domingo, 11 de abril de 2010

José María Gabriel y Galán: El embargo.

Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo...
Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s'ha muerto!
¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo!
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro...
¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro...
¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s'ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!
¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Lleváisoslo todu,
todu, menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo...
¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!...,

José María Gabriel y Galán (1870-1905) poeta español costumbrista, inicia el regionalismo extremeño. Entre su obra poética llaman la atención los poemas escritos en la lengua vernácula de Extremadura, el “altoextremeño”, rebautizado a principios del siglo pasado como “castúo”. En el poema que se extracta cuenta una escena de un embargo en el medio rural
Grandes escritores de aquel tiempo, como Emilia Pardo Bazán, Pereda, Unamuno y Maragall, en pleno auge del costumbrismo literario regionalista, contribuyeron a su rápido encumbramiento. Posteriormente, la crítica le ha regateado méritos, aunque sigue siendo uno de los poetas españoles más leídos. Cantó las tierras y las gentes de Salamanca y Extremadura, en una poesía realista, a veces monótona, pero que dio clara y musical expresión a sentimientos muy arraigados en la conciencia colectiva de su país. En ello reside uno de sus principales méritos, pues, como dice Gerald Brenan, es "uno de los pocos escritores de esta nación de campesinos que siente verdaderamente la vida del campo".
Cabe advertir en su poesía influjos de la escuela poética salmantina, de Espronceda, Zorrilla, José Asunción Silva y Vicente Medina. Los "Aires murcianos" de este último fueron los que, según Unamuno, le sugirieron a Gabriel y Galán sus composiciones en dialecto extremeño, entre las más famosas de las cuales figuran "El embargo" y "El Cristu benditu".
Los argumentos de sus poemas están arrancados del vivir cotidiano. en los medios rurales: el viejo que da consejo a la moza casadera; el vaquerillo que llora el desvío de la zagala; el rentero que, mientras empuña la mancera del arado, va calculando las rentas que debe al terrateniente; y "el ama" que al morir ha llenado de luto la alquería. Dice algún estudioso del poeta que “los versos de Gabriel y Galán huelen a tomillo y a cantueso recién cortado; a pan recién sacado del horno; a brazadas de mies que se acaba de segar; a leche recién ordeñada, a sudor campesino..."
El entronque de la producción poética de Gabriel y Galán responde tanto a la corriente romántica como al influjo de las obras de Campoamor y Núñez de Arce, caracterizándose por un nuevo enfoque de lo rural y aldeano, por un personal tratamiento del paisaje y por un acendrado carácter costumbrista.
En la producción de Gabriel y Galán, hay dos aspectos distintos: los poemas escritos en castellano, que son los más y los redactados en dialecto extremeño. Al primero corresponden las series tituladas Castellanas, Nuevas Castellanas, Religiosas y Campesinas; al segundo, las agrupadas bajo el título de Extremeñas. Entre las Castellanas merecen citarse: "Lo inagotable", "Cuentas del tío Mariano", "Ganadero", "Mi montaraza", "Ana María" y, sobre todas, "El ama", que basta sola para prestigiar a un poeta. Algunas de las Extremeñas -"El Cristu benditu", "Varón", "El embargo"- se han hecho famosas con justo motivo.
Su obra poética se aparta de la renovación introducida por el modernismo. A su muerte, su popularidad se incrementó más, y durante todo el siglo XX ha sido objeto del favor popular, con una devoción sólo equiparable a la mostrada hacia Gustavo Adolfo Bécquer. En vida, Miguel de Unamuno lo aupó interesadamente, pues encontraba en la poética de Galán –sencilla, tradicionalista– un aliado en su pugna personal contra Rubén Darío y el modernismo. Fue también relevante que Galán escribiera algunas composiciones en castúo, el dialecto extremeño del norte de Cáceres. Esa práctica entroncaba con los estudios folcloristas que proliferaron a finales del siglo XIX y con los movimientos regionalistas que también apuntaban por entonces. La idea de escribir en dialecto local le vino sugerida por la publicación en 1898 del libro Aires Murcianos de Vicente Medina (1866-1937), escrito en panocho o habla murciana.
El éxito posterior a su muerte se explica sobre todo por dos factores: se sintió como poeta “regional” de Extremadura y de Castilla la Vieja, de manera que su poesía se interpretaba como reflejo auténtico de la voz poética del pueblo rural; por otro lado, Gabriel y Galán fue un maestro nacional que escribió poesía con intención didáctica: de ahí que se leyera en las escuelas, como autor predilecto de los maestros, y que sus textos se incluyeran en antologías, libros escolares y enciclopedias. Pero Galán no solo fue apreciado por la clase popular. Algunos intelectuales y escritores acusan su influencia. Gerardo Diego valoró la sencillez poética de Galán. Ni el popularismo ni el sentimiento del paisaje de Antonio Machado pueden entenderse sin el precedente de Gabriel y Galán. Miguel Hernández, que reconoció que Galán era uno de sus poetas favoritos, sigue su senda en sus primeros poemas, de exaltación de la huerta levantina. José María Pemán se propuso continuar los pasos poéticos de Galán, y comparte con él actitudes como el estoicismo cristiano, el tradicionalismo y el regionalismo.
La obra poética de Gabriel y Galán tiene valores que aportar al lector moderno. Su amor por el campo y su sentimiento del paisaje rural lo hacen un predecesor del moderno ecologismo. Otro valor moderno de Galán es el uso de un estilo sencillo, cercano a la lengua coloquial de la calle. En esta preferencia entronca con la poética de Campoamor, y será a su vez referencia de poetas contemporáneos que han buscado conscientemente ese mismo tono coloquial, como Luis Cernuda, Jaime Gil de Biedma o Luis Alberto de Cuenca. Gabriel y Galán, por último, es también un ejemplo de la llamada “poesía de la experiencia”. Alguno de sus poemas más logrados surge precisamente de experiencias vitales concretas (la muerte de su madre, el nacimiento de un hijo). Para Galán, la poesía es un vehículo para comunicar al lector vivencias, sentimientos y experiencias propias, con un propósito didáctico y moralizante. José María Gabriel y Galán es, a pesar de su tradicionalismo, un poeta vigente, moderno..."
Es extracto y compendio de otra reseñas:
http://www.uco.es/~ca1lamag/blog/GabrielyGalan.doc
http://ab.dip-caceres.org/gabriel/voz/embargo.htm
http://centros1.pntic.mec.es/cp.miralvalle/paginas/biblioteca/actividades/gabrielygalan/versos_de_la_tierra.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/gabriel_y_galan.htm
http://elbesodelametfora.blogspot.com/2010/02/el-embargo-jose-maria-gabriel-y-galan.html
http://www.escritoresdeextremadura.com/escritoresdeextremadura/documento/art171.htm
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1735

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