viernes, 5 de diciembre de 2008

Leopoldo Alas Clarin: La Regenta

 

"..Obra de gran extensión, ostenta cierta declarada semejanza con Madame Bovary de Flaubert, y Ana Karenina influencia a la que habría que añadir la del naturalismo y la del krausismo (corriente filosófica que pretendía la regeneración cultural y moral de España). La Regenta se destaca por su gran riqueza de personajes y planos secundarios,así como el uso de la técnica del fluir de los recuerdos, mientras que el retrato de la protagonista queda delicadamente desenfocado y vago. Por otra parte, aquí la caída de la señora provinciana tiene lugar entre dos cortejadores muy diversos: el más seductor galán de la ciudad, que acaba triunfando, y un canónigo de la catedral. El retrato de este canónigo es pieza clave del libro. Para la descripción del ambiente provinciano y del entramado de la vida colectiva —lo más naturalista de la novela— Clarín utiliza técnicas como el monólogo interiorizado (el monologo interior nace más tarde con Joyce y Doevstoyesky) y el estilo indirecto libre, que hacen que la historia sea narrada por los personajes a través de sus pensamientos y que permiten penetrar en sus interioridades.gracias a estas técnicas y un minucioso estudio del personaje en el medio (es decir la sociedad en la que vive) los personajes adquieren una cierta profundidad psicológica.La Regenta es un fresco de la España de la Restauración. Clarín crea en su novela un microcosmos, Vetusta, por el que desfilan nada menos que ciento cincuenta personajes a los aplica el bisturí con mano certera, dejándonos ver sus entrañas. No estamos ante una novela histórica aunque el ambiente de la Restauración sea el marco preciso en el que se desarrolla la historia de Ana Ozores. Las referencias a los sucesos políticos de esos tres años en los que se desenvuelve la trama brillan por su ausencia. La Regenta es sobre todo una novela psicológica cuyos personajes, tanto principales como secundarios, desnudan su alma no sólo ante el lector sino ante sí mismos. El autor se esconde detrás de los personajes y les deja hacer. Es suficiente. Rara vez encontramos la voz del narrador dirigiéndose a nosotros. No estamos, pues, tampoco, ante una novela de tesis. El autor no trata de ilustrar a través del relato ninguna opinión particular. Es una novela total, un mosaico en el que los personajes muestran cada uno su particular ideología sin que en ningún momento aparezca la ideología del autor.."

Esta reseña es extracto y compendio de otras: 

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