lunes, 22 de diciembre de 2008

EL ENFOQUE NARRATIVO: EL AUTOR Y EL NARRADOR

La modalización, el enfoque, la perspectiva, son expresiones que se refieren en general, al modo en que se narra una historia, y en particular, al punto de vista que emplea el autor y a la voz o voces narrativas que intervienen. Una primera distinción: el autor y el narrador: El narrador es el encargado de contar o narrar los acontecimientos en una obra literaria. El narrador es una entidad dentro de la historia, diferente del autor (persona física) que la crea. La voz narrativa del autor puede estar presente, incluso interpelar al lector. ( Recordemos el desocupado lector de Cervantes) . Pero lo normal es que el autor se valga de un personaje para contar la historia. Este personaje es el narrador, que a veces está dentro de la historia como protagonista, testigo o espectador, y que otras veces se sitúa desde fuera de la historia como un maestro de ceremonias o demiurgo que conoce el presente y pasado, y que va anunciando la historia. El primer narrador que está dentro de la historia y que participa en ella se llama narrador homodiegético. Y el segundo narrador que esta fuera de la historia y que no participa en ella se llama narrador heterodiegético, y su supuesto más común el del narrador omnisciente. Si nos fijamos en el Quijote, vemos que Cervantes fue capaz de crear al personaje Cide Hamete Benengeli, una de las voces narrativas que, junto a otras, intervienen decisivamente en la manera de hacer llegar a los lectores los hechos de D. Quijote. Con ello Cervantes no hace sino ajustarse a una larga y clásica tradición novelística, por virtud de la cual, sin necesidad de recurrir al relato en primera persona, es posible servirse de la tercera para fijar un modo o enfoque narrativo que se corresponde, sustancialmente, con el del protagonista de la obra. La multiplicidad de narradores en el Quijote confiere a la obra un mayor perspectivismo y facilita el conocimiento de los pensamientos de los personajes. En el Quijote intervienen como narradores: Cide Hamete Benengeli El traductor morisco El autor implícito Los propios personajes como narradores de sus historias El perspectivismo o punta de vista de la narración La perspectiva, punto de vista o focalización del texto narrativo, indica al lector el enfoque que asume el narrador para que perciba de una determinada forma lo que se narra. Según este criterio, los diferentes tipos de narrador pueden clasificarse en tres grandes grupos, según la narración se dé en primera, segunda o tercera persona 1.- La focalización en primera persona: En el caso del narrador en primera persona(o también llamado narrador interno), el narrador es un personaje dentro de la historia (homodiegético): actúa, juzga y tiene opiniones sobre los hechos y los personajes que aparecen. En este caso el narrador sólo tiene y aporta información basado en su propia visión de los eventos. Este narrador es el que más obviamente se diferencia del propio autor: es un personaje en la obra, que tiene necesariamente que cumplir con todas las normas de ser un personaje, incluso cuando esté cumpliendo tareas de narrador. Para que tenga conocimiento de algo, por lo tanto, es necesario que lo experimente con sus propios sentidos, o que algún otro personaje se lo cuente. Puede contar sus propios pensamientos y opiniones, pero no los de los demás personajes, a no ser que éstos se lo cuenten. El narrador en primera persona puede ser el propio protagonista de la historia (como Gulliver en Los viajes de Gulliver), alguien muy cercano a él y que conoce sus pensamientos y acciones (como ,Dr. Watson en Sherlock Holmes) o algún personaje marginal que tenga poco que ver con los hechos que se narran (como el Marinero Ismael en Moby Dick). A. El narrador-protagonista cuenta su propia historia. El narrador en primera persona adopta un punto de vista subjetivo que le hace identificarse con el protagonista y le impide interpretar de forma absoluta e imparcial los pensamientos y acciones de los restantes personajes de la narración. Es el tipo de narrador que se utiliza en géneros como el diario o la autobiografía. En la narración en primera persona se narra una acción utilizando el punto de vista de la primera persona gramatical, "yo". Aquí, el autor, el narrador y el protagonista están plenamente identificados. El prototipo inevitable de la forma autobiográfica es el Lazarillo. Alguién había escrito a Lázaro pidiéndole el relato de su vida y él accede(? Y pues vuestra merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, parescióme no tomalle por el medio sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona?). La forma autobiográfica como dice Luís Alonso Shökel se afincaría en la novela de aventuras porque no hay ninguna fascinación comparable a la de quien cuenta lo que el mismo ha hecho, o al menos visto y oído como testigo presencial. Así en Vida y extrañas y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe escritas por el mismo. Y en esta misma línea está las Inquietudes de Santi Andía de Baroja y el corazón de las tinieblas de Conrad y el Invierno en Lisboa de Muñoz Molina. B. El narrador testigo es un espectador del acontecer, un personaje que asume la función de narrar. Pero no es el protagonista de la historia, sino un personaje secundario. Cuenta la historia en la que participa o interviene desde su punto de vista, como alguien que la ha vivido desde fuera, pero que es parte del mundo del relato. Ejemplo se este narrador son los cuentos de Sherlock Holmes . En estos dos casos, el narrador es un personaje de la novela, tiene una misma información que el personaje de la ficción y asume su posición. Puede ocurrir que un personaje sea el que cuente la historia, como si le hubiese sucedido a él mismo (las narraciones autobiográficas, como El Lazarillo de Termes) o como testigo. En este caso, el narrador sólo conoce una parte de la historia, es decir, no es omnisciente. Las crónicas o memorias (Verdadera historia de la conquista de la Nueva España, de Bemal Díaz del Castillo), y las confesiones (Libro de mi vida, de Santa Teresa), son otros ejemplos de esta forma de narrar, que encuentra uno de sus mayores pilares en el interés que suscita el relato, pues da la apariencia de algo vivido y experimentado personalmente. Otra forma autobiográfica es la correspondencia epistolar y el diario. Novelas epistolares son Las amistades peligrosas de Chaderlos de Laclos, Werther de Goethe, Pepita Jiménez de Jaun Valera. En cuanto a las novelas en forma de diario se pueden citar entre otras el diario de un cazador de Delibes y Las Memorias de Adriano de Margarita Yourcenar. C. Monólogo interior. La indagación en primera persona de la entraña o interioridad del personaje se produce a través de la técnica narrativa del monólogo interior (también conocido como stream of consciousness o como flujo de conciencia) que es la técnica literaria que trata de reproducir los mecanismos del pensamiento en el texto, tales como la asociación de ideas. El autor deja de lado la narración ordenada de los hechos exteriores, esa narración que sigue un orden cronológico, y lo sustituye por un orden que depende de las vivencias de los personajes. Se va a seguir un orden que es el de la vida interior de los personajes, narrando los hechos externos de acuerdo con las vivencias de sus personajes. Se sustituye el tiempo cronológico por el tiempo psicológico, que es el de las percepciones internas, el que transcurre dentro de la conciencia del individuo. Es el lenguaje no oído y no pronunciado por medio del cual un personaje expresa sus pensamientos más íntimos. Consiste en reproducir en primera persona los pensamientos del protagonista tal y como surgen en su conciencia. En esta reproducción se intenta que los pensamientos sufran lo menos posible su pasaje al lenguaje. El novelista se introduce en la conciencia del personaje y la expone al lector a través de la exteriorización de los pensamientos del mismo a medida que estos van llegando a su mente, sin que el escritor los ordene ni explique absolutamente nada. El monólogo interior requiere de un lenguaje especial, sin puntuación, con juegos verbales, sintaxis, etc. El ejemplo paradigmático es el Ulises de James Joyce. Esta novela sigue la trayectoria interior de la vida de Leopoldo Bloom en el curso de una jornada en la ciudad natal de J. Joyce, en Dublín. En esta novela hay una valoración del inconciente y una gran influencia de la Teoría del Psicoanálisis de Freud. A partir de Ulises, la técnica del monólogo interior se convierte en un recurso habitual de la novela del siglo XX. Esta novela, según la crítica literaria, rompió el sistema tradicional de la novela clásica. Entre el abultado número de novelas que utilizan el monólogo interior se pueden citar: La consciencia de Zeno de Svevo, Las olas de V. Wolf, Mientras agonizo de Faulkner, Bajo el volcán de M. Lowry, El túnel de Sábato, La ciudad y los Perros de Vargas Llosa , La muerte de Artemio Cruz de Fuentes, Tiempo de silencio de Martínez Santos. 2.- La focalización en segunda persona: Es un tipo de narración que se da con relativa escasa frecuencia ya que exige una cierta restricción estilística. Es aquel que se habla a sí mismo. El narrador en segunda persona es una consciencia que se desdobla y se habla a si misma mediante el subterfugio del tú. Algunas obras que dan ejemplo de este tipo de narrador son "La modificación" de Michel Butor, "Reivindicación del Conde Don Julián" de Juan Goytisolo, "Aura" de Carlos Fuentes o "Corazón delator" de Edgar Allan Poe. 3.- La focalización en tercera persona. El narrador en tercera persona o narrador externo se encuentra (en la mayoría de los casos) fuera de la historia, por lo que es un narrador heterodiegético. El narrador en tercera persona es el narrador por excelencia. Las historias contadas en tercera persona suelen dar mayor protagonismo a la acción que a la construcción de los personajes. Son historias mas objetivas, con más acción donde el peso de la narración lo lleva la sucesión de acontecimientos. Pero este narrador en tercera persona puede ser: a.- El narrador omnisciente que es el que lo sabe absolutamente todo. Conoce a todos los personajes y conoce lo que sienten y piensan. Es el narrador que se impuso en la novela del siglo XIX. Es la forma más universal y espontánea de narrar. Pertenece según Shökel a todas las literaturas: Cervantes, Flaubert, Dickens, Tolstói, Galdós, Baroja, Pavese, García Márquez. Este tipo de narrador ensanchó sus posibilidades en el siglo XIX mediante la técnica narrativa del estilo indirecto libre que le permitía compatibilizar la voz del autor con la voz del personaje en tercera persona, y que posibilitaba como decía Vargas Llosa domiciliar al lector en la subjetividad del personaje. b.- La omnisciencia relaltiva: La omnisciencia puede estar focalizada en un sólo personaje o en varios a la vez y por tanto desprovista de la omnisciencia absoluta del autor. En el primer caso se llama omnisciencia selectiva y en el segundo omnisciencia multiselectiva. El autor que todo lo sabe desaparece y el telón sólo se abre para los personajes que son los que narran la historia. El discurso indirecto libre que se identifica con la omnisciencia selectiva o multiselectiva en la que el foco de atención cae sobre uno o más personajes, y hace- como dice Shökel- que asistamos a la secuencia de los acontecimientos desde dentro de ellos a través de su vivencia interior de la realidad exterior, es un procedimiento que se universalizó y lo hallamos en toda la novelística de los dos últimos decenios del siglo XIX y en los grandes narradores del siglo XX. (Rojo y Negro de Stendhal, Madame Bovary de Flaubert, Guerra y Paz de Tolstói, Primo Basilio de Eca de Queiroz, La Regenta de Clarín, Lo que Maisie sabía de Henri James, El duelo de Conrad, La muerte en Venecia de Mann, El amor en los tiempos del Cólera de G. Márquez). c.- El narrador equisciente que es un narrador en tercera persona que renuncia a los poderes de la omnisciencia. La necesidad de invisibilidad del narrador y de prescindir de su opinión en aras a un objetivismo químicamente puro nos lleva a un narrador cinematográfico que sólo cuenta lo que sucede como lo haría una cámara de cine. Es el narrador espejo que nos devuelve una ficción pura sin adorno ni comentario ni introspección en el alma ajena . Fueron los novelistas norteamericanos D. Hammett y P. Highsmith los que idearon este objetivismo narrativo que en España fue recogido por Sánchez Ferlosio en El Jarama. José María Sánchez-Ros Gómez En este comentario se utilizó la siguiente bibliografia y enlaces: El Estilo literario de Luis Alonso Shöekel Manual de técnicas narrativas de Enrique Paéz. http://www.desocupadolector.net/generos/estilosdial.htm http://www.elneto.com/hispa/genette/Z2ttdistancia.htm http://www.elboomeran.com/blog-post/13/5313/jorge-eduardo-benavides/clase-xxiv-discurso-indirecto-libre/ http://es.wikipedia.org/wiki/Narrador http://www.iberletras.com/26.htm

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