lunes, 31 de mayo de 2010

Carmen Laforet: Nada.

"... Nada de Carmen Laforet (1921-2004) es una novela en forma autobiográfica que aparece en el panorama literario español en el año 1944, para ser galardonada, este mismo año, con el primer premio Nadal. Considerada tradicionalmente un ejemplo de tremendismo, fue analizada también dentro del marco de la novela existencialista, del llamado Bildungsroman (o novela de aprendizaje), o incluso del neorromance. Nada viene a ser la primera novela escrita por una mujer que constituye una antítesis de la literatura rosa. Empleando la técnica narrativa de la rememoración, la autora nos presenta una visión directa de la sórdida realidad de aquel momento, sin tratar de embellecerla. Andrea, la protagonista, llega a Barcelona para estudiar Letras. Las ilusiones que conserva acerca de esta ciudad chocan inmediatamente con el ambiente de tensión y de emociones violentas que reinan en la casa de su abuela. La imagen de este sórdido microcosmos familiar, poblado de seres extraños y apasionantes, despierta claras alusiones, tanto al conflicto mismo, como a las secuelas que este ha dejado en la sociedad española. Cualesquiera hubiesen sido los aspectos que influyeron en Carmen Laforet a la hora de escribir Nada, lo que presenta allí es un retrato complejísimo de una adolescente a la que le tocó entrar en la madurez en las circunstancias difíciles e inestables de la España de aquel momento. El elemento de rebeldía y la preocupación por mostrar el interior femenino en toda su complejidad sitúa a Carmen Laforet en la tendencia trazada por autoras como George Sand, Gertrude Stein, Simone de Beauvoir o Virginia Woolf. Ramón Sender, en su articulo titulado "Carmen Laforet en inglés", escrito con ocasión de la publicación de la primera traducción de Nada al inglés nos dice que la novela, nos muestra su jardín secreto sin impudicia y sin falso recato. Nos muestra la sutil complejidad de un alma femenina que pasa por la vida con su sensibilidad alerta y una enorme curiosidad intelectual. Y nos cuenta lo que siente y lo que piensa. Y también (antes que nada) lo que ve. Otro rasgo con el que describe Ramón Sender la narración en Nada es el lirismo, tradicionalmente considerado algo propio de toda literatura escrita por mujeres. El sentido lírico en la novela se manifiesta, como argumenta Sender, en las descripciones del paisaje que llegan a ser una proyección del estado de ánimo de la protagonista.
 Nada es una novela de carácter existencialista en la que Carmen Laforet refleja el estancamiento y la pobreza en la que se encontraba la España de la posguerra. La escritora supo transmitir con esta obra, escrita con un estilo literario que supuso una renovación en la prosa de la época, la lenta desaparición de la pequeña burguesía tras la Guerra Civil. La novela de Carmen Laforet, galardonada con el primer premio Nadal, suscitó un enorme entusiasmo en una gran parte de la crítica literaria de aquel momento. Autores del rango de Azorín o Juan Ramón Jiménez mostraban su asombro tanto por la calidad del libro, como por la escasa edad de su autora. Parecía increíble que una muchacha de tan sólo 23 años lograse expresarse con tanta madurez. Se destacaban tanto el valor de la novela como testimonio de la difícil realidad de aquella época, como la extraordinaria sensibilidad de la joven autora en la recreación de una voz femenina, hecho por el que se la llegó a comparar con Emily Brontë en Cumbres Borrascosas.
La novela llega a crear una atmósfera tan asfixiante que consigue traspasar el papel y llegar al lector. Cuando en el ambiente opresivo de esta casa oscura, cerrada, sucia y maloliente, en esta especie de microcosmos, a alguno de los personajes se le pregunta qué le pasa, qué piensa, qué siente, con frecuencia se obtiene la misma respuesta: "nada". Carmen Laforet se adelanta a su tiempo con una prosa intimista y fotográfica, en la que se describe perfectamente la Barcelona de la época. La autora utiliza para ello recursos propios del impresionismo. Como muestra de estos recursos impresionistas, en Nada predomina la descripción. La protagonista se fija en todo aquello que le rodea a su llegada a Barcelona; transmite una visión totalmente subjetiva, ya que no describe los objetos tal y como son, sino que lo hace como ella los percibe, aportándonos sus sensaciones y emociones. Afirma Rosa Navarro, catedrática de literatura, que es representativo el gran número de veces que la autora utiliza el verbo "parecer". También, sintagmas como "tener la impresión" , "tener la sensación" o similares aparecen abundantemente en la novela. Además, una de las formas retóricas más repetidas en la obra es la comparación.
La obra se desarrolla en Barcelona, lugar donde la joven Andrea, de tan sólo 18 años, entusiasta, inocente y con gran afán de superación, decide que transcurra su próximo año en la Universidad. Pero lo que para ella supone un cambio de vida excitante resulta un completo desengaño, ya que a partir de entonces habrá de sufrir angustiosas situaciones que la conducirán a su madurez. Andrea hubo de enfrentarse a la sociedad burguesa y conservadora de los primeros años de la posguerra, sometida al franquismo y cargada de hambruna, en la cual las mujeres no tenían derecho a desear, ni tan siquiera a superarse, sino que habían de reconocerse como puros objetos destinados únicamente a la maternidad. Lucir luto tras la muerte de un ser querido era la norma entre las mujeres, y el suicidio estaba considerado como un acto despreciable, ya que era impropio de un cristiano atentar contra su vida. Andrea vivía alternando diariamente dos espacios razonablemente dispares: por un lado, la casa familiar en la calle de Aribau, en la cual reinaban la violencia y el hambre; por otro, la Universidad, plena de entretenimiento, compañerismo y gozo, necesarios para evadir y reducir su angustia.
En cuanto al estilo la crítica elogió en “Nada” el estilo sobrio y sencillo de su prosa, asociándolo a la juventud de la autora. Sin embargo conviene matizar el aserto anterior, ya que hay numerosas imágenes que muestran una deliberada voluntad de conseguir un efecto estético. Hay unas imágenes de índole impresionista para presentar la ciudad, sus calles, edificios, que deslumbran a Andrea; pero cuando se describe el interior de Aribau se recurre a técnicas expresionistas, de distorsión de la realidad. La estética del feísmo permite a la escritora construir una atmósfera asfixiante que simboliza el empobrecimiento de la familia y su degradación moral y su nula esperanza de futuro. Miguel Delibes en su artículo “Una interpretación de “Nada” dice: “Nada” es pesimista, pero no desesperanzada y señala como principal mérito de la novela: “la experiencia de incorporar al lector a la creación(…) y continúa: es, quizá el primer chispazo de renovación formal ofrecido por la novela española..."

Es extracto y compendio de otras reseñas:

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