Creo que nos podemos todos felicitar por el éxito de la cena. Reconozco que la organización podría hacerse mejor, ya que hubo problemas de sonido y quizás la mesa barco era demasiado barrera para poder debatir con más calma. Víctor me ha prometido la posibilidad de utilizar un micrófono y también la alternativa de una cena de pie después de la exposición de Susana que nos permitiría un intercambio de impresiones más ágil. Una reseña de la ponencia de Susana se publicara en el blog.
La próxima cena tendrá lugar el jueves 6 de noviembre en el restaurante Víctor a las veinte horas y cuarenta y cinco minutos. La novela propuesta es La mujer justa de Sandor Marai. Como segunda novela para esta cena de noviembre he propuesto Firmin de Sam Savage. En esta segunda novela la ponencia es voluntaria por parte de algunos de los tertulianos, se hará por escrito y si da tiempo se expondrá durante la cena, a diferencia de la ponencia principal de La mujer justa de Sandor Marai que expondrá de palabra Susana antes de empezar la cena.
La elección seguramente no ha sido muy democrática, por lo que sería conveniente que se vayan haciendo propuestas para la cena de diciembre. Lorenzo ha propuesto El gatopardo de Lampedusa. Tomás La feria de las vanidades de W.Thackeray. También se ha propuesto por Cecilia el Danubio de Claudio Magris, y por Reyes El paraíso perdido de Milton. Por mi parte me parecería interesante leer El corazón de las tinieblas de Conrad, El oficio de vivir de Pavese, La educación sentimental de Flaubert, El libro del desasosiego de Pessoa, Ada o el ardor de Nabokov, Palmeras Salvajes y Luz de agosto de Faulkner, Conversaciones en la catedral de Vargallosa, Coplas a la muerte de mi padre de Jorge Manrique, Las afinidades electivas de Goethe, After dark de Haruki Murakami, Los ídolos de Múgica Laínez, y Desgracia de Coetzee entre otras. La lista sería interminable por lo que sería necesario una votación en los postres.
Para una mejor organización sería conveniente que se confirmase la asistencia mediante llamada, sms o un correo a jose.s.ros@terra.es
Por último dar las gracias a todos por vuestra asistencia.
José María.
PD: Si alguien quiere hacer alguna reseña de alguna novela o de alguna recomendación, novedad, artículo u opinión que me lo envíe a mi correo. En el blog en la parte de la derecha hay un apartados de etiquetas donde se clasifican las entradas del blog en Novedades, Recomendaciones, Reseñas, Ponencias y Tertulia. Con un clic en cada uno de los apartados aparecerán las entradas que tengan la misma etiqueta.
LA COCINERA ENAMORADA o CRÓNICA DE UNA CENA NOVELESCA Por Francisco Granados
ResponderEliminarPara empezar diré que nunca había visitado el Restaurante Víctor. El Google lo ubicaba en la esquina con la calle Bogotá. Allí fui, ya anochecido, pero aquellas esquinas se negaban a abrir su secreto. Una ciclista sudamericana y un jubilado en su banco de madera me mostraron sendas sonrisas de ignorancia (una de ellas con todos los dientes). Por más escaparates y rótulos luminosos que miraba el local no aparecía. Pero el restaurante existe, pensé. Girando un par de veces, empecé a temer que los edificios se hubieran confabulado para envolverme y perderme en su laberinto, en una especie de conspiración catastral. Como el Libro de arena, la ciudad traspapelaba sus calles y yo nunca podría volver al mismo sitio. Temiendo que lo ridículo podía volverse patético, entré sudoroso y asustado en el primer bar que encontré, lleno, y a voz en grito pregunté al dueño:
-¿Dónde está el Restaurante Víctor?
Que alguien nombre a la competencia con tal ansia, ante toda la clientela, no es lo que un empresario le pide a los Reyes, creo. El tipo me miró con el desprecio que reservaba para sus enemigos en el sepulcro. Me indicó sin el menor apego que mi salvación se hallaba a doscientos metros de mi atolondrado cuerpo.
Al fin apareció el deseado nombre rotulando una pared de lo más tranquila y me encajó el cuerpo en la camisa. José María ya estaba allí, ultimando los preparativos con un muchacho dinámico, dueño y señor del nombre que regentaba y que no mencionaré más que no cobro comisión.
Los diez minutos de ventaja que teníamos sobre la hora nos permitieron pasear por la calle donde vive Angel Leyva. Casi silbamos “The street where you live” de My fair lady. Ya a la puerta del restaurante, con puntualidad británica, fueron llegando los invitados. Los que traían el libro serán recompensados en el cielo.
Como inciso aparte, algunos tertulianos coincidieron con nosotros en que las invitadas no debieran venir tan guapas, pues es sabido que la injerencia de los sentidos nos distrae de la sabiduría.
Fui uno de los afortunados que pudo conocer a Susana. Yo había leído el impresionante currículo que José María desplegó en el blog y temí que alguien con tal bagaje intelectual podría fulminarnos con la mirada, descorchar las botellas a un chasquido de sus dedos y desenmascarar a los intrusos sonriendo. Pero qué grata sorpresa fue descubrir a una dama encantadora que desde el primer segundo se mostró cordial y generosa, accesible como alguien de la familia. Debí haber recordado esa máxima socrática de que la inteligencia se manifiesta en bondad.
La mesa alargada parecía sacada de la película La gran familia. A nuestro anfitrión aún le falta algo de experiencia que esperamos brindarle precisamente brindando. Susana abrió entonces su ponencia con la calma del que sabe, con la voz más susurrada que la certeza usa y fue desgranando algunas perlas del libro que tratábamos, que ya no recuerdo si era Lo que el viento se llevó o Sobre el viento, la vela. Su exposición fue tan aséptica como pudo en vista de lo débil y suavecito del producto.
Luego llegó Tomás. Pero Tomás es un caso aparte, que merece su propio capítulo. Con título para él solo. Lo bueno es que de la ponencia y su debate posterior sacamos dos conceptos claros:
La mercadotecnia es cuando el mercado te hernia.
Un pastiche es una patada a un caniche.
Se abrió el turno de las copas y las caras sonrieron al ritmo del chin chin y el bla bla. Había viejos amigos y ahora espero que algunos nuevos. Hablar sobre novelas es como hablar sobre las vacaciones, todo el mundo quiere que participes de sus vivencias, se invitan unos a otros a visitar el mismo sitio, los hay que deploran aquella playa y quienes no podrían vivir sin ella, quienes van a salto de mata por los montes y quienes no salen del hotel donde todo está a su gusto.
A la hora de los entremeses ya estábamos todos distendidos, hablando animadamente y sin parar. Especial atención nos mereció la berenjena rebozada, obra maestra de la gula y de cualquier otro pecado accesible a una mesa. Con el primer plato los gustos se dispersaron. Unos prefieren el mar, otros la montaña y los hay (sobre todo las chicas) amigos de la huerta. Tardó un poco la comida. O el filete estaba demasiado lejos o tuvieron que ir a la Lonja por el pescado. Pero yo lo sé mejor: la cocinera estaba enamorada. Y en ese arrebato quién se acuerda del gas ni del aceite ni de las patatas.
No pude estar presente en todas las conversaciones, pero sacamos algunas conclusiones interesantes en nuestro rincón de la cena:
El Quijote es poco femenino.
Julio Verne ha sido degradado de literatura adulta a juvenil, en solo un siglo.
Existe la literatura onírica, la que uno practica en la cama antes de dormir. Su ventaja es que el lector añade algunos momentos de su propia fantasía al libro.
El callejón de los milagros y me llamo Rojo, son dos estrellas del Islam.
Alicia en el país de las maravillas es literatura patológica.
José Luis Sampedro posee una sinceridad que emociona (tengo que ponerme al día con él)
Harry Potter es un muro que sólo pueden atravesar los espíritus juveniles.
Pero yo, a los postres, como la cenicienta, tuve que irme. Y lo lamenté de veras, porque la noche se había vuelto íntima como una pequeña plaza (Lorca).
Por tanto, no sé cómo fue lo de Maugham. ¿Se cortó alguien con el filo de la navaja?