martes, 3 de febrero de 2009

Dashiell Hammett: El Alcón Maltés (la novela negra)

“ ...Samuel Spade tenía larga y huesuda la quijada inferior, y la barbilla era una V protuberante bajo la V más flexible de la boca. Las aletas de la nariz retrocedían en curva para formar una V más pequeña. Los ojos, horizontales, eran de un gris amarillento. El tema de la V lo recogía la abultada sobreceja que destacaba en medio de un doble pliegue por encima de la nariz ganchuda, y el pelo, castaño claro, arrancaba de sienes altas y aplastadas para terminar en un pico sobre la frente. Spade tenía el simpático aspecto de un Satanás rubio.."
"... Según una célebre afirmación de Raymond Chandler, «Dashiell Hammett sacó al asesinato del jarrón veneciano y lo echó al callejón. Hammett devolvió el asesinato al tipo de gente que lo comete por algún motivo, no sólo para proporcionar un cadáver a la trama». En efecto, hay en la literatura policiaca un antes y un después de Dashiell Hammett(1894-1961). El es quien de una manera decidida da el paso que lleva de la novela-enigma al estilo Conan-Doyle o Agatha Christie a la novela negra, en la que la trama policial sirve de excusa para hacer una autopsia de la sociedad, sobre todo de sus alcantarillas. Hammett, que había trabajado como detective para la agencia Pinkerton, creó al investigador privado Sam Spade, que junto con el Philip Marlowe ideado por Chandler forjaron el estereotipo del detective duro, desencantado, cínico, bebedor, solitario y en el fondo noble y lúcido. Spade hizo su aparición en El halcón maltés, novela que se publicó primero serializada en varias entregas en la revista de relatos policiacos Black Mask y después en forma de libro. La audaz mezcla de realismo descarnado y sentimientos románticos, habitual en la narrativa de Dashiell Hammett, alcanza en El halcón maltés (1930) su mejor plasmación. Una estatuilla con figura de halcón que los caballeros de la Orden de Malta regalaron al emperador Carlos V en 1530 ha sido objeto, durante más de cuatro siglos, de robos y extravíos. Cuando, tras mil peripecias, llega a la ciudad de San Francisco, un grupo de delincuentes trata de apoderarse de ella, lo que da lugar a conflictos, asesinatos y pasiones exacerbadas. A ello contribuye el detective Sam Spade mediante el empleo de la violencia más cruda y la creación de situaciones arriesgadas e imprevisibles, aunque siempre esclarecedoras. Para los lectores actuales, la obra maestra del norteamericano Dashiell Hammett (1894-1961) puede resultar algo anticuada. Sus personajes son ya estereotipos: el cínico detective que parece trabajar a ambos lados de la ley; su valiente y leal secretaria, Effie Perrin, que se encarga de armarle los cigarrillos y ponérselos en la boca; el pistolero embozado en una gabardina con charreteras que habla torciendo la boca, y la mujer fatal siempre dispuesta a manipular a los hombres con la promesa del sexo. Pero para los lectores de la década del treinta, cada línea de “El Halcón Maltés” era un descubrimiento. Los personajes son inolvidables, el lenguaje es sucinto, carente de todo sentimentalismo. Los diálogos son breves, con relumbrantes toques de ironía. Y el suspenso se mantiene desde la primera hasta la última página.
El personaje de Sam Spade es el mayor logro de Hammett, aunque le pisa los talones Ned Beaumont, el pistolero de “La Llave de Cristal”. Bromeando para arrostrar el peligro, con una confianza ciega en su capacidad de salir de todo apuro, Spade definió el estilo del detective privado estadounidense, desde el Philip Marlowe de Chandler al Spenser de Robert Parker. Y gracias a Humphrey Bogart, se convirtió en modelo a imitar por los actores de Hollywood que querían encarnar personajes duros. Spade también personificó la actitud del detective privado frente a la autoridad. (“Ha pasado mucho tiempo desde que me largué a llorar porque un policía no me quería”, le dice Spade a un agente que duda de su sinceridad). Hammett también definió el rígido código de honor de los detectives, su necesidad de sobrevivir y de mantener la dignidad en un mundo traicionero y brutal. “Cuando a un hombre le asesinan el compañero, tiene que hacer algo'', dice Spade. “No importa lo que ese hombre pensaba. Era su socio y tiene que hacer algo'' para vengarlo. Justamente “El Halcón Maltés” comienza con el asesinato del compañero de Spade, aunque la lealtad del detective no se extiende más allá de hallar al asesino. Por lo demás, Spade no se siente muy atribulado de ser el amante de la mujer de su socio). Hammett tuvo la suerte de que Bogart interpretara a Spade en la versión cinematográfica de 1941, y que su director fuese el legendario John Huston. "

No hay comentarios:

Publicar un comentario