"... Nadine Gordimer (Springs, Sudáfrica, 1923). Narradora y ensayista sudafricana en lengua inglesa; fue la primera mujer africana que recibió el premio Nobel de Literatura, en 1991. Su obra literaria -ocho novelas y numerosos relatos- es considerada la principal representante de la actual literatura sudafricana. Su presencia intelectual se reparte por igual entre su producción narrativa y su defensa incontestable de la libertad de la población negra, en abierta y beligerante oposición al régimen racista del apartheid.
Reseña Rosa Regás que Nadine Gordiner es una mujer dotada como pocos escritores de un sentido literario original y profundo, capaz de dibujar y recrear el mundo en un torrente de palabras que se estructura en metáforas, imágenes, observaciones y analogías entre el espíritu y la naturaleza, el color y el movimiento, la sensualidad de la mirada y del sentimiento y las amarguras de un destino tantas veces impuesto, ha logrado hacer sentir su voz a lo largo de una dilatada vida no sólo para denunciar la situación de oprobio que los africanos negros vivieron con el régimen del apartheid, sino para protestar contra cualquier otra situación que arrastre los vientos de la injusticia, de la miseria y de la desigualdad, entre hombres y mujeres, negros y blancos, ricos y pobres.
El conservador es una novela escrita en 1974, cuando en Sudáfrica reinaba con toda su fuerza brutal el apartheid y nos cuenta la historia de un hombre de mediana edad, Merhing, blanco, rico, autosatisfecho y dedicado a sus negocios. Merhing decide comprarse una granja en el Transvaal a unos 40 kilómetros de Pretoria, la ciudad donde vive, más para poder decir que se ha comprado una granja, y que se retira en ella los días festivos para estar en contacto con el campo, supervisar las labores del campo y controlar el trabajo del negro Jacobus, su capataz, que por verdadero deseo de convertirse en granjero o por amor a la naturaleza.
La estructura de esta magnífica novela, reseña Regás, que se mueve entre el compromiso político y el análisis y la exploración del interior de los personajes, es a primera vista simple y sin embargo la fuerza de la voz narrativa nos sumerge en tantos niveles distintos que a veces tenemos la impresión de que son muchos los narradores. Porque no siendo del protagonista esa irisada voz de la narración, es su mirada la que, a través del prisma de la indiferencia y la contención, nos descubre la impresionante complejidad de los sentimientos, las cobardías y los miedos, y ese mundo injusto, crispado, abandonado en la parquedad del horizonte de la vida de los negros que viven en el recinto. Así es cómo la autora describe con sorprendente maestría las fuerzas y relaciones que constituyen el ambiente y las estructuras de un país roto por el salvajismo de la superioridad racial. Maestría que se extiende a la descripción de los paisajes, los sonidos del veld, sus colores y sus luces, en una prosa vibrante de sensualidad y misterio.
El tiempo y los libros publicados, confiesa Gordimer, confirmaron que yo era escritora, y que la literatura de testimonio, si es un género de circunstancias, de tiempo y lugar, era lo mío. Tenía que encontrar cómo conservar mi integridad frente a la Palabra , la sagrada misión del escritor. Me di cuenta, como creo que lo hacen muchos escritores, de que en lugar de restringir, inhibir y anular burdamente la libertad estética, la condición existencial de quien da testimonio la amplía e inspira, rompiendo, a través de la necesidad, las limitaciones previas que me imponían el sentido formal y el uso del lenguaje: así es posible crear formas y usarlas de manera novedosa. La literatura de testimonio encuentra su lugar en las profundidades del significado revelado, en las tensiones de la sensibilidad, la conciencia intensa y la permanente receptividad frente a las vidas de aquellos entre quienes los escritores experimentan la suya propia como fuente de su arte. Kafka escribió que el escritor ve entre ruinas “cosas diferentes (y más que los demás)... escribir es salirse de la fila de los asesinos; es ver lo que realmente está sucediendo”.
Gordimer nos cuenta que la dualidad del mundo interior y el mundo exterior es la condición existencial esencial del escritor como testigo. Y se pregunta ¿Se pierde la libertad artística en la literatura de testimonio? Y contesta que Picasso dio una airada respuesta a la pregunta acerca de la libertad creativa en nombre de los artistas de todos los campos. “¿Qué creen que es un artista? ¿Un imbécil que sólo tiene ojos si es pintor, u oídos si es músico, o una lira en el corazón si es poeta? Muy por el contrario, un artista es, al mismo tiempo, un ser político, que tiene conciencia permanente de lo que sucede en el mundo, ya sea desgarrador, amargo o dulce, y no puede evitar ser moldeado por eso”. Tampoco el arte. Y así surge el Guernica . Como le escribió una vez Flaubert a Turgeniev: “Siempre he tratado de vivir en una torre de marfil, pero una marea de mierda golpea sus muros y amenaza con minarla”.
Es extracto y compendio de otras reseñas que se relacionan:
http://www.ddooss.org/articulos/otros/Nadine_Gordimer.htm
http://sonadorcompulsivo44.blogspot.com/2009/08/el-conservador.html
http://www.solidaridad.net/articulo2968_enesp.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Nadine_Gordimer
http://www.liceus.com/cgi-bin/aco/lit/02/11351.asp
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