viernes, 12 de febrero de 2010

San Juan: El Apocalipsis o Libro de la revelación.

“… El término Apocalipsis, tomado del griego, es definido literalmente como "manifestación, desvelamiento, revelación", se ha convertido en sinónimo de ideas que describen el fin del mundo o de la civilización. Esta palabra, tan ampliamente usada hoy, estuvo en un principio restringida a las visiones escatológicas y a movimientos occidentales que centraron sus crípticas revelaciones alrededor de una súbita, dramática y cataclísmica intervención de Dios en la Historia, el enjuiciamiento de todos los hombres, la salvación de los creyentes elegidos, y la eventual regencia del elegido junto con Dios en un renovado Paraíso en la Tierra. El Apocalipsis occidental tiene su origen en el prototipo elaborado por la tradición judeo-cristiana y contenido en los Libros de Daniel y las Revelaciones de Juan. El libro de Daniel es el único libro apocalíptico admitido por el canon del Antiguo Testamento, así como el Libro de la Revelación es el único en el canon del Nuevo Testamento. Hay muchas narraciones apocalípticas, no canónicas, de autores judíos y cristianos, entre ellas los tres libros de Enoch, el Segundo Libro de Esdras, la Ascensión de Isaías y el Apocalipsis de Pedro (Robertson: 1985).
 Todas estas composiciones fueron escritas durante el primer florecimiento del "milenarismo", incluido el libro de la Revelación, que debe mucho su forma y estilo a Daniel según eruditos como Ferdinand Hitzig y H. F. Talbot. El testimonio del historiador judío Josefo afirma que las profecías de Daniel le fueron reveladas a Alejandro Magno cuando entró en Jerusalén en 332 a. C. Lo central en la tradición de desastre de corte apocalíptico son los relatos de vastos cambios globales o biosféricos que afectan drásticamente la vida humana. Los cuentos de inundaciones universales son al menos tan antiguos como La Epopeya de Gilgamesh (c. 2000 a.C.), poema épico babilónico de los primeros tiempos de la escritura; otros motivos tales como plagas, incendios y hambrunas encuentran una obvia fuente en la Biblia. La destrucción de Jerusalén por los babilonios en el siglo VI a. C fue vista como la ira de Dios sobre una ingrata e idólatra nación, y este motivo de la condenación continúa en un sentido más amplio en el canon bíblico, en particular en la Revelación de San Juan (también conocida como el Apocalipsis). Visiones del fin del mundo y temas relacionados pueden también hallarse (de acuerdo con Enciclopedia Británica, 1997) en otros escritos sagrados como el Corán, los Cuatro Vedas (Rigveda, Yajurveda, Samaveda, Atharvaveda); textos hindúes como el Brahmana, Upanishad, Purana; Bhagavad Gita; Sruti, Smriti, Shastra, Sutra, Tantra, Granth; escrituras sagradas budistas tales como el Pitaka, Tripitaka, Nikaya, Dhammapada; escrituras sagradas iraníes y zoroastrinas: Avesta, Zend-Avesta y el Libro de los Muertos egipcio. Estos textos encuentran su paralelo en escrituras relativamente recientes como el Libro del Mormón compilado por Joseph Smith en el siglo XIX.
 El Apocalipsis se escribió alrededor del año 90 dC, bajo Domiciano. Se trata del último de los libros que componen la Biblia, dentro del Nuevo Testamento. Fue escrito por San Juan (el mismo apóstol que redactó uno de los cuatro Evangelios) en la isla griega de Patmos, en el mar Egeo, en el año 96, durante su destierro. Para la tradición cristiana el Apocalipsis es una profecía (apocalipsis quiere decir revelación), que trata de dar esperanza a los cristianos perseguidos en esos momentos, y además muestra las catástrofes que sufrirá el mundo antes de la Parusía (segunda venida de Jesús a la Tierra) y la derrota de los enemigos de Dios. Desde la Edad Media, la palabra apocalipsis es sinónimo de fin del mundo (fenómeno del milenarismo). Las tres visiones más famosas de Juan son los cuatro jinetes, Armagedón y la bestia. Los cuatro jinetes aparecen en el libro de Zacarías del Antiguo Testamento, pero son unos ángeles que van a caballo. Juan les da unos colores concretos: rojo sangre por idolatría, negro hambre por guerra, verde pálido por muerte y blanco, cuyo jinete lleva un arco como símbolo de la venganza contra Roma. Armagedón es el campo de batalla donde Juan sitúa la lucha final entre las fuerzas del bien y el mal. Megido es la localidad, en el palestino valle de Jezreel, actual Israel. En aquel tiempo, se libraron en ese valle trece batallas documentadas. La Sexta Legión del Imperio tenía allí su campamento. Se les conocía como los hombres de hierro, debido a su proverbial brutalidad. La descripción de la batalla apocalíptica no es la del fin del mundo: es más un ataque contra el Imperio Romano y su consecuencia directa, la decadencia de un grupo de comunidades cristianas del siglo I. La bestia parece ser el emperador romano. Su número responde a una costumbre de la época: hallar, sumando el ordinal de cada letra, la cifra total que sustituye a una palabra u oración.
El Apocalipsis consta de siete visiones que suman 404 versículos, y contiene 518 citas del Antiguo Testamento.  Algunos autores dividen la obra en tres partes: introducción (hasta 1,8); cuerpo de la obra (visiones) y conclusión (desde 22,6). En el desarrollo de la obra se pueden distinguir cuatro tiempos: el pasado, hasta la primera venida de Cristo; el presente, hasta el fin de la persecución contra los cristianos; el milenio, o la paz tras las persecuciones; y el "fin lejano", con la victoria del bien contra el mal. El Apocalipsis comienza con siete cartas a siete iglesias de la actual Asia Menor, suroeste de Turquía, que formaba parte del Imperio Romano. En Pérgamo, ciudad donde estaba una de las siete comunidades receptoras de una de las siete cartas, se hallan las ruinas de un templo del siglo I, dedicado a un nuevo dios: el emperador Augusto. Al monoteísta Juan, eso del culto a un humano no le gustó. Y siguió usando el siete: la bestia de las siete cabezas nos recuerda los siete emperadores romanos conocidos hasta entonces; incluso las siete colinas sobre las que se asienta la que fue capital del Imperio. El objetivo de Juan no es criticar la persecución a los cristianos, que con Domiciano casi ya no se daba, sino el paganismo del culto imperial. En el siglo IV, Constantino declara al cristianismo la religión oficial del Imperio. Es el comienzo del fin del Imperio Romano, y quizás la demostración de que el Apocalipsis es un texto escrito para dar valor a los cristianos de la época, que les valió para resistir y llegar a alzarse con el poder…”

Esta recensión es extracto y compendio de otras reseñas:
http://axxon.com.ar/rev/170/c-170ensayo2.htm
http://seronoser.free.fr/apocalipsis/
http://www.aciprensa.com/Biblia/apocalipsis.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Apocalipsis
http://profeciasyteologia.blogspot.com/2010/01/el-apocalipsis-de-san-juan-introduccion.html

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