miércoles, 8 de octubre de 2008

Juan Rulfo: Pedro Páramo(el realimso mágico)

"... El hijo de Pedro Páramo viaja a Comala para encontrarse con su padre, sólo para verse atrapado en un mundo sin vida. La historia de lo ocurrido sobrepasa cualquier previsión del lector. Pedro Páramo es el título de la única novela del escritor mexicano Juan Rulfo(1917-1986), publicada en 1955 y adscrita habitualmente al género del realismo mágico. La novela de Rulfo ha sido considerada como una de las cumbres de la literatura en lengua castellana por Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges. Autores de otros idiomas, como Günter Grass, Susan Sontag y Gao Xingjian se cuentan también entre sus grandes admiradores. Pedro Páramo es también una ficción clave para entender no sólo la vida cotidiana en el desierto mexicano sino también las consecuencias de las traiciones que sufrió la revolución mexicana, golpeada no sólo desde la contrarrevolución cristera (religiosa: su lema era “¡Viva Cristo Rey!”) sino también desde sus propias filas, con Pancho Villa fusilado y Emiliano Zapata asesinado. Para Roffé, “el telón de fondo de Pedro Páramo lo constituye la revolución mexicana, la revuelta de los cristeros y los desmanes que causaron en los pueblos de Jalisco. Hay una preocupación social y política muy notoria, y un hilo emocional fuerte cuyo tensor principal es la soledad y el desamparo de los hijos que deben crecer huérfanos, sin apoyo de ningún tipo, en un mundo convulso, injusto, violento. Esto tiene mucho que ver con la historia personal de Rulfo, con su historia primigenia, la de su infancia”. La historia que cuenta Pedro Páramo es conocida: Juan Preciados se acerca a Comala en busca del padre que no conoce, obligado por la promesa que le hizo a su madre en el lecho de muerte. Camino al pueblo se encuentra con un arriero, quien le pregunta qué viene a hacer a un pueblo al que nunca llega nadie. El le dice que va a buscar a Pedro Páramo, un padre a quien no conoce. El arriero le responde que Pedro Páramo es “un rencor vivo” y lo sorprende diciéndole: “Yo también soy hijo de Pedro Páramo”. Pero Pedro Páramo, como el pueblo mismo, ya está muerto. Sin embargo, el hombre se queda en el pueblo, conviviendo con viejas que habían conocido a su madre y espectros varios. Lentamente lo empiezan a cercar las voces de ese pasado feudal y las broncas que había juntado el señor de las tierras -desde luego Pedro Páramo, padre de casi tantos hijos como tenía Comala– merced a crímenes, violaciones y atropellos varios. Pero Juan Preciado se encuentra ante un pueblo deshabitado, lleno de fantasmas. Cuando cobra conciencia de que está en medio de un "mundo" de muertos, muere aterrorizado y su voz se debilita para dar paso a los susurros de los muertos que relatan los hechos que sucedieron en Comala en tiempo de Pedro Páramo. Las voces "silenciosas" de los protagonistas nacen en torno de ese medio fantasmal y van encadenando la historia.
La novela se organiza mediante la superposición de distintos planos narrativos, de forma que el presente (la búsqueda de Juan Preciado) y el pasado (las conversaciones de Pedro y Miguel Páramo muchos años antes) se entrelazan a través de las voces y los recuerdos de los distintos personajes.La obra de Rulfo está considerada como uno de los exponentes más significativos e influyentes del llamado "realismo mágico". En efecto, a medida que se interne en el pueblo, Juan Preciado comprobará que todas las personas con las que ha hablado están muertas, y son por lo tanto fantasmas o almas en pena; sin embargo, esta comprobación, así como sus consecuencias, se presentan con la claridad y la cotidianeidad propia del relato realista.Y, sin duda, Pedro Páramo puede ubicarse en una línea de relatos típicos latinoamericanos que alcanzó la cúspide de la fama con Cien años de soledad; pero a la vez es universal porque la forma que suele tomar la injusticia es más o menos igual en todo el mundo (como mero ejercicio, podrían trazarse las similitudes entre los crímenes de Comala en la década del ‘40 y los de Santiago del Estero no hace tanto). Desde luego, la Comala de Rulfo es una versión previa, más densa y más tétrica, de la Macondo de García Márquez. En Rulfo el trato con los muertos es un trato grave, distante y lejos de cualquier jocosidad. Según cuenta Reina Roffé en la biografía Juan Rulfo: Las mañas del zorro, Rulfo empezó a escribir Pedro Páramo en marzo de 1954 y le llevó unos cuatro meses de trabajo inicial, al que le siguió un intenso trabajo de depuración, ya que de las 300 páginas que tenía inicialmente la obra, dejó sólo 150. “Eliminé toda divagación y borré completamente las intromisiones del autor”, confesó el propio escritor. Para Rulfo “Es el relato de un pueblo: una aldea muerta, en donde todos están muertos, incluso el narrador, y sus calles y sus campos son recorridos únicamente por las ánimas y los ecos capaces de fluir sin límites en el tiempo y en el espacio”.Otro de los aspectos que contribuye a aumentar la fama de Pedro Páramo es el estilo del autor, sensorial y metafórico, plagado de imágenes poéticas. La interioridad del autor se ve reflejada por la complejidad de los argumentos de los personajes, lo cual deriva en una connotación erótica.Prosista máximo de obra mínima, la producción literaria de Rulfo apenas ocupa 200 páginas, en las que caben sin aprietos su libro de relatos El llano en llamas y su novela Pedro Páramo. Este breve currículum ha sido suficiente para que el mexicano haya ascendido al pedestal de los grandes narradores de la lengua española. Tanto los cuentos como la novela, madurados con lentitud por un hombre que se mantuvo oscuramente en sus trabajos de oficina, recrean el espacio árido de su Jalisco natal, un espacio sumido en las ruinas de la Revolución Mexicana. Pedro Páramo, no obstante, lleva esa recreación de un territorio literario hasta niveles difíciles de superar, gracias a la creación de un ámbito, Comala, en el que la vida se confunde con la muerte, y en el que la culpa, la expiación y el fatalismo hallan su adecuado infierno. Las varias historias que se entretejen en la novela, narradas por voces fantasmales, intentan explicar cómo fue posible que el paraíso de Comala se convirtiera en brasas, y que sus habitantes se afantasmaran y disolviesen en murmullos.La técnica empleada en la novela es revolucionaria, no tanto por su novedad de experimento sino porque es la más adecuada para explicar esa historia. Rulfo, tras componer las piezas de su novela, decidió desarmarla, eliminar los episodios de engarce e imponer a los fragmentos un orden aleatorio, que rompe con el tiempo y el espacio para hablar de un mundo en el que ya no existen ni el uno ni el otro. El lector, por lo tanto, investiga junto a los protagonistas para resolver la oscura trama y descubrir que tras la historia de los muertos se oculta una terrible historia de amor. El lenguaje, sencillísimo y limado como una piedra al viento, es de los más evocadores y poéticos de la prosa castellana..."

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