domingo, 12 de abril de 2009

Juan Carlos Onetti: El astillero

"... Juan Carlos Onetti (Montevideo, 1 de julio, 1909 - Madrid, 30 de mayo, 1994), admirador tanto de la Biblia, como de Céline, Proust, Dostoievski, Faulkner, Camus o Cervantes, es uno de los grandes renovadores de la narrativa en español en general y latinoamericana en particular, evadiéndose del realismo mágico imperante entre los novelistas más populares del continente para trazar historias de corte más universal, expuestas en un tono sombrío y pesimista en la creación de de mundos foscos, opresivos y lastimeros, destiladores de una inquieta angustia vital. Una de las aportaciones fundamentales de Onetti ha sido la creación de un espacio mítico: Santa María, cuyos moradores alimentan gran parte de su producción novelística, desde Juntacadáveres a Dejemos hablar al viento.
En El astillero se cumple la culminación del ciclo de Santa María y de su héroe Larsen. Regresar a la alucinada ciudad de Santa María, emplearse en el astillero de Petrus y enamorar a la hija de éste es para Larsen la última oportunidad de encontrar un sentido. Sin embargo, muy pronto dicha tentativa se convierte en una rigurosa farsa: no hay nada que hacer en un astillero paralizado y en ruinas, ni es posible amar voluntariamente. A pesar de que la vida lo excluye, Larsen continúa impertérrito en su papel, como si no quisiera mirar a la cara a un mundo en vías de extinción, o tal vez porque fingir es la única salida posible contra la locura. En “El astillero” (1961), ubicado en Santa María, su Yoknapatawpha particular (Faulkner es uno de sus grandes maestros), se muestran sus habituales escenarios deslucidos, utilizados como símbolo psicológico, y la presencia de personajes aislados, con un antihéroe ajado que protagoniza un texto de enfoque existencialista, el cual tanto ahonda en la alienación individual o en la incomunicación como en la corrupta sociedad moderna. El estilo de Onetti es denso y su habilidad para crear ambientes, con una gran inventiva en la imaginería, introduce de manera intensa al lector en una historia deprimente en la que poco ocurre más allá de la consecución, estupenda, de esa atmósfera triste y lúgubre, sin esperanza. En El astillero Onetti se acerca según Mario Benedetti a un equilibrio casi perfecto, a una economía artística que resulta algo milagrosa. Onetti reseña Omar Delgado es artífice de una prosa densa y desesperanzadora, en la cual el lector tiene que ir a tientas para enfrentarse con frases largas, con muchos incisos, subordinadas y coordinadas, perfectamente manejadas y delimitadas por medio de la puntuación, profundamente descriptivas que también retratan, además de la escena, el estado de ánimo de los personajes que suelen utilizar pleonasmos dentro de los diálogos internos para denotar reflexiones y emociones de los mismos. Rodeado de literatura fantástica, el amargo uruguayo, nos dice Carlos Pascual fue rumiando una fantástica literatura urbana de desencuentros, vidas tortuosas y falsas promesas con tangos que se escuchan a la distancia. Onetti hizo de Santa María un lugar donde su poética –la de los miserables– podía articularse en estructuras complejas y simples a la vez, bajo un clima siempre ruin. Y era esa poética, y no él, quien condenaba a sus personajes a ese miasma existencial destinada al fracaso. Su prosa, en el astillero o fuera de él, no podía adentrarse en esas familias que decía Tolstoi que se parecen entre sí. Su escalpelo literario sólo podía trabajar donde la pudrición social era más obvia; ahí donde la condena de todos nosotros, con sus palabras, se hacía y hace más evidente. Es un hecho que, en materia de éxito comercial, Juan Carlos Onetti se quedó "en el andén de Santa María" mientras el resto de sus colegas durante el "boom latinoamericano" se subían a los barcos y a los aviones, como gráficamente describe Omar Prego Gadea. Pero para los escritores de esa generación, el autor uruguayo, del que se cumple este año el centenario de su nacimiento, sigue siendo palabras mayores. "Onetti construyó un mundo literario a partir de una experiencia universalmente practicada por los seres humanos: huir con la fantasía de la realidad en la que viven y refugiarse en otra, mejor o peor pero más afín a sus inclinaciones y apetencias". El autor de estas líneas es Mario Vargas Llosa, quien el año pasado publicó "El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti", un ensayo sobre la vida del autor de El astillero. Además de una descripción de la obra de Onetti, a quien calificó del "primer autor moderno" de la lengua castellana, el escritor peruano analiza el contexto regional en que nacieron los libros y cuentos del uruguayo. "La frustración de Onetti se transforma en una metáfora del gran fracaso de América Latina en el siglo XX", sostuvo cuando presentó su ensayo. " Esta reseña es compendio y extracto de otras que se relacionan: http://www.elaleph.com/libros.cfm?item=9200255&style=libro_usado http://www.jornada.unam.mx/2006/12/03/sem-pascual.html http://www.elpais.com.uy/Suple/DS/09/03/29/sds_407352.asp http://www.solodelibros.es/04/01/2008/el-astillero-juan-carlos-onetti/ http://www.sololiteratura.com/one/onettientrseque.htm http://yoatecutli.blogspot.com/search?q=onetti

No hay comentarios:

Publicar un comentario