domingo, 19 de diciembre de 2010

Margaret Atwood: EL AÑO DEL DILUVIO” (THE YEAR OF THE FLOOD)


"... Margaret Atwood, (Ottawa, Canadá, 1939), es una de las novelistas mas prestigiosa de la narrativa actual. Fue Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2008 y candidata al Premio Nobel de Literatura. Narradora, ensayista, poeta, conferenciante y activista cultural, ha publicado numerosos títulos. En narrativa sobresalen: El cuento de la criada, AliasGrace , La mujer comestible, Ojo de gato, La novia ladrona, El asesino ciego (Premio Broker 2000), Oryx y Crake (todas ellas publicadas en Ediciones B) y Desorden moral (Bruguera, 2008). Considerada como una de los poetas mayores de la actual poesía anglosajona, ha publicado una veintena de poemarios, entre ellos La puerta (Bruguera, 2009) e Historias reales (Bruguera, 2010).
En El Año del Diluvio, su última novela, recrea una anticipación especulativa, la catástrofe planetaria resultante del descontrolado abuso de las industrias farmacéuticas y de los poderes políticos y económicos que desoyen los alegatos de las ciencias ecológicas. Narrada desde el punto de vista de dos mujeres, La joven Ren y Toby, El año del Diluvio cuenta la epopeya de quienes sobreviven al desastre y, superada la decadencia moral en que la lucha de sectas y religiones había sumido a la humanidad, emprenden una nueva vida.
Al leer El año del diluvio es imposible no pensar en otras profecías literarias apocalípticas: La carretera, de McCarthy; Un mundo feliz, de Huxley; 1984, de Orwell; Fahrenheit 451, de Bradbury, y por supuesto, el Apocalipsis. Cada una de estas obras aporta una visión única sobre el fin del mundo: nihilista y cruel, la de McCarthy; hedonista, la de Huxley, totalitaria, las de Orwell y Bradbury. La gran aportación de Margaret Atwood en El año del diluvio es su teología del futuro, una ecoteología extrema y extravagante, rica en símbolos, que ha convertido la defensa de la naturaleza en la única vía posible para evitar la destrucción del ser humano. Los Jardineros de Dios, dibujados con burla y afecto, son una invención memorable.
El año del diluvio empieza en el año 25, tras el estallido de una epidemia que casi aniquila a la humanidad. Entre los escasos supervivientes hay dos mujeres, Toby y Ren, antiguos miembros de una secta religiosa llamada Los Jardineros de Dios. La novela intercala el presente de ambas mujeres, extremadamente vulnerables en un mundo de depredadores desconocidos y genéticamente manipulados, con flashbacks de sus vidas durante los 20 años que precedieron al desastre y con los asombrosos sermones de los Jardineros de Dios. Los ricos viven en lujosas urbanizaciones cerradas y protegidas, mientras que las ciudades se han convertido en una sucesión de guetos habitados por mafias, bandas y extremistas religiosos. El hombre destruye el planeta al mismo tiempo que crea nuevas especies, como ovejas con pelo humano de colores, cerdos con tejido cerebral humano e híbridos como el leonero, que con sus ojos de cordero y sus afilados colmillos de león, simboliza el mundo diseñado por las Corporaciones. En vísperas de los cataclismos proliferan las religiones que anuncian el Fin del Mundo. Entre ellas destaca la de Los Jardineros de Dios, una especie de secta cristiano-ecologista-hippy con una filosofía pacifista de la vida que intenta reconciliar el desarrollo científico con la sostenibilidad y la religión arguyendo que no son en absoluto incompatibles. Cada uno de las 14 secciones en que está dividido el libro, cada una con diverso número de capítulos, se abre con una sermón de Adán Uno, el «líder» de los Jardineros y con un himno de su particular cancionero ―cuyas canciones, explica la propia Atwood, tienen su música y pueden ser escuchadas en su propio CD o visitando la página www.yearoftheflood.com―, permitiéndole así mostrar al lector de forma directa, y no exenta de cierta ironía, el espíritu de las enseñanzas de la secta. A pesar del carácter pacifista de los Jardineros lo cierto es que esta es una historia llena de violencia física y psicológica, de esa violencia que va erosionando el alma hasta que parece que la insensibilidad es el único sentimiento que le queda a uno, salvo, quizá, la lealtad entre los desesperanzados...."
Es extracto y compendio de otra reseñas: