miércoles, 26 de mayo de 2010

Alberto Manguel: Una historia de la lectura.

"... Lector apasionado y reconocido ensayista y novelista, Alberto Manguel ( Buenos Aires, 1948) ha escrito un libro único en su tipo, que combina una sólida investigación con todo el sabor de los grandes relatos. ‘A History of Reading’ es una obra compuesta por 22 capítulos distribuidos en cuatro bloques. Con convincentes y reveladores argumentos nos muestra la importancia del lector y su acto de leer, pues considera que en toda creación escrita (literaria o no) el lector es el destino y la vez su origen. Nos invita a ser lectores , comprometidos y reivindica la acción privada de leer, no sólo como herramienta de saber, sino sobre todo como acto de poder y rebeldía. De hecho, en el primer capítulo del libro Manguel manifiesta qué supone para él la lectura con una afirmación tajante: "Quizá pudiese vivir sin escribir. No creo que pudiera vivir sin leer". Además, el autor bonaerense recorre toda la historia de la lectura: desde las primigenias tablillas de arcilla sumerias hasta el CD-Rom, pasando por los antiguos escribas, los monjes de la Edad Media o la revolución Gutemberg. Lectores de todos los tiempos nos guían a través de estas páginas: san Ambrosio, que fue uno de los primeros en aprender a leer en silencio; Diderot, que creía en los poderes terapéuticos de las novelas 'picantes'; las damas de la corte japonesa del siglo xi, que escribían ellas mismas los textos que querían leer; Colette, que leía en la cama para protegerse del bullicio social; Stevenson, que no quería aprender a leer para no privarse del placer que le producían las lecturas de su niñera; Borges y su gusto por convertir a cualquiera persona cercana en su herramienta de lectura. ‘Una historia de la lectura’ no es sólo un ensayo. También se trata, en parte, de una historia novelada y un compendio de saber al que acudir como obra de referencia. Alberto Manguel une la historia, la psicología, las ciencias sociales, la autobiografía y el saber popular para ofrecer un retrato a través del tiempo y el espacio de esa figura elusiva y cambiante que ha contribuido a dar forma a nuestra civilización. En su recorrido aparecen lectores imaginarios (Don Quijote, Madame Bovary), ilustres (Séneca, Voltaire, Benjamín), anónimos; están los que, como Borges y Stevenson, se hacían leer por otros; los que leen para vivir y los que roban para leer; los que buscan la salvación en la lectura y los que se pierden por ella.
Manguel proclama los valores de la lectura como algo trascendente y reflexiona profundamente sobre la relación casi misteriosa entre el lector y el libro. Por eso inserta afirmaciones como estas : "El que lee no está solo nunca"; "Leer es una manera para el alma de zambullirse en la vida"; "Leer es casi tanto como respirar, es nuestra función esencial" . "El acto de leer. nos dice, establece una relación íntima, física, en la que participan todos los sentidos: los ojos que extraen las palabras de la página, los oídos que se hacen eco de los sonidos leídos, la nariz que aspira el aroma familiar de papel, goma, tinta, cartón o cuero, el tacto que advierte la aspereza o suavidad de la página, la flexibilidad o dureza de la encuadernación, incluso el gusto, en ocasiones, cuando el lector se lleva los dedos a la lengua ”. "Pronto aprendí que la lectura es acumulativa y que procede por progresión geométrica: cada nueva lectura edifica sobre lo que el lector ha leído previamente" .
No cuestiona Manguel la naturaleza creativa del acto de leer, y pone como ejemplo La metamorfosis de Kafka. Mi hija, dice, la leyó a los trece años y le pareció un obra cómica; Gustav Janouch, el amigo de Kafka, la leyó como una parábola religiosa y ética; Bertolt Brecht la leyó como la obra del “único escritor verdaderamente bolchevique”; el crítico húngaro György Lukács, como un producto típico de una burguesía decadente; Borges como una nueva versión de las paradojas de Zenón; la estudiosa francesa Marthe Robert la leyó como un ejemplo del idioma alemán llevado al grado más alto de claridad; y Vladimir Nabokov la leyó (en parte) como una alegoría sobre el Angst adolescente.
Alberto Manguel es, antes que nada, un gran lector. Más allá de sus novelas, ensayos, traducciones y antologías, lo que sorprende de sus textos es una capacidad incalculable para poner en palabras la experiencia de la lectura. Nos dice que leer no es buscar respuestas sino develar preguntas. Descubrir una y otra vez los límites de nuestras interpretaciones al vernos siempre, nuevamente, reflejados en lo que vemos. Cada historia de la lectura debería ser, la historia de cada una de las personas que leen. Porque leer es leerse, relatarse, encontrar en palabras ajenas la descripción de experiencias propias. La lectura se descubre así como una vocación, pero es, a la vez, un deber y una necesidad; un imperativo que se hace cada vez más obligatorio allí donde la autoridad, los discursos arbitrarios y el silencio generalizado le quitan día a día el espacio a la crítica, a la interpretación y a la denuncia. La lectura es un acto subversivo porque invita a leer entre líneas. Y leer entre líneas es lo que necesitamos si queremos conservar el derecho a seguir leyendo.  Leer, dice Manguel, es traducir, descifrar, desmenuzar y examinar, erigirse en inventor, creador, alquimista y adivino de imágenes y palabras frente a las que no deberíamos nunca ser indiferentes.
Alberto Manguel, nació en Buenos Aires en 1948 y se trasladó a Canadá en 1982, donde se hizo ciudadano de ese país tres años después. Ha sido distinguido con numerosos galardones como el título de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras (Francia, 1996), el McKitterick First Novel (Reino Unido, 1992), el premio de la Asociación de Escritores Canadienses y el premio Roger Callois (Francia, 2004), entre otros. Actualmente reside en Mondion, Francia, junto a su biblioteca en la que alberga cerca de 50.000 volúmenes . Ha publicado novelas como ‘Stevenson bajo las palmeras’ o ‘La Puerta de Marfil’ y ensayos como ‘Nuevo elogio de la locura’, ‘El diccionario de lugares imaginarios’ y, Una historia de la lectura publicada en inglés en 1996.
Es extracto y compendio de otras reseñas:

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