias de otra época, costumbres de otras culturas. El relato recoge, en un movimiento zigzagueante, objetos portadores de una historia desconocida, recupera saberes antiguos. Conecta, ficcionalmente, historias actuales personales con hechos antiguos, como si quisiera demostrarnos que todos es un presente continuo.

 El resultado es un texto heterogéneo: una combinación de Historia, con mayúscula, crónica de viajes, escenas de ciencia ficción, biografías, reflexiones sobre el sentido de la vida y de la muerte. La historia de Hasekura no tiene una sola versión, hay tantas versiones como puntos de vista de los personajes. Los grandes eventos son reales, pero los detalles son producto de la fecunda, incontenible imaginación del autor. Así aparece la narración fantástica, o el texto epistolar, unido al discurso historiográfico.

 Narración y ensayo. Ficción y realidad. Dos planos narrativos en constante movimiento. Por un lado, los hechos de una compleja historia de conquista del poder, con una exhaustiva documentación. Y por el otro, la búsqueda de la voz personal, la voz de Mauro-alter-ego del autor, quien por momentos está desorientado en medio de ese laberinto al que desea entrar. Laberinto donde se confunden la historia y la ficción, y que sólo puede resolver el narrador tachando, borrando, reescribiendo. Al final de cuentas, el cuaderno de Fernando resulta ser solo un pretexto. Lo importante es el descubrimiento de la energía creadora en el que se ve envuelto Mauro Caro después de haber enfrentado al "otro".

  El estilo, meticuloso, cuida hasta el más mínimo detalle, valiéndose de una gran riqueza de recursos. La reescritura se profundiza con la invención; el espacio y el tiempo se prolongan y recrean mediante extrapolaciones, yuxtaposiciones; las imágenes fluyen desde la contraposición o la contigüidad entre tiempos históricos, territorios geográficos; a veces surge el asombro, la parodia o la ironía.

 El homenaje literario se explaya con referencias a Kafka, al Bartleby de Melville, a Flaubert.También aparece Borges y su magisterio, y fugazmente Vargas Llosa, Cortázar, Carpentier, Nabokov, Thomas Mann, o Bioy Casares, entre otros.Cervantes, Quevedo y Lope de Vega serán invocados en varios episodios de la novela.

 Se trata de desenmascarar (y revestir) a los muchos personajes que estuvieron involucrados en el fracaso de la embajada de Hasekura. Para ello es necesario el desplazamiento incesante del narrador a otras realidades, otros tiempos, ir y venir de Occidente a Oriente. Los viajes referidos son reales, pero ellos dan lugar a los viajes soñados, inventados. Sánchez Ros se embarca en una búsqueda de los nexos secretos entre cosas, personajes, historias: porque tiene la convicción de que el mundo es un inmenso tejido de semejanzas y contrastes. Y ante todo tratar de encontrar una respuesta a la pregunta central: por qué fue que eso que pasó ocurrió de aquella manera.

 

Es evidente que al narrador no le interesaba un relato en el que la sucesión de páginas sólo tuviera como objetivo hacer avanzar la acción. Sus dudas reflejan esa tensión entre realidad, memoria y ficción. El viaje del Mauro Caro, físico y mental, tiene la forma de círculos que producen finalmente espirales, antes que indescifrables laberintos. Este diseño estructural le permite volver a lo inconcluso y poder ponerse en el lugar que ocupa el otro.

 

La memoria tiene un papel relevante: son memorias ajenas tomadas en préstamo, memorias inventadas o memorias recontadas desde otro punto de vista. El conjunto, dentro del que hay que destacar los monólogos, los monólogos interiores, todo está cargado de esa intención de suplementar el sentimiento de aquel que se ha marchado de un territorio con una esperanza o con una decepción. Al comienzo de la novela, Mauro parece estar duplicando no solo la escritura de los borradores de Fernando Japón sino también su reticencia, su intención de no escribir. En los cuadernos y notas que le deja su amigo aparece esa intención superpuesta a vacilaciones, interrupciones, miedos y tachones. Después de la muerte del amigo, todo eso desaparece porque el escritor se autoriza ahora a ser él mismo.

 Entre otras acciones literarias, Mauro Caro copia e interpola, compara, o se emociona, recrea libremente, y también líricamente, sus ideas y sentimientos. Y sobre todo medita, medita sobre las conexiones entre el pasado y el presente, entre Oriente y Occidente, entre el poder y la ambición, el bien y el mal, la vida y la muerte. En conclusión, es una admirable novela sobre la escritura, el escritor, y la historia.

 

Reseña de Luis Delgado:

Es una obra compleja pero no es una obra difícil de leer, atrapa al lector desde el inicio aunque este no sepa muy bien hasta que la acaba y ni aun después porqué, donde se enganchó. El autor presenta la historia con rigor, pero no abusa de esta para hacer un libro de género, tan al uso.

El creador literario y el historiador riguroso hace convivir en perfecta armonía hechos y ficción en las páginas de este libro. Es una novela compleja, de múltiples lecturas, tantas como lectores y estados de ánimo tenga el lector cuando se acerca a ella. Yo he visto varias novelas, no sé si las que ha querido darnos el autor:

• La creación literaria novelada; novela de la escritura de una novela
• Una novela del hombre ante su destino, un análisis de la condición humana. Un viaje interior; la búsqueda de la verdad, del sosiego, de la paz y del alma humana.
• Una novela fantástica en la que la ficción, la realidad y los sueños se alternan y se confunden. Los personajes, reales e inventados, se mezclan en distintos tiempos y espacios, en una rotura constante de la continuidad.
• Una novela a cajones, con historias dentro de la historia.
• Una novela histórica, del breve e intenso contacto entre la península ibérica y Japón a caballo de los siglos XVI y XVII. Solo dar a conocer este episodio tan desconocido de nuestra historia justificaría la novela, pero este libro es más, es mucho más.
• Un ensayo de los posibles caminos de la historia, de las historias que no fueron. Una invitación a pensar en los hechos que pueden cambiar, acelerar la historia
• Una bonita historia de amor.

Entrevista de Joaquín Herrera (2015):

¿Qué hace un notario escribiendo novelas históricas?

Me siento muy orgulloso de mi profesión. Los notarios tenemos en general la pulsión de la escritura, algunos la desarrollan más y otros menos. Continuamente tenemos que levantar acta y dar fe de determinados acontecimientos, que es en cierta forma lo que hace el escritor: dar testimonio o representar una historia. Los escritores no tienen que ser necesariamente periodistas, hay muchísimos profesionales de otros ámbitos como el Derecho o la Medicina que pueden aportar un punto de vista distinto.

 ¿Tiene alguna relación su novela con el mundo jurídico?

La novela tiene un fondo histórico evidente. Pero de forma indirecta es inevitable que salga a la luz mi formación como jurista. Uno de los personajes inesperados, por cuanto no estaba en el guion inicial, es Virgilio Cayuela que como notario de forma ínter temporal va dando fe de los distintos episodios que suceden en la historia. Este notario está presente a lo largo de casi toda la novela actuando como escribano para dar fe de cada acontecimiento. Se dice que el periodista es el notario de la actualidad y yo creo que puede decirse lo mismo del escritor que es el notario de la ficción, que traslada, o al menos lo intenta, la verosimilitud de una historia.

 Me suenan algunos de los nombres y apellidos de su libro…

En la novela se mezclan personajes reales como Hasekura y Luis Sotelo o como Ángel Leiva o Susana Jákfalvi con personajes de ficción como son los propios narradores que cuentan la historia Fernando Japón y Mauro Caro. Luego hay multitud de personajes secundarios en los que siempre hay alguna alusión a algún conocido. A la hora de inventar un personaje hay autores que lo bautizan de forma aleatoria o buscan en la guía de teléfono o en las esquelas. Confieso que la elección no ha sido inocente y estoy seguro que cuento con la complicidad de los aludidos.

Vd. es el patriarca de una de las mejores tertulias literarias de Sevilla y compañero de premiados, ¿Por qué este tema?

Yo creo que sí. La tertulia del Porvenir es una tertulia literaria que ya lleva 20 años en Sevilla y tanto por la calidad de sus directores Susana Jákfalvi y Ángel Leiva como por la participación de escritores como Paco Gallardo y Curro Granado es una de las más consolidadas. En cuanto a la pregunta de por qué el tema de la embajada japonesa y no otro, eso mismo me he preguntado yo. Podía haber hecho algo mucho más fácil y que no me hubiera exigido tanto esfuerzo en la documentación de la historia. Lo que me sedujo de la historia de Hasekura era la contraposición tan quijotesca que había entre los dos personajes principales: El sosegado samurái Hasekura y el inquieto franciscano Sotelo. Esto fue lo que primero me llamó la atención. La posibilidad de contraponer el fuerte sentimiento religioso del padre Sotelo frente al escepticismo pragmático del lejano Japón feudal de los Tokunawa y la España de los Austrias de nuestro siglo de Oro. También me atrajo el desarrollo de la historia en forma de viaje, ya que esto me permitía cambiar de escenario de forma continua. La embajada arranca en Japón pero hay acontecimientos anteriores en Filipinas y en Corea. Después la embajada se desarrolla en México, en lo que entonces era el Virreinato de Nueva España, llega a Europa donde visita Sevilla, Madrid y Roma. Y luego una vez que fracasa vuelve a Japón. Contar un viaje es la forma más amena de contar una historia.

 ¿A quién va dirigido su libro y qué aporta?

Ninguna novela, excepto el Quijote, es imprescindible. El insólito viaje del samurái es una novela que puede interesar al que tenga sólo una curiosidad histórica sobre un suceso tan extraño como fue una embajada japonesa en el siglo XVII en Sevilla. Pero también puede interesar al lector que tenga alguna inquietud sobre la forma en que puede contarse una historia ya que la propia novela de Hasekura es una reflexión sobre la propia creación literaria.

¿De qué autores es Vd. heredero? Y por favor no me cite demasiados hispanos americanos que me mosqueo.

Pues lo siento, pero no puedo dejar de citar a Cervantes y a Borges en primer lugar. Luego para mí son esenciales Camus, Kafka, Cortázar y García Márquez.

 ”La diligencia” Es una magnífica película clásica que trata de un viaje. En su novela hay viaje e historia, pero ahora se lee Cincuenta sombras de Grey y triunfa

Lo que se vende no necesariamente está bien escrito, parece que esto no importa. No sólo se escribe para tener éxito, es decir para que te lean. La escritura es un buen ejercicio mental que da muchas satisfacciones en tanto que uno se percata de su ignorancia. Se aprende muchísimo escribiendo. Que haya o no más lectores es algo que no me preocupa ahora.

 Me huele que es Vd. perfeccionista y en su muy entretenida novela observo un estudio tierno y matemático del vocabulario…. ¿En la segunda edición corregirá muchas cosas?

Nunca se acaba de corregir. Una de las razones por las que publiqué la novela fue para dejar de revisar el texto.

 ¿Qué honor es el correcto el del Samurái o el del español clásico calderoniano?

Pues seguramente ninguno de los dos. Habría que hacer una poda del exceso y buscar el sentido común.

 ¿Qué viaje tiene más mérito el de Colón o el de Hasekura?

El de Colón fue prodigioso. El de Hasekura fue el reverso del anterior: el viaje de Oriente, de Zipango, adónde quería llegar Colón, a Europa.

 ¿Qué hay en este libro de autobiográfico?

Me temo que mucho; en todas las novelas el autor se deja algo de la piel. Si puedo decir que hay una anécdota real que da pie a la aparición del personaje femenino de la novela: la japonesa Fumiko Wasaki. En la novela hay un encuentro casual entre Mauro Caro y Fumiko en el cementerio judío de Praga que se corresponde con un sucedido real que tuve.

 El Japón era un país sintoísta y budista: no sólo dieron orden de exterminar a los cristianos sino que ordenaron también pena de muerte para el que no lo cumpliera ¡Qué fuerte!

En concreto pedían que se retractaran del cristianismo. La fe cristiana fue el mejor regalo que recibió Japón de Occidente. Doscientos mil japoneses fueron martirizados por causa de su fe. Este fue un dato que no podía desconocer.

 Recoge Vd. expresamente que se expulsaron de España unos 300.000 moriscos en la época en que se desenvuelve su novela, unos 9.000 de Sevilla. También históricamente hemos expulsado a sefardíes y jesuitas a personas en el exilio… ¿Yo creía que donde no cabía la gente era precisamente en Japón? Y que precisamente por eso vemos tantos turistas japoneses ya que el gobierno les obliga dar una vuelta fuera de la isla a unos cuantos.

La expulsión de los judíos y de los moriscos fue el principio del fin del imperio español. Nos quedamos sin tejido empresarial y sin mano de obra especializada. Fue un auténtico desastre.

Algunas veces se nombra embajador a alguna persona que es incómoda en el país ¿Fue esta la razón de la misión de Hasekura ya que era incómodo en Japón?

La razón de su nombramiento fue salvar a Hasekura de un caso de corrupción en que estaba implicado su padre. Conforme a la tradición nipona Hasekura debería haberse suicidado junto con su padre por ello. Por eso se le dio la oportunidad de redimir su honor dirigiendo una riesgosa embajada.

 En su novela se habla de los dominicos, agustinos, franciscanos y jesuitas… por qué orden los ponemos… y a los claretianos

Si hay que poner algún orden pondrán primero a los jesuitas que llegaron con los portugueses al sur de Japón en 1549, después de la conquista de Filipinas llegaron los franciscanos, los dominicos. Y lo triste fue que se hicieron la competencia entre ellos.

 ¿Cuál es la pregunta más original o insensata que le han hecho sobre su libro?

Lo original a veces puede ser insensato. El otro día me preguntaron qué había sido lo que más me había llamado la atención en la historia de Hasekura. Y contesté que ha sido la prueba contundente de los registros de entrada y salida en la Flota de Indias. De los indicados registros resulta que vinieron treinta samuráis, pero sólo se fueron dieciocho, luego hasta doce se quedaron en España.

 Lo voy a intentar yo…”Hase” tiempo que no hago esta pregunta ¿Hasekura sería hoy bético o sevillista? ¿De la Macarena o de la Esperanza de Triana? ¿Le gustarían los toros? ¿Sería más de la Feria o de la Semana Santa? ¿Se le ocurre alguna pregunta aún más rancia?

Supongo que como buen japonés diría que sí a todo. Los japoneses tienen fama de tener dificultad para decir que no.

 La verdad es que cuando de pronto me encontré en su libro hablando de la carta a su padre de Kafka me quedé un poco “agobiado”…. ¿qué explicación tiene en su obra?

No sólo a Kafka, hay continuas referencias y citas literarias de muchos autores. Sábato, García Márquez, Cortázar, Nabokov, Cervantes, Lope de Vega etc., es un recurso literario que se conoce como meta ficción que empleo para poder conectar los personajes reales con los personajes de ficción que son fundamentalmente los narradores Fernando Japón y Mauro Caro.

 ¿Recomienda Vd. comprar su libro?

Eso lo tendrá que decidir los lectores. En cualquier caso, siempre pueden pedirlo en una biblioteca.

 ¿Qué tiempo ha podido dedicar a la investigación histórica pasa su novela?

Muchísimo tiempo, con demasiadas interrupciones. La novela la comencé en 2002 y la he ido rematando a lo largo de estos años. Lo más pesado ha sido documentarme. Una vez que tenía claro los fundamentos históricos la novela se desarrolló con más rapidez en estos últimos tres años que han sido, por otra parte, los más intensos.

Siendo Vd. una persona humilde ¿Cómo intenta evitar el narcisismo del escritor?

Con los pies en la tierra. Soy un escritor novel que ha visto culminado un sueño. Para mí no hay mayor satisfacción que la novela se lea.

 Su libro es un ejemplo de libertad y libertad de poder escribir lo que se piensa…Pero quizás le hubiera gustado decir algo que se lo ha quedado….total estamos en Sevilla y ya se sabe que….

No me he puesto otra cortapisa que ceñirme a la realidad de los hechos históricos. La embajada está retratada de una manera fiel con imparcialidad. Todo los demás es ficción y, como sabes, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

 ¿Realmente cree Vd. que no hay mejor forma de divertirse que leer o escribir? Pues entonces quizás en nuestra generación tenemos un problema… ¿No cree Vd. que su cita expresa de Flaubert de que la literatura es una orgía, es excesiva?

Leer es abrir una ventana al mundo. Borges decía que su propio valor no era por los libros que había escrito, sino por los que había leído. El hombre que no lee no vive. Flaubert llevaba esta tesis a un extremo. Tampoco es eso. La torre de marfil no, pero ignorar a los poetas tampoco.

 ¿Después de la derrota de su equipo contra el eterno rival…?

Que la vida es cambiante. Hoy somos yunque, mañana seremos martillo.

 ¿Qué significan las palabras en japonés (creo) al final de cada capítulo ¿Son un “queo” o es japonés “aurténtico”?

Es el apellido del embajador japonés Hasekura escrito en su idioma original.

Su compañero notarial habla mucho de la condición humana como filosofía de vida y vd lo hace ¿Cuál cree que es la condición humana?

Tomás Marcos es la persona más vitalista que he conocido. Cuando habla de la condición humana lo hace como un resorte de tolerancia y comprensión acerca de la conducta, a veces inexplicable de los hombres. Que un bético se alegra de que al Sevilla le meta 5 el Barcelona, no tiene otra explicación, diría con seguridad Tomás, que la condición humana.

 ¿Qué acentuaría Vd. de las relaciones España Japón a lo largo de los siglos?

Lo más destacable de estas relaciones fue esta embajada de Hasekura. Si hubiera tenido éxito Japón habría sumado a su riquísima cultura la Occidental. Y tal vez hubiera sido la segunda o tercera potencia mundial en el siglo XVII y no en el siglo XX. El fracaso de la embajada motivó que Japón se enclaustrase y no tuviera contacto con el exterior, salvo con los holandeses, hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando a cañonazos los norteamericanos propiciaron la caída del Shogunato y la restauración del poder del emperador.

 Cervantes Borges Camus, Kafka, Cortázar y García Márquez, Flaubert…el laberinto de Creta o el Hilo de Ariadna ¿No cree Vd. que escribe para lectores excesivamente avezados, cultivados doctos, eruditos, ilustrados, excesivamente instruidos rechazando el deber de formar que tiene todo escritor o a un público menos exigente?

Sinceramente no escribo para un tipo de lector concreto. He sido profesor y he intentado arrojar luz sobre la historia de Hasekura de la manera más didáctica. Al final hay unas notas que completan la información sobre los distintos personajes. La novela refleja de manera cabal lo que sucedió hace 400 años, ¿por qué vino la embajada japonesa a Sevilla? y ¿por qué fracasó? Pero también cuenta la otra historia, la de Fernando Japón y Mauro Caro, que son los personajes que toman la voz para contar la historia y que son descendientes de aquellos japoneses que vinieron a España. Estos personajes son los que permiten la ficción.

 

Presentación de la novela en 2013

https://www.youtube.com/watch?v=Jq6uBYs2Yzw



Entrevista en la cadena ser en 2024

bing.com/ck/a?!&&p=f5ee113496fe71ffJmltdHM9MTcyMDA1MTIwMCZpZ3VpZD0xMDQxMDIwZC1hNDRiLTZlNmEtMTZkOS0xNjc5YTVmMjZmNjImaW5zaWQ9NTE5OQ&ptn=3&ver=2&hsh=3&fclid=1041020d-a44b-6e6a-16d9-1679a5f26f62&psq=hasekura+sanchez+ros+cadena+ser&u=a1aHR0cHM6Ly9jYWRlbmFzZXIuY29tL2F1ZGlvLzE3MTk5OTI5NTY2MzIv&ntb=1


La extraordinaria historia del samurái  Hasekura es una edición revisada y actualizada de la novela El insólito viaje del samurái Hasekura publicada en 2013 por la editorial Lautaro. 

 


sábado, 2 de junio de 2018

Áspera seda de la muerte de Francisco Gallardo


Francisco Gallardo (Sevilla, 1958) en su tercera novela Áspera seda de la muerte, retrata con maestría y oficio de buen escribano la Sevilla de principio del siglo XIX después de la invasión napoleónica. Le sirve de pretexto la situación desesperada de una mujer Flora de Letona confinada en un beaterio de la ciudad por haber interpuesto una demanda de divorcio por maltrato a su marido, el teniente ilimitado Juan Ballester El tema de la violencia doméstica desgraciadamente no es actual y Gallardo lo aborda con rigor histórico y con la exquisitez de su prosa precisa y armoniosa. La novela ha sido distinguida con el Premio de novela Ciudad de Badajoz 2017.

“Me estremecía leer la voz escrita de esa mujer, contaba en una entrevista Gallardo. Con su propia letra, en primera persona, se dirigía al Capitán General de las Andalucías, para defenderse. Luego estaban los argumentos escritos por los abogados, a favor y en contra de Flora de Letona. Ha sido muy interesante trabajar con estas fuentes directas. Creo que se nota en el tono, en las voces de la novela, dándole mayor verosimilitud. No es la historia contada a través de terceras personas. Es la voz profunda y dolorida de Flora de Letona que nunca pierde la esperanza de algún día ser libre”.

 Pero esta novela extraordinaria es mucho más que el episodio de una mujer maltratada, ya que sobre el fondo  de este suceso, como si fuera un gran cuadro, nos va descubriendo los retazos de una Sevilla, en la que como decía Chaves, al que cita en el preámbulo, cualquier muerte es un asesinato. El libro es un auténtico homenaje a la ciudad de Sevilla, un tapiz bordado que se va hilvanando con la descripción de una ciudad que parece despertar de una cierta indolencia y que al mismo tiempo arrastra el peso de un pasado esplendoroso. Gallardo nos lleva de la mano por la ciudad de Sevilla y en este paseo, sencillamente son las calles, iglesias y plazas las que evocan, la que toman el papel del narrador para contarnos la historia.

El autor va avanzando y retrocediendo en el desarrollo de la novela a lo largo de nueve capítulos, mediante una prosa sobria con la técnica depurada del estilo libre indirecto en la que el autor se embosca en sus personajes para pasar inadvertido y contarnos en tiempo de presente, como si los lectores fuéramos meros testigos, no sólo la historia individual de la valentía de Flora de Letona sino también para desgranar la historia colectiva de una ciudad.  La Sevilla que nos pinta Gallardo es una ciudad, indolente, humillada por el expolio de los franceses que ha perdido su relevancia frente a Cádiz por la pérdida del Puerto de Indias, en la que hay un rebrote de la fiebre amarilla y una creciente hambruna por el desabastecimiento provocado por la guerra contra los franceses. Una ciudad en la que pugna la tradición más rancia con los nuevos aires que llegan de un liberalismo pujante que acabará siendo derribado por el rey Fernando VII. Estos aires de renovación Gallardo los va apuntando cuando cita a los escritores Moratín, y Blanco White, o a las escritoras españolas Inés Joyes y Josefa Amar, o también cuando recoge proyectos del ilustrado Francisco Saavedra como la Compañía de Navegación del Guadalquivir o el barco de vapor que se pretendía construir en Triana, o expone las ideas avanzadas de doctor Arribas sobre el galvanismo o la fuerza de sanación de la electricidad.

” En la novela, nos cuenta Gallardo, Lord Byron conoció a Arribas cuando estuvo en Sevilla en 1809 y éste le habló sobre asuntos como la electricidad, la búsqueda del microscopio o la búsqueda del alma por disecciones anatómicas, algo que enlaza con el romanticismo». A partir de ahí, Lord Byron pudo hablar con Mary Shelley acerca de estos temas antes de que naciera el mito de Frankenstein en el famoso encuentro de la Villa Diodati de 1816”

El doctor Arribas, uno de esos personajes ejemplares que nos regala Gallardo en su novela, y del que sospecho no es ajeno, en unos de los pasajes nos dice que tiene la imaginación de los escritores. Al fin al cabo esta novela no es sino el impulso de la bendita, fecunda y desbordante imaginación de Francisco Gallardo quien nos deleita después del Rock de la calle Feria y La última noche con otra asombrosa novela.

                                                    José María Sánchez-Ros Gómez
 

jueves, 19 de abril de 2018

Un mundo para Julius de Alfredo Bryce Echenique: Una propuesta de la tertulia para el mes de mayo


Un mundo para Julius, publicada en 1970, del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique es una novela que describe, con profunda sutileza, el mundo de la oligarquía limeña, aunque el ambiente, los personajes y las situaciones podrían desarrollarse perfectamente en cualquier ciudad latinoamericana. La obra constituye una crítica mordaz de esa oligarquía, aunque amortiguada por la ironía, el humor y la ternura presentes en el texto. En el seno de esta clase social privilegiada, el protagonista de la novela, Julius, un niño de una extrema sensibilidad y, en cierta medida, triste y melancólico, intentará encontrar su lugar, creciendo a caballo de dos mundos opuestos: el de la extrema indiferencia y frialdad de su familia, y el del afecto y el calor de la servidumbre.
La novela trata acerca de la vida de Julius, un niño solitario, muy curioso e intuitivo, perteneciente a una familia muy adinerada de Lima, centrándose en su niñez y principios de su adolescencia. Sin embargo, lo que para muchos es la clave de la obra, es la dinámica que plantea entre dos mundos contrapuestos y a la vez complementarios: el de JULIUS, su familia, y el de sus empleados, que cada fin de semana salen de la casa palaciega y se sumergen en su propio mundo andino y popular. En todo momento, Julius tiene ante sus ojos dos mundos: uno donde hay solo fiestas sociales y diversión, y otro de gran pobreza, la cual experimentan sus seres queridos: la servidumbre y un compañero de colegio, Cano. Julius se refugiará en la servidumbre para obtener el afecto que su familia -su madre-, casi siempre ausente, es incapaz de proporcionarle. Se trata de una novela en el más puro estilo tragicómico, que invita a la reflexión sobre la injusticia, la frivolidad y la falta de estima desde la aparentemente ingenua mirada de un niño.
La aparición de Un mundo para Julius, en 1970, consagró tempranamente a Alfredo Bryce Echenique como uno de los grandes escritores de nuestro idioma. La belleza y fluidez de su prosa, la sencillez magistral de la trama y el diseño tan humano de sus personajes fueron algunos de los elementos que contribuyeron a que, en muy poco tiempo, esta novela fuera considerada un clásico moderno de la literatura latinoamericano.
"Por la inteligencia de su factura, la ciencia de su lenguaje, la mezcla sutil de ironía, nostalgia y humor, y la aguda visión de lo real que conforman su esencia este libro de Bryce Echenique es una de las mejores novelas escritas por un autor latinoamericano" (Gabriel García Márquez).
Alfredo Bryce Echenique nació en Lima, Perú, en 1939. En la peruana Universidad Nacional de San Marcos obtuvo los títulos de abogado y doctor en Letras. En 1964 se trasladó a Europa, con prolongadas estancias en Francia y España.
Para más información puede consultarse los enlaces siguientes:

viernes, 2 de marzo de 2018

Confesión General de José María Conget (la reivindicación del relato como género mayor)


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".. José María Conget  (Zaragoza, 1948). Novelista y filólogo español. Ha desempeñado labores docentes y como gestor cultural. Académicas en Glasgow (1972-1973), Lima (1974-1976), Cádiz (1978-1983), Londres (1984-1990), Nueva York (1991-1998) y París (2001-2003). Fue jefe de actividades culturales en el Instituto Cervantes en Nueva York y en París. A partir de 1999 fijó su residencia en Sevilla, con un paréntesis de dos años en París, ejerciendo de profesor en el instituto Martínez Montañés hasta su jubilación en 2008. Fue coordinador y presentador del programa cultural en español de la televisión de CUNY en Nueva York Charlando con Cervantes, y comisario de varios ciclos de cine en el Lincoln Center, Public Theater y Anthology Film Archives de Nueva York. Ha destacado por su comisariado de exposiciones, sobresaliendo entre todas la titulada El cómic en la democracia española 1975-2005, organizada por el Instituto Cervantes en 2005 y que ha itinerado por varios países. Es colaborador regular en la prensa periódica de Andalucía y Aragón.
Es autor de la trilogía Quadrupedumque (1981); Comentarios (marginales) a la Guerra de las Galias, 1984, y Gaudeamus, (1986). Ha publicado también: Todas las mujeres (1989), Palabras de familia (1995), Cincuenta y tres y Octava (1995), Hasta el fin de los cuentos (1998) y Vamos a contar canciones (1999). Una cita con Borges. (2000), Viento de cine. El cine en la poesía española de expresión castellana (2002, El olor de los tebeos. (2004) Bar de anarquistas. (2005), Pont de l'Alma. (2007), La ciudad desplazada. (2010), Espectros, parpadeos y shazam! (2010), Trilogía de Zabala. (2010) La mujer que vigila los Vermeer. (2013), La bella cubana (2014) y Confesión general( 2017).
Su último libro Confesión general reúne doce textos de diferente porte y textura en la que con un tono íntimo y no exento de ironía y humor descorre el velo de la ficción para mostrarnos lo que no es sino pura literatura. Circulan por las páginas de este libro los secretos familiares, el misterio de los sueños, la exploración del miedo primigenio y la constatación de que, en épocas todavía no periclitadas, los lugares propicios para el amor eran pocos. También encontrará el lector el mito de Scherezade en versión dentista, una meditación sobre el bloqueo literario y otra sobre el concepto de autoría, la historia de un hombre que se enfrenta al significado verdadero de la madurez y la de un niño atormentado por la obsesión del pecado y del infierno. Completa el volumen el homenaje a tres canciones francesas que el autor tararea a menudo.


El volumen comienza con un relato sugerente, titulado "Madurez", no sólo por ser un relato espléndido, sino porque, como luego irá comprobando el lector, señala la posición del ánimo del escritor y da el ritmo predominantemente dolorido y melancólico del resto de los textos. La pareja y la familia, con sus agrias dificultades, ya están presentes en esta historia de un veterano escritor que no escribe, tocado por la soledad y el desgaste, mal avenido con su exesposa y con su hijo, patético en el lance de un ligue furtivo y asaltado por un inquietante estallido de dolor en la cadera.

En una línea parecida se encuentra el segundo relato del libro titulado "Tiempo hostil", en clara alusión u homenaje al poema de Ángel González "Inventario de lugares propicios al amor", cuyos versos finales sirven de cita para el cuento.  Una mujer cuenta a su hija, tan diferente de lo que ella fue en su juventud, cómo su amor con Salva, un estudiante de su edad, se frustró por la vergüenza y las circunstancias de una época gris en la que parecía predominar aquella voluntad de repartir la tristeza. Conget deja también espacio para la ternura en “ Esqueletos en el armario”, donde los polvorientos y dañinos secretos familiares parecen esconder un inesperado y esperanzador final. También se ajustan cuentas con la literatura en textos pirandelianos como "El lector", que plantea hábilmente la paradoja sobre la creación literaria, cuando el entusiasta admirador de un libro de un autor consagrado traba conocimiento con él y, además de decepcionarse con su trivial y estúpida personalidad, llega a creer, amenazadoramente, que el famoso novelista, al que acosa, le ha suplantado, le ha robado el libro que él podía y debía haber escrito. En la misma tecla pirandeliana "Todos los miedos el miedo", donde unamunianamente el personaje protagonista del relato, Miguel Zabala sometido a demoníacos terrores infantiles se encara con su creador y, en un ejercicio de autoficción le devuelve abruptamente los miedos que Conget le endosó a él, para que de esta manera ajustar sus cuentas pendientes con el autor.


 
También sobresalen "El bloqueo", por tratarse de un relato paradójico y resuelto con habilidad, y "Dentista", una suerte de Las mil y una noches a la americana con una Sherezade experta en endodoncias. estupenda historia, en la que un paciente se deja hacer acunado e hipnotizado por la torrentera de palabras de una odontóloga con facilidad verbal, una suerte de Sherezade con torno, que cuenta y cuenta sus historias erótico-sentimentales con tal poder de seducción que el hombre, al despertar (de la anestesia, del goce de la narración oral, del poder de las palabras), no solo rompe con su pareja, sino que tomará una drástica decisión para volver a verla, a oírla, tal vez esa que se están imaginando; sí, esa. Dentista es una memorable narración, sin duda el mejor relato de la colección. Así es Conget, que tiene algo de Sherezade aragonés; de hipnótico narrador, más que de dentista sin anestesia.

Tres relatos encantadores son  «Tres canciones francesas», una reconstrucción de la historia que hay detrás de la música y la letra, que no sólo es un brillante ejemplo de la capacidad evocativa de la música para rescatar el espíritu de un tiempo y su peripecia, sino un magnífico ejemplo de fusión de memoria personal y ensayo.
 
El último relato Confesión general supone un gran salto atrás, hacia la infancia, a las culpas y miedos insuperables que desquician a un muchacho que se inicia en la masturbación sojuzgado por el sentimiento de pecado, culpa y condena que le ha inoculado la educación religiosa colegial. Su atribulada y penosa “confesión general” ante un pejiguero e inquisidor dominico, mandamiento por mandamiento, detalle por detalle, alcanza, en manos de Conget, un gran virtuosismo de ritmo y lenguaje y un carácter estremecedor.

“Hay quien escribe, nos dice José María Conget, porque ha renunciado a vivir, pensemos en Proust; o porque la obra es un refugio frente al torbellino de la existencia, aquella “defensa contra las ofensas de la vida”, de Pavese. En mi caso no estoy seguro, aunque a veces tengo la impresión de que la escritura duplica la experiencia, la hace más real. Sufrí un infarto hace unos años y, una vez que asumí que no me iba a morir, empecé a pensar cómo se podía meter todo aquello en un cuento. Ahora tengo la impresión de que el relato que escribí se ha impuesto sobre los acontecimientos reales, les ha dado una estructura, un sentido”..."

 Esta reseña es extracto y compendio de otras que se relacionan: