jueves, 18 de octubre de 2012

Mario Vargas Llosa: La ciudad y los perros. Reseña de Emilio Piqueras Gómez.

La ciudad y los perros”,



de Mario Vargas Llosa, Edit. Alfaguara 2004

¿Una novela determinista?

La presente obra de estilo realista-costumbrista, que encumbró al genial autor peruano, fue escrita en el año 1963 con fuertes dosis de autobiografismo en torno a su vida en Lima, la relación de y con sus padres, con sus compañeros o su propio paso por el Colegio militar Leoncio Prado. Intentaré demostrar en esta reseña que solo en algunos aspectos puede considerarse determinista la novela, no obstante, sí es cierto que existe una aplastante presión desde algunos estamentos por costumbres demasiado arraigadas y una inercia que empujaba parcialmente a los ciudadanos limeños, y en concreto a los adolescentes del internado.

En la obra se cuentan las vivencias de unos alumnos internos en el Colegio Militar Leoncio Prada, sobre todo la del Poeta, El Esclavo, y Jaguar, cadetes pertenecientes al Círculo, que están terminando secundaria, quienes, bajo las órdenes del teniente Gamboa, todos los días deberán cumplir con una vida militar, a la vez que darán sus clases y tendrán sus horas de estudio. La historia comienza cuando uno de los miembros del Círculo, designado por sorteo, deja ciertas huellas tras robar un examen de química. La narración no es lineal, van alternando regresiones en la historia –como el episodio del bautismo de los “perros” (cadetes recién llegados) o la vida de alguno de los protagonistas antes de ingresar en el Leoncio Prada–, con el desarrollo de la trama, en donde El Esclavo, que estaba de imaginaria la noche del robo termina denunciando al autor, y posteriormente, Jaguar acaba por descubrir al chivato y mata al Esclavo, todo ello, en medio de una suerte de denuncias y presiones para que se oculte la verdad en sobre el asesinato y sobre el ambiente denigrante y vejatorio existente en el colegio.

El trabajo lo voy a basar en tres puntos. El primero, en cuanto a la existencia de un determinismo débil, que posee una relación muy estrecha con la tradición. El segundo, sobre un determinismo fuerte, que en caso de evidenciar profundas influencias en la trama, podría etiquetar a la novela de determinista; y en tercer lugar hablaré del existencialismo, un enfoque que pone al individuo en primer plano y nos recuerda que el hombre, cuando no le gusta la vida que lleva, se angustia, desencadenando una serie de reacciones; y que por lo tanto podría servir como contrapunto del determinismo.

En cuanto al determinismo débil, se confirma un cierto determinismo “geográfico”, un ejemplo lo encontramos en que los “serranos” eran quien mayoritariamente conformaban al ejército peruano, pasando desde el Leoncio Prada a las academias militares. Además se daba un cierto determinismo “social”, de manera que la adscripción al colegio Leoncio Prada provenía mayoritariamente de hijos de familias desestructuradas, como podemos ver en casos como el del Poeta, Jaguar o El Esclavo: el ingreso en el colegio militar, era una solución drástica que podía deberse a diversas razones, algunas ocultas, verbigracia del Jaguar, pero en la mayoría de los casos ocurría por una falta de estabilidad familiar. Asimismo, existe cierto determinismo “de clase”, como cuando los amigos/as del Poeta buscan pareja entre las chicas/os miraflorinas/os, o el mismo Poeta termina con una chica de su mismo nivel social, Marcela. Este tipo de determinismo, el débil, muchos autores lo entroncan con lo que es la tradición; pero por tradición ocurren muchos hechos y se dan muchas circunstancias en la vida sin que eso reste el libre albedrío al sujeto.

En cuanto al determinismo fuerte, ese que sí podría declinar el sentido de la balanza para afirmar la existencia de determinismo, citemos primero un parámetro que parece cumplirse, el determinismo “psíquico”, ese que afirma que ciertas respuestas que hemos aprendido de chicos serán las que sigamos utilizando durante el resto de nuestra vida, y esto se verifica en parte, como en el caso de Ricardo Arana, el Esclavo, persona protegida en su niñez por madre y tía y luego anulada por el padre, quien será un individuo humillado hasta el día de su muerte, o en El Jaguar, quien aprendió a ser dominante en su niñez, lo fue a su paso por el colegio militar y siguió siéndolo una vez fuera, como cuando coge del pescuezo al cura para que le case con Teresa; o Gamboa y El Poeta que son personajes con principios y logran conservar esa cualidad; por tanto este parámetro parece cumplirse. Pero veamos el segundo parámetro, el “ambiental”, según el cual, por ejemplo, Jaguar, viniendo de la familia que venía, debería haber acabado más o menos como el hermano, y de hecho casi le ocurre, pues entra por la misma senda del robo y violencia junto con el flaco Higueras, y aunque, por ciertas vueltas de la vida acaba en el colegio militar, sigue siendo quien era –quizás con suerte, eso sí –, y termina la novela con un trabajo y casado con la chica de quien siempre estuvo enamorado; se podrían buscar más ejemplos en otros personajes: me centraré en esta ocasión en el teniente Gamboa, quien al estar integrado en un estamento militar debería dejarse llevar por la inercia, pero no lo hace y conserva un criterio propio, hasta el punto de provocar que sus jefes se libren de él. Por lo tanto, por la evidencia de ambos ejemplos, se podría afirmar que este parámetro no se cumple y el “determinismo fuerte” quedaría cuestionado

Y en tercer lugar me gustaría hablar del existencialismo, porque creo que es un contrapunto del determinismo. Porque el ser humano necesita algo que le dé sentido a su vida y no se conforma con lo que está escrito si eso no le satisface. Creo que en la obra existe crisis existencialista a varios niveles, y no hablo solo a nivel general en la sociedad peruana del momento, y la limeña en particular, me refiero a la trama de La ciudad y los perros. Creo que varios personajes pasan por esa situación, como es el caso de la madre del Poeta o la del Jaguar; o el Esclavo; o el propio Poeta cuando la angustia le supera y ya no aguanta más callando las sospechas que tiene sobre El Jaguar; o el teniente Gamboa, un militar tan ejemplar, cuando comienza a darse cuenta de cómo es en realidad el estamento militar que le rodea. Considero que el existencialismo de algunos personajes le impide aceptar ese determinismo y eso les empuja a revelarse o a romper con las normas y con lo que se espera de ellos, como es el caso del Poeta o del teniente Gamboa –aunque a algunos esa crisis existencialista los devora, como ocurre con El Esclavo.

En fin, entiendo que en la trama existen dos mundos paralelos, que son el colegio Leoncio Prados y la ciudad de Lima, que ambos condicionan a los cadetes, les influyen y les modelan, que ambos pueden ejercer un cierto determinismo sobre los personajes, pero interpreto que a algunos protagonistas los ha creado Llosa dotados de cierta complejidad, y entre sus cualidades brilla la individualidad, cuestión que se aprecia más al entrar en los últimos capítulos de la obra, donde la influencia de la ciudad se termina imponiendo a la del colegio militar. Por tanto, en cuanto a las características del estilo de la novela, además de sus tintes realistas y costumbristas, me atrevo a afirmar que es determinista, pero solo parcialmente, puesto que también coexisten en ella buenas dosis de existencialismo, el mismo que puede coexistir en el autor –y eso puede ser lo más meritorio de la novela – al sacar a relucir una serie de críticas contra la sociedad peruana, reprobando conceptos e incluso estamentos denigrados y corrompidos.

¿No os parece que esta crítica es la muestra más palpable de que Vargas Llosa no acepta ese determinismo?

EMILIO PIQUERAS

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