miércoles, 14 de septiembre de 2016

Suave es la noche de Francis Scott Fitzgerald ("Toda vida es un proceso de demolición")

Para empezar este año se ha propuesto en la tertulia la novela Suave es la noche de Francis Scott Fitzgerald (


“… Francis Scott Key Fitzgerald nació el 24 de septiembre de 1896 en Saint-Paul, Minnesota (Estados Unidos), en el seno de una familia de clase burguesa y creencias católicas. Estudió en la Universidad de Princentown, sin llegar a graduarse, y luego se alistó en el ejército para participar en la Primera Guerra Mundial. Scott Fitzgerald fue miembro de la denominada Generación Perdida, grupo literario que también incluía entre sus filas a escritores como Ernest Hemingway o John Dos Passos.

Después del triunfo de su primera novela, “A Este Lado Del Paraíso” (1920), Scott Fitzgerald dedicó todo su tiempo a la literatura. Su estilo directo y cuidado solía plasmar con carácter satírico las interacciones de los individuos pertenecientes a la sociedad acomodada estadounidense en la feliz década de los años 20, denominada por el propio autor “la era del jazz”. Novelas como “Hermosos y Malditos” (1922), “El Gran Gatsby” (1925), “Suave Es La Noche” (1934) o “El Último Magnate” (1941), y colecciones de narraciones breves como “Jovencitas y Filósofos” (1920), “Cuentos De La Edad Del Jazz” (1922), “Todos Los Hombres Tristes” (1926) o “Toque de Diana” (1935) son algunos de sus títulos más conocidos.
Con su novela inicial, A este lado del paraíso (1920), obtuvo gran popularidad, lo que le permitió ir publicando sus cuentos en revistas de prestigio como The Saturday Evening Post, y convertirse en una de las figuras más representativas del "sueño americano" de la década de 1920. Se trasladó a Francia junto con su mujer, Zelda Sayre, personaje fundamental para Fitzgerarld, tanto en la felicidad como en la desdicha, ya que fue su inspiración y compañía en el decenio de gloria que les tocó vivir, y el centro de sus preocupaciones a partir de 1930, cuando él se hundió en el alcohol y ella en la demencia.

En Francia acabó de escribir la que se considera su obra maestra, El gran Gastby (1925), la historia del éxito y posterior decadencia de un traficante de alcohol durante la ley seca, que se fabrica una identidad aristocrática y a partir de allí vive como un fantasma en una mansión, consagrando todas sus fuerzas y dinero a conseguir a la mujer que ama. Cultivó también la narración breve, y algunos de sus cuentos están considerados antológicos dentro de la literatura en lengua inglesa. Escribió aún otras dos grandes novelas, Suave es la noche (1934), que él consideraba la culminación de su obra, y la póstuma e inconclusa El último magnate (1941), donde cuenta los aspectos más miserables del mundillo de Hollywood, que tan bien conocía, ya que en los años de ruina que precedieron a su muerte trabajó como guionista anónimo para la industria del cine. Su libro igualmente póstumo y testimonial El jactancioso (publicado en 1945 por Edmund Wilson) es la crónica escalofriante y hermosamente desdichada de su desintegración como hombre y escritor, donde hace una revisión de sí mismo y de las causas abismales que provocaron su caída. La primera frase de este relato-ensayo (relato El Crack-Up ) es tan clara que vale por un manifiesto: "Toda vida es un proceso de demolición". Parte de sus ensayos fueron reunidos en el libro “Sobre La Escritura”.

Una de sus amantes fue la columnista de sociedad Sheilah Graham, quien escribió un libro sobre su relación con el escritor en “Lecciones De Un Pigmalión”. Falleció de un ataque al corazón en 1940 en Holiwood cuando tenía 44 años. Su esposa Zelda Sayre escribió una novela autobiográfica, Resérvame el vals, y cuentos. Sus cartas revelan un notable talento literario. Fue una bailarina frustrada, que dejó el ballet joven y lo retomó mayor. Zelda tuvo un final más horrendo: murió calcinada en 1948 en un incendio en el hospital Highland, en Carolina del Norte donde vivía internada. En 1975 los restos de ambos se enterraron juntos. En su lápida se lee el final de El gran Gatsby: “Y así seguimos empujando, botes que reman contra la corriente, atraídos incesantemente hacia el pasado.
Zelda y Scott lo tuvieron todo y todo lo perdieron. Las cartas que se intercambiaron a lo largo de su vida, publicadas en EE UU en un solo volumen en 2002 y traducidas al castellano por Ramón Vilà Vernis en la obra Querido Scott, querida Zelda (Lumen), ayudan a entender ese proceso de derrumbamiento.

Suave es la noche " (en inglés, "Tender Is the Night")  publicada en 1934 es una de la mejores novelas de Francis Scott Fitzgerald, el autor de El gran Gatsby, " El título de la obra proviene de la Oda a un ruiseñor, de John Keats: Already with thee! tender is the night (IV, 5)
La novela refleja una etapa de la vida del propio autor: en 1932, su mujer Zelda Sayre Fitzgerald fue hospitalizada por esquizofrenia en un sanatorio en Baltimore (Maryland). El escritor alquiló entonces la villa llamada "la Paix", en el suburbio de Towson, para escribir esta novela: la historia del ascenso y caída de Dick Diver, un joven y prometedor psicoanalista, y su mujer, Nicole, quien al mismo tiempo era una de sus pacientes. Fue publicada en dos versiones distintas. La original, de 1934, utilizaba flashbacks para introducir elementos en la trama, mientras que la segunda versión, preparada por un amigo y crítico de Scott Fitzgerald, Malcolm Cowley, a partir de las notas del propio autor, sigue un orden cronológico. Esta segunda versión se publicó póstumamente en 1951, y algunos críticos sostienen que Cowley decidió llevar a cabo esta revisión a causa de las reseñas negativas que la obra estaba recibiendo en su versión primitiva, con su estructura temporal no lineal.

La historia arranca en 1925 cuando Rosemary Hoyt, una joven actriz de reciente éxito, llega junto a su madre a un hotel en la costa de la Riviera Francesa en donde se reúne la gente más distinguida y elegante. Allí conoce a un grupo de personas entre los que destaca el matrimonio Diver, una pareja norteamericana que representa lo más granado y glamuroso de la sociedad. Son jóvenes, atractivos, ricos y los perfectos anfitriones. Enseguida Rosemary se enamora perdidamente de Dick y aunque él al principio se muestra reticente a corresponderla al final cae rendido ante los encantos de la joven actriz. 
Los Diver aparenta una irresistible perfección, pero Nicole tiene un secreto y Dick una debilidad. Cuando tiempo después, Rosemary y Dick vuelven a coincidir en París, embriagados por el champán y la diversión de los años veinte del siglo XX, algo cambia en la percepción del médico que, por primera vez, se plantea enturbiar la imagen de perfecto héroe y caballero honorable que siempre ha intentado forjarse de si mismo.

Suave es la noche es una de las cumbres de la obra de Francis Scott Fitzgerald, su novela más intensa y de mayor carga autobiográfica. En palabras de su esposa Zelda, «hay mucho de su propia vida en este atormentado retrato de opulencia destructiva e idealismo malogrado». La primera parte de esta novela nos es relatada desde el punto de vista de Rosemary,  una chica que a sus escasos 18 años se ha convertido en una estrella de cine, y que durante un viaje por la Riviera Francesa se vuelve objeto de las atenciones de los Diver. Es desde su perspectiva inocente y bienintencionada que conocemos a Nicole y a Dick, y poco a poco nos vamos enamorando de su amabilidad, hospitalidad y del maravilloso estilo de vida que llevan. Él es un médico respetado, bastante inteligente y centrado, con un aparente buen gusto y una cultura envidiable. Ella siempre amable y encantadora, gusta de pasar su tiempo comprando regalos, conociendo gente y ofreciendo fiestas. Rosemary queda embelesada con la química que tiene la joven pareja, y pasa a formar parte de las lujosas cenas y paseos extravagantes organizados por los Diver. La segunda parte nos revela el pasado que tan arduamente los Diver han intentado dejar atrás. El autor basó gran parte de este libro en sus experiencias personales y las de su esposa, y es precisamente en esta parte de la narración que se hacen patentes estas referencias. Alcoholismo, enfermedades mentales, infidelidades, relaciones enfermizas, calumnias, celos, todo se agolpa para exponer a Nicole y a Dick como lo que realmente son, personas que distan mucho de ser perfectas y que se ven obligadas a mantener las apariencias. En la última parte de la novela la decadencia de los Diver se vuelve más y más evidente, y nos lleva a un desenlace sorprendente. Mientras Nicole emerge de las sombras, Dick empieza a caer en un abismo del que no podrá salir.

 Fitzgerald carga las tintas contra los americanos ricos que viajan por Europa en esos años felices, justo cuando el recuerdo de la Primera Guerra Mundial transitaba del dolor al romanticismo, y justo antes de que siquiera se anunciase la crisis del 27 y el auge de los totalitarismos que desembocarían en la Segunda Guerra Mundial. El autor, a su vez americano de viaje por Europa, critica a la clase alta norteamericana por su estupidez y su incapacidad de relajarse y entender el París de esa época. Entre sorbos de champán y fiestas surrealistas, entre música absurda y charleston, los mejores personajes de Suave es la noche pasean sus trágicos destinos: Abe North, un músico genial en horas bajas, empeñado en destripar a un camarero para ver de qué está hecho por dentro, o capaz de perder un barco con destino a su país por no perderse la última publicación de una novela por entregas; o Tommy Barban, un soldado enfermo de romanticismo con un amor imposible y siempre en busca de una batalla en la que morir luchando.

Fitzgerald aborda a sus personajes de una manera bastante fría y distante, pero no por ello superficial. A lo largo de esta novela somos participes de las tribulaciones de los protagonistas, de sus dilemas morales y psicológicos. El autor retrata la mentalidad y el estilo de vida de su época, la frivolidad y la decadencia sólo resaltan aún más la complicada dinámica de Nicole y Dick Diver.

El estilo del autor es muy agudo, sosegado, con juegos de palabras y con unos diálogos que no tienen desperdicio con mucho humor y sátira. Aunque gusta de la frase larga, Scott Fitzgerald consigue un ritmo muy fluido gracias a la precisa construcción de las acciones. Hay continuas elipsis temporales que dotan de un peculiar ritmo y dinamismo a la narración. Lo que comienza de forma liviana y desenfadada, casi divertida, se va tornando en una trama más oscura y deprimente conforme avanzan las páginas y vemos el fondo y el deterioro de la historia. La novela se desarrolla en varios planos temporales. En primer lugar conocemos al matrimonio Diver y a Rosemary y el ambiente en que se mueven. Fiestas, alcohol, lujo y diversión. Una vida aparentemente inocua y despreocupada. Luego retrocedemos en el tiempo para conocer como se conocieron Nicole y Dick, cuando él estudiaba en Zurich y ella se encontraba internada en una clínica de salud mental para curar su dolencia esquizoide. Y al final veremos que les depara el futuro a sus personajes hasta una edad avanzada. 

El personaje alrededor del cual gira la historia es Dick Diver, un personaje que se debate por tener que elegir un camino en un declive constante. La elección entre la que podría haber sido una brillante carrera o la de vivir del dinero fácil de su mujer (con la sensación de haber sido comprado y obligado). La elección entre Nicole y Rosemary, dos mujeres a las que ama de distintas maneras. Y sobre todo la elección entre él mismo y salvaguardar el bienestar de su esposa. Por todo ello vemos paso a paso como se viene abajo y atormentado pierde las riendas de su propia vida y su propia identidad. Los remordimientos, la falta de autonomía, el enfrentamiento del deber al querer, la influencia del dinero, la adicción al alcohol van a provocar la autodestrucción del personaje que pasa de ser un joven prometedor con el futuro que desee a sus pies, a un hombre entrado en años, que no ha conseguido completar ninguno de los proyectos con que soñaba de joven.
Este derrumbamiento se produce por el hecho de que Dick sea psiquiatra y Nicole una mujer con serios problemas mentales. Aunque esté "mejor", su relación matrimonial siempre se verá confundida por la relación médico-paciente implícita. El segundo factor, muy relacionado con el primero, es la fortuna de Nicole. Dick proviene de una familia de clase media mientras que la familia de Nicole, los Warren, tiene muchísimo dinero. Así pues, con el modo de vida que lleva el matrimonio, Dick no puede si no sentir que está siendo mantenido por su mujer, ya que él a penas trabaja si no es escribiendo algunos ensayos. De ahí que, como lo indica al principio de la novela la hermana de Nicole, tenga la impresión de que no es más un doctor "comprado" para que cuide de la chica. Su frágil equilibrio sólo se sutenta en la apariencia y en la etiqueta. Cuando estos dos pilares se tambalean, cualquier cosa puede ocurrir. Dick va hartándose, desquiciándose de esta sociedad, de simular ser siempre alguien que no es.
Nicole, su mujer, es una joven estupenda y maravillosa pero que estuvo ingresada en un hospital psiquiátrico durante su juventud, debido a las secuelas que en ella habían dejado los abusos sexuales de su padre. Nicole tiene dos caras: la enferma y la recuperada, que se entretejen en torno a su marido, Dick, formando una red tensa y resistente de la que él no es capaz de escapar. Además, tenemos a Rosemary, la lánguida, ingenua e impávida actriz; al alcohólico señor North, a Mary la trepadora; al escritorzuelo de masas McKisco y a algún impasible americano más que pasa sin hacer ruido por el relato. Todos estos personajes, descritos y concretados hasta el más íntimo detalle, son en realidad, vehículos que Scott Fitzgerald utiliza para lanzar a la cara del lector sus reflexiones sobre la fragilidad y complejidad de la naturaleza humana.

Fitzgerald recreó en Suave es la noche las amargas experiencias que le depararon los ocho años que tardó en escribirla. A través de su personaje Dick Diver intenta comprender los claroscuros de la vida: la intromisión de una amante en un matrimonio de renombre, sus destructivas relaciones con el dinero y el alcohol y la búsqueda imposible de un equilibrio emocional. Para Fitzgerald, una vez que se traspasa la línea que separa la lucidez de la locura, puede suceder cualquier cosa, incluso que los papeles se intercambien y el equilibrio acabe en “la pura bancarrota emocional”.  Scott Fitzgerald retrata al género humano de una forma certera y tan sagaz, que a veces nos duele vernos reconocidos. Por eso es un clásico del siglo XX.

Nos dice Juan Miguel Ariño que es curioso que parte de la crítica considerara Suave es la noche como una novela romántica con cierta tendencia a lo trágico, construida con los mimbres del pasado, siendo un terrible descenso a los abismos, una extraordinario relato psicologico y vital de la derrota, compuesto con una maestría literaria sublime y llena de una modernidad narrativa a estas alturas incuestionable…” 

Esta reseña es un extracto y compendio de otras que se relacionan:
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