lunes, 12 de noviembre de 2012

Vidas y opiniones del caballero Tristram Shandy.

" "No voy a discutir sobre esta cuestión: el Tiempo se desvanece con demasiada rapidez: cada letra que escribo me habla de la velocidad con que la vida sigue a mi pluma; sus días y sus horas [...] vuelan por encima de nuestras cabezas como nubes ligeras de un día ventoso, para nunca más volver; todo se precipita: mientras tú te rizas ese mechón, ¡mira!, se hace gris; y cada vez que te beso la mano para decirte adiós, y cada ausencia que sigue, son preludios de esa separación eterna que pronto habremos de padecer". ... (Fragmento de Tristram Shandy de Laurence Sterne).


Laurence Sterne (1713-1768), irlandés de nacimiento, admirador de Cervantes, Rabelais y Montaigne, pasó de ser un pobre vicario de Yorkshire a convertirse en 1760, con cuarenta y siete años de edad, a raíz de la publicación de su obra maestra, La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, en una de las figuras literarias más famosas y celebradas de toda Europa. Autor poco prolífico debido a sus tardíos inicios y a su delicada salud, constituye sin embargo un vínculo imprescindible entre los grandes satíricos de la literatura universal —precursores de la novela moderna como Cervantes, Rabelais o Swift— y la más arriesgada narrativa del siglo XX, representada entre otros por Joyce, Beckett, o Kundera, descendientes directos y confesos de Sterne.

Su título original es La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy (The life and opinions of Tristram Shandy, gentleman) y se trata de una novela de Lawrence Sterne publicada en nueve volúmenes, entre 1759 y 1769. Trata acerca de las aventuras de la familia Shandy del título, así como sus amigos más cercanos, aunque hablar de una historia sea un exceso en Tristram Shandy: en realidad la novela es el conjunto de interminables digresiones que se ramifican de una a otra, sin concluir con ninguna de las anécdotas, al menos no de la forma tradicional. Es hilarante como el narrador intenta una y otra vez contar historias, a la manera de la novela tradicional, pero su esfuerzo siempre se trunca por una nueva digresión. Hay numerosos juegos visuales, tipográficos, páginas en blanco, en negro y hasta los diagramas de la narración, que se alejan mucho de la línea recta, por lo que podría pensarse que debido a su renovación Tristram Shandy fue un libro poco leído, una curiosidad para escritores, pero en su momento tuvo gran éxito.

Javier Mariás, autor de una de sus mejores traducciones, nos dice que es la novela más cervantina posterior al Quijote y el precedente más claro y directo del Ulises de Joyce: por la complejidad de su estructura y su excéntrica ambición, su carácter innovador e irrespetuoso, la dificultad de su lenguaje, sus endiablados juegos de palabras y su disparatada erudición, por sus atrevimientos sintácticos, tipográficos y de puntuación, por su incesante humor para muchos "intraducible". El lector actual que se acerca a la obra más famosa de Sterne descubre con asombro cómo la veta subversiva que alienta la narración desborda los límites de la peripecia para contaminar las mismas convenciones del género. La autorreferencia, la paradoja y el subjetivismo se alían con la explotación de los recursos tipográficos para crear, además, una de las novelas más divertidas de la literatura inglesa.

Importantes acontecimientos del texto quedan separados por años, por el ritmo en que se fueron publicando los volúmenes, por lo que desde su edición el libro revela su naturaleza: más que una voluntad narrativa lo mueve un afán lúdico. Trata acerca de las aventuras de la familia Shandy del título, así como sus amigos más cercanos, aunque hablar de una historia sea un exceso en Tristram Shandy: en realidad la novela es el conjunto de interminables digresiones que se ramifican de una a otra, sin concluir con ninguna de las anécdotas, al menos no de la forma tradicional. Es hilarante como el narrador intenta una y otra vez contar historias, a la manera de la novela tradicional, pero su esfuerzo siempre se trunca por una nueva digresión. Hay numerosos juegos visuales, tipográficos, páginas en blanco, en negro y hasta los diagramas de la narración, que se alejan mucho de la línea recta, por lo que podría pensarse que debido a su renovación Tristram Shandy fue un libro poco leído, una curiosidad para escritores, pero en su momento tuvo gran éxito.

Es una novela en gran medida intertextual, y lo es deliberada y declaradamente sobre todo con dos autores a los que Sterne evidentemente reverencia, Cervantes y Rabelais, y a sus más universales novelas, El Quijote y Gargantua y Pantagruel. Sterne amplifica la incorrección de Rabelais, la locura del Quijote y la forma de narrar de Cervantes, logrando una obra terriblemente personal e innovadora que supone un punto de inflexión en la historia de la narrativa. Nos encontramos ante una narración endiabladamente no lineal que al mismo tiempo está estructurada con una lógica interna que le proporciona una continuidad temporal interna. Una de las constantes en toda la novela, la continua mención a Locke , las apelaciones al lector, despiadadas réplicas a los críticos, historias dentro de historias, o narraciones postergadas o interrumpidas constituyen el laberinto shandyano que construyó Sterne para la posteridad.

Espíritu original y de criterios abiertos, anticonvencional, irreverente, maestro de la digresión y experimentalista. Sterne se enfrenta a los prejuicios y las opiniones trilladas forzando el lenguaje y las construcciones habituales para desmontar las formas lingüísticas que en cada persona determinan la construcción de una realidad cerrada, incomunicable, y opone a esa cerrazón e incomunicabilidad las armas del juego tipográfico, el sentimentalismo y el humor..."

Nos dice Javier Marías: ".. . Vi desde dentro, literalmente desde su interior, cómo se hacía la novela "más libre" de todos los tiempos, según palabras de Nietzsche. Asistí, nos dice, a su creación y me encargué de su recreación. Vi cómo se podía suspender el tiempo una y otra vez, cómo se podían aplazar o diferir los acontecimientos, la historia, sin perder por ello interés; cómo era factible incorporar al lector al texto e interpelarlo, crearle la ilusión de intervenir cuando en realidad se lo estaba llevando de la nariz en mayor medida que en cualquier novela tradicional; cómo cabía ser grave y bromista al mismo tiempo, declaradamente imitador y profundamente original; cómo el ritmo de la prosa lo es casi todo a la hora de envolver y arrastrar al lector, la mayor lección junto con esta otra: hay que ser osado, pero no por serlo gratuitamente y para llamar la atención, sino porque siempre es uno quien manda en lo que escribe. Hay que andarse con cuidado, sin embargo, en la frecuentación de Tristram Shandy, porque ese libro hace al instante viejas cuantas obras se presentan hoy como voluntariosamente innovadoras o "rompedoras". Demasiadas las envía al desván, nada más nacer..."


Es extracto y compendio de otras reseñas:
http://elpais.com/diario/2011/12/31/babelia/1325293970_850215.html
http://ellamentodeportnoy.blogspot.com/
http://perrolobo.wordpress.com/2007/05/21/tristram-shandy/ http://blogs.laverdad.es/franciscoarias/2008/12/27/laurence-ste
rne-francisco-arias-solis
http://es.wikipedia.org/wiki/Laurence_Sterne
http://www.emboscados.com/foro/viewtopic.php?TopicID=839
http://www.filo.uba.ar/contenidos/carreras/letras/catedras/litinglesa/sitio/tristamshandy2.pdf
http://palabrablanca.blogspot.com.es/2007/08/vida-y-opiniones-del-caballero-tristram.html
http://epdlp.com/escritor.php?id=2729


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