miércoles, 14 de diciembre de 2016

Los Comentarios Reales del Inca Garcilaso (el origen de la literatura latinoamericana)

Para el mes de diciembre se ha propuesto la lectura de los Comentarios Reales del Inca Garcilaso

“… Garcilaso de la Vega (el Inca) nació en Cuzco en 1539 y falleció en Cordoba en 1616, el mismo año en que también habían desaparecido Cervantes y Shakespeare. Fue un cronista singular que ha sido considerado como uno de los mejores prosistas del renacimiento español. Su visión del Imperio de los incas es fundamental en la historiografía colonial, y en ella brinda una imagen armoniosa, artísticamente idealizada y emocionalmente intensa del mundo precolombino y de los primeros años de la conquista.
Su vida está marcada por su mestizaje tanto biológico como cultural. Era hijo natural pero noble por ambas ramas: su padre fue el conquistador español Sebastián Garcilaso de la Vega y Vargas, vinculado a ilustres familias, y su madre la ñusta (princesa) inca Isabel Chimpo Ocllo, perteneciente a la corte cuzqueña. Sin derecho a usar el nombre de su padre (llevaba el de Gómez Suárez de Figueroa), de naturaleza tímida y reservada, la formación intelectual del Inca fue lenta, y tardía su producción madura. Escribe su obra enteramente en España, adonde viajó, en 1560, con el propósito de reclamar el derecho a su nombre (entre sus antepasados ilustres se encontraban el poeta Garcilaso de la Vega, Jorge Manrique y el marqués de Santillana), lo que consiguió, y a él agregó orgullosamente el apelativo Inca, por el que se le conoce. Se estableció en la localidad cordobesa de Montilla (1561), ciudad en la que gozó de la protección de sus parientes paternos, y luego en Córdoba (1589), donde se vinculó a los círculos de humanistas españoles y se dedicó al estudio y la investigación que le permitirían escribir sus crónicas. Residente en España desde 1560, Garcilaso empezó en 1586 a compilar documentos, crónicas e informaciones orales sobre el Perú. Desde allí le enviaban noticias su tío Francisco Huallpa y el caballero Garcí Sánchez de Figueroa. También le sirvieron las cartas y las visitas de amigos y otros “indianos” que llegaban de América, con quienes Garcilaso entablaba largas charlas. Todo esto, sumado a las crónicas de autores como Cieza, el padre Acosta y Blas Valera, así como su propia memoria que atesoraba los relatos sobre los incas que escuchó de niño de boca de sus parientes maternos. Puede servir como resumen elocuente de su azarosa vida el epitafio que él mismo redactó grabado en su lápida ubicada en Catedral de Córdoba:
“Inca Garcilaso de la Vega, varón insigne, digno de perpetua memoria. Ilustre en sangre. Perito en Letras. Valiente en armas. Hijo de Garcilaso de la Vega. De las casas de los Duques de Feria e Infantado y de Elízabeth Palla hermana de Huayna Capac, último emperador de las Indias. Comentó La Florida, tradujo a León Hebreo y compuso los Comentarios Reales. Vivió en Córdova con mucha religión. Murió ejemplar. Dotó esta capilla. Enterrose en ella. Vinculó sus bienes a las ánimas del purgatorio. Son patrones perpetuos los señores Deán  y Cabildo”

El Inca Garcilaso se inició en la vida literaria en 1590, con la notable traducción de los Diálogos de amor de León Hebreo, a partir del original italiano. Su primera crónica, La Florida del Inca (1605), epopeya en prosa, nada tiene que ver con el Perú sino con la conquista de la península de ese nombre (actualmente parte de Estados Unidos) por Hernando de Soto, pero prueba las altas virtudes del Inca como prosista y narrador.

Su obra máxima son los Comentarios reales que ha sido considerada como la historia subjetiva de un testigo presencial con intereses íntimos en conflicto, narrada en dos tomos. Los comentarios reales deben su nombre al intento del Inca de desvirtuar todas las historias previas que se habían escrito sobre su pueblo, por eso el calificativo de “reales”, en oposición a la “falsedad” de aquellos crónicas.

La primera parte vio la luz pública en Lisboa, en 1609, en una magnífica edición realizada por Pedro Crasbeeck y dedicada a la princesa Catalina de Portugal. Trata de la historia, cultura e instituciones sociales del Imperio inca.  Escrita a partir de los recuerdos del Inca Garcilaso y de sus vivencias en el Cuzco, el libro pretende preservar la memoria histórica de las tradiciones de la civilización andina en el territorio del Perú. En esta majestuosa obra se presenta la historia de la dinastía incásica, describiendo la vida de los reyes, sus creencias religiosas, leyes, formas de gobierno y demás datos históricos.

La segunda parte titulada Historia general del Perú (publicada póstumamente en 1617), se ocupa de la conquista de esas tierras y de las guerras civiles.  con menor calidad de edición, y aunque su nombre oficial es de Segunda parte de los comentarios reales, ha venido a ser conocida como la Historia General del Perú, en la que se cuenta la guerra de conquista del Perú y las guerras civiles fratricidas por los restos del imperio y sus riquezas que surgen entre los conquistadores.

La crónica de los Comentarios reales ofrece una síntesis ejemplar de las culturas que configuran el Perú, integradas dentro de una concepción providencialista de los procesos históricos, que él presenta como una marcha desde los oscuros tiempos de barbarie al advenimiento de la gran cultura europea moderna. Esta obra, conocida universalmente como los Comentarios Reales de los Incas, es la que ha cimentado la fama del Inca Garcilaso, debido a su calidad literaria y a su contenido, con nutrida información sobre la historia y las costumbres de los incas.

El Inca Garcilaso es conisderado como un excepcional y tardío representante de la prosa renacentista, caracterizada por la mesura y el equilibrio entre la expresión y los contenidos, así como por su sobria belleza formal. Es la primera gran obra de la literatura peruana y una de las más importantes del período colonial. Algunos lo consideran como el cantar de gesta de la nacionalidad peruana. En el campo historiográfico tuvo mucha influencia entre los historiadores peruanos y americanos, hasta mediados del siglo XIX, cuando se empezó a cuestionar su valor histórico.
Son evidentes las huellas dejadas por la lectura de los Comentarios Reales en muchos destacados literatos y escritores, ya desde el siglo XVII. Por ejemplo, se aprecian esas huellas en La ciudad del sol de Tommaso Campanella, en Persiles y Segismunda de Miguel de Cervantes, y en La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca. Posteriormente, la obra inspiró a Marmontel su célebre novela épica Les Incas (1777); a Madame de Graffigny sus Cartas de una peruana (1747); a varios de sus cuentos; posiblemente a Rousseau para su teoría del buen salvaje (1751). El relato del náufrago español Pedro Serrano (Libro I, capítulo 8 de la primera parte), es muy probable que inspirara a Daniel Defoe para escribir su Robinson Crusoe.

Edgar Montiel subraya la condición erudita y lectora de Garcilaso de la Vega, cuya estrategia comunicativa desde el título Comentarios Reales, al asumirse como inca y descendiente de incas, resultó muy atractiva para figuras de la talla de Hugo Grotius, John Locke, Bacon, Montesquieu, Voltaire, Diderot, Francoise de Grafigny, Marmontel, entre otros.

Es prácticamente una opinión generalizada que no sea difícil comprender el por qué se considera al Inca como el primer escritor genuinamente iberoamericano.  Su prosa es sobrecogedora. Aunque se trata de una crónica histórica, el libro se disfruta como si se tratase de una novela, a veces épica, otras veces lírica;  donde Garcilaso juega constantemente con los géneros, usando todo tipo de recursos literarios, desde la crónica propiamente dicha y la poesía, pasando por anécdotas y comentarios personales,  consultas epistolares, reflexiones íntimas, memorias y añoranzas, crítica y elogio, cotejo con otros historiadores como José Acosta; y antologías como la divertida aventura que narra del náufrago Pedro Serrano que ha sido ponderada como un antecedente claro del Robinson Crusoe de Daniel Defoe.

Para Vargas Llosa la visión arquetípica y perfecta que expresaba Garcilaso sobre los incas tenía una evidente inspiración platónica. El haber traducido Diálogos de amor del florentino León Hebreo necesariamente tuvo una influencia en su pensamiento. Como historiador, Garcilaso deja al lector perplejo debido a su descripción minuciosa de la cultura incaica 60 años después de abandonar su tierra natal, sin olvidar que los Comentarios Reales de Garcilaso están llenos de mitos, leyendas, y fábulas que recogió por tradición oral. Como el poema épico de La Araucana de Alonso de Ercilla para Chile, los Comentarios Reales del Inca Garcilaso, escritos en una ciudad andaluza y censurados en el siglo XVII, por la sugestión de patria y libertad que contenían, proclaman el nacimiento de un mestizaje cultural, y probablemente prefiguran toda la literatura latinoamericana…”