jueves, 20 de noviembre de 2008

Nathaniel Hawthorne: Wakefield

La historia de Wakefield –tal es el nombre que se le asigna al protagonista– es la historia irresoluta de un hombre común, de un londinense tibio, por quien ninguno de sus conocidos hubiese apostado un penique que sería capaz de perpetrar nada salido de la trivial normalidad, y que en el meridiano de su vida tomó una decisión drástica, a la que terminó por someterse durante el transcurso de veinte años. Lo que nos impresiona de esa determinación (vale decir, abandonar a su mujer sin que mediara motivo alguno, y permanecer oculto por dos décadas a la vuelta de su casa), es que la estimamos como posible de ser llevada a cabo, tal vez no por nosotros mismos, pero sí por cualquier hijo de vecino. Narra Hawthorne: Durante este período, contempló su casa todos los días, y con frecuencia vio a la abandonada señora Wakefield. Y después de tan prolongada interrupción en su felicidad matrimonial, cuando su muerte había sido dada por cierta y se había dispuesto de su herencia, su nombre se había borrado de las memorias y su esposa, desde hacía mucho tiempo, se había resignado a su otoñal viudez, él entró una tarde por la puerta de su casa, tan tranquilamente como si volviera tras una ausencia de un día, y se convirtió en un esposo amante hasta su muerte.

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