miércoles, 21 de abril de 2010

Julio Cortazar: Continuidad de los parques. (la metaficción)

"Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestion de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirian color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subio los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oidos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela."
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“...Continuidad de los parques, de Julio Cortazar, pasa por ser la obra de metaficción más estudiada y emblemática en tanto genuina reflexión sobre la creación literaria. El cuento está inserto dentro de la recopilación Final de Juego, y está considerado como paradigmático en la fusión de dos realidades superpuestas, la del hombre leyendo la novela y la del personaje matando al lector. Cortázar bifurca sus esfuerzos narrando dos historias al tiempo, primero, la de un atareado empresario cuya jornada laboral ha expirado y se entusiasma leyendo una novela, y segundo, la de la propia novela que está leyendo y que narra el desesperado encuentro entre dos amantes que planean su libertad. Cortázar comienza por sumergirnos en la realidad del lector que después de regresar a su hogar, se arrellana en un sillón de terciopelo verde, y retoma la lectura. Se sucede entonces un sorpresivo cambio de focalización, y la mirada se desvía ahora hacia el contenido de la novela leída. Un hombre rústico es recibido por su amante en una cabaña, urdiendo un plan no del todo definible. La hora de cometer un asesinato habría llegado. La amante le demuestra su afecto, y luego el leñador ingresa a la casa del hombre que estaba leyendo la novela y lo busca siguiendo las instrucciones de la mujer, hasta encontrarlo en su sillón. Se confunden los enfoques y se rompe el límite entre lo real y lo irreal.
Este cuento acaba y empieza con la misma situación; se nos describe al protagonista sentado en un sillón y leyendo un libro. En la primera escena, el protagonista está vivo, pero en la segunda ya no. El protagonista es como si estuviese leyendo su vida, su asesinato. Los personajes no tienen nombre propio, sino que son simples instrumentos de dos realidades que se confunden entre si. El lector se queda con un sentimiento de incertidumbre ante la ambigüedad. El límite entre lo real y lo irreal se rompe sin ningún tipo de justificación y sin dar explicaciones. El cuento se pliega en un círculo perfecto y el supuesto personaje de ficción termina irrumpiendo en la supuesta realidad, convirtiendo al relato en un relato fantástico.
Esta transgresión de dos planos en la ficción narrativa, es un recurso utilizado por Cortázar en otros cuentos como “La noche boca arriba”, de Final del juego, y “El otro cielo”, de Todos los fuegos, el fuego. En todos esos relatos podemos distinguir algunos factores comunes. Los principales son: la coexistencia de dos realidades distantes y la convergencia mágica de esas dos realidades en un punto determinado. En el caso de “Continuidad...” se fusionan en el parque, que actúa como frontera entre las dos realidades y le da significado al título del cuento.  Cortázar juega con las leyes que rigen nuestro mundo para decirnos que nada es absoluto ni definitivo. La llamada mise-en-abîme (la narración que contiene a su vez otra narración) es uno de los recursos tradicionales que Cortázar enriquece con su perspectiva más contemporánea.
La fusión entre el narrador y el autor es lo que permite el desarrollo del cuento y precipita la sorpresa del lector. El mérito del relato se sustenta en los recursos empleados para encauzar ambas realidades hasta un mismo plano temporal y espacial, o lo que es igual, hasta una misma realidad. Es en la distorsión del tiempo y el espacio en sus parámetros normales, dónde Cortázar se encuentra más cómodo, pero lo hace sin despegarse totalmente de la propia realidad, dejando enganches invisibles, pues según él mismo, “sin la realidad, lo fantástico se disuelve y no tiene ningún sentido”. Y para ello Cortázar no duda en emplear parte de sus arsenal literario más característico: Lenguaje poético (“latía la libertad agazapada”, “la sangre galopa”), localismos, cambios de ritmos, suspense bien entendido (aquí podemos distinguir la sombra de Edgard Allan Poe) y autogeneración del cuento. La prosa desplegada por el autor te atrapa del mismo modo que describe a su protagonista (“con un placer casi perverso”).
El paso del realismo trágico a la fantasía es tan sutil, como el paso que hace el lector para verse reflejado como el protagonista principal. Parece mentira como un texto tan breve pueda evocar tanto..."
Esta recensión es extracto y compendio de otras reseñas que relaciono:

5 comentarios:

  1. Excelente reseña de un cuento maestro por el cual siento verdadera devoción. No obstante, el que me movió a asumir la escritura como vocación y profesión fue El perseguidor. Abrazos.
    Ah, será cosa de fantasía, pero con este post parece haber solucionado el problema de actualización de vuestro blog en mis enlaces.

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  2. Estimado Antonio gracias por tu comentario. Después de una incursión en el laberinto informatico de los feed y del caché, con la ayuda del Gran Google, pude solucionar el problema de la actualización del blog en los blog de los amigos, pero no me preguntes cómo porque no sería capaz de volverlo a repetir. Fue puro realismo mágico.

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  3. No comprendo como llega el momento en el cual retoma la lectura el protagonista. Me ayudan por favor? Genial este cuento

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  4. No comprendo como llega el momento en el cual retoma la lectura el protagonista. Me ayudan por favor? Genial este cuento

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  5. No es exactamente que retome la lectura. La historia leída de los amantes se entrecruza con la contada sobre el lector arrellanado en su sillón.Lo realmente meritorio es que ambas historias confluyen en el final cuando el amante mata al lector. Cortázar usa la metaficción, la ficción dentro de la ficción, para fusionar las dos realidades y encontrar una nueva.

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