jueves, 18 de junio de 2009

Jorge Amado: Doña Flor y sus dos maridos

"... Jorge Amado (1912-2001), uno de los escritores brasileños más importantes en lengua portuguesa del siglo XX, ha dado vida a tres personajes literarios de fama mundial. Doña Flor y sus dos maridos publicada en 1966 es un auténtico clásico latinoamericano que ratifica que toda gran historia de amor y sensualidad posee un ingrediente sobrenatural. Cuando Jorge Amado publicó “Doña Flor y sus dos maridos”, había dejado atrás el realismo tenaz que caracterizó la primera parte de su obra para dar a paso a una escritura que, si bien retrataba la sociedad en la que sus personajes se enfrentaban a diversos dilemas morales, introducía el humor, la magia y una de las características más notables de San Salvador de Bahía de Todos los Santos: el sincretismo religioso.
En el estado brasileño de Bahía, todo puede suceder. La mezcla de razas, de religiones y de culturas encuentra su punto culminante en "Doña Flor y sus dos maridos", novela que se basó en un caso real, sucedido durante los años 1930 en la ciudad de Salvador, capital del estado. Flor, una linda joven Bahiana, con todo el encanto y la sensualidad de la mujer brasileña, está casada con Vadiño, un apuesto mujeriego y jugador que, a pesar de todo, vive una loca pasión con Flor, que llega a ser el escándalo del pequeño pueblo. Sin embargo, durante una de sus borracheras, Vadiño muere repentinamente, dejando a Flor viuda y con nostalgia de su loco amor. Ella se recupera poco a poco y, al paso de los años, se casa con el farmacéutico del pueblo, Teodoro, un hombre sereno, dedicado y con toda la calma del mundo. La vida de Flor parece estable y segura, pero Vadiño aparece para interrumpir la calma del segundo matrimonio de Flor. Sus apariciones, exclusivas para Flor, dejan a la joven brasileña indecisa entre la seguridad de su marido vivo y las locuras metafísicas del fantasma de su marido muerto. Desesperada, Flor acude al único lugar que podría ayudarla: el solar de brujería del pueblo, donde se mezclan las religiones africanas con la religión católica, navegando entre dos mundos metafísicos. Flor le explica su situación a la sacerdotisa y se ponen de acuerdo para el difícil trabajo de exorcizar Vadiño, lo que le devolverá a Flor su paz conyugal; el ritual de exorcismo se realiza durante una de las frecuentes visitas de Vadiño, que poco a poco desaparece frente a Flor. Unos instantes antes de que desaparezca por completo, un grito desesperado de Flor interrumpe el ritual y le devuelve su enamorado fantasma. A partir de ese momento todo queda en armonía: doña Flor vive feliz con sus dos maridos, cada uno en su dimensión, cada uno con su forma de darle felicidad a Flor. José Jorge Amado nos regala con esta novela un carnaval lleno de olores y sabores, un verdadero festín para los sentidos, sin perder el rumbo de la delicia y la malicia, el lector penetra en cada rincón de la sociedad bahiense, donde la gran enseñanza recogida al terminar de leerla es el desapego de lo material para aprender a vivir sin la neurosis opresiva de las grandes metrópolis. Con lujo descriptivo, Amado disecciona el entorno social de los habitantes de barrio de San Salvador, asistimos así envueltos con el aura brujeril de profunda raigambre en las tradiciones africanas al núcleo folklórico del alma brasileña, allí se dan la mano personajes callejeros de renombrada categoría como pueden ser las metiches vecinas, el vividor y su perenne flota de acompañantes, sobre todo, cuando aquél gana en los juegos de azar, el sacerdote, el farmacéutico, el candomblé, la macumba y la inquietante atmósfera mágica del Vudú. A través de los personajes, el autor recrea con la fidelidad propia de un grande de la literatura, los aconteceres diarios de este conglomerado que tiene como verdadera finalidad hacer menos pesado su transitar. Los dramas de sus habitantes siempre se revierten en episodios llevaderos aunque el dolor esté presente y si es posible acudir a la ayuda de la magia para resolver sus problemas, ellos lo hacen.La novela está fincada en tres aspectos primordiales: tono erótico, musicalidad y magia, trinidad toral que deviene en una expresión abundante en matices. Entre ellos se cuela el aspecto culinario que nos da un repaso de la comida regional. En todas las acciones hay un toque erótico que está acariciando la atmósfera, y la narrativa discurre acompañada de una samba que no se escucha pero que esta ahí como presagio de todos los movimientos. Jorge Amado nos hace subir, bajar, nos integra a la circulación en angostas y empinadas calles. Nos hace saborear los guisos de Doña Flor, nos convierte en cómplices de las pillerías de Vadinho y en partícipe de los escarceos amorosos de ambos. Va tejiendo una hamaca sensual y adormecedora en la cual nos mecemos bajo el embeleso de Doña Flor. El folklore, la magia, la comida, el erotismo de un pueblo fueron recreados en esta estupenda novela. Como para su maestro Rabelais, la alegría y la voluntad de supervivencia de las criaturas que creó Jorge Amado no son muy frecuentes en la literatura que se producía simultáneamente en el resto de América latina. "De los negros, que llegaron al Brasil en las condiciones más atroces, nos viene la fuerza para vivir y el amor por la vida". En sus escenarios bulliciosos, los principios morales son relativizados por el goce, la pena se diluye y en medio del dolor, la vida continúa y no desaparecen las ganas de bailar. Desde el punto de vista de su biografía, la idea de escribir nunca estuvo asociada para Jorge Amado con el sufrimiento o la melancolía. "Escribir es como comer, tomar cachaa o estar con una mujer. Es cierto, a veces uno lucha con sus personajes, pero es una pelea entre compadres", explicó..."
Es extracto y compendio de otras reseñas:

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