La tertulia ha propuesto para enero la novela Todo Modo de Leonardo Sciacia
"...Leonardo Sciascia (Racalmuto,1921- Palermo,1989) es un ejemplo más de esa ya larga serie de creadores que muestran y demuestran en sus obras la universalidad de lo local. Vinculado desde su nacimiento hasta su muerte a Sicilia, Sciascia desarrolló la mayor parte de su obra de ficción en torno al trágico pasado y presente de su isla de origen, en el que la corrupción que acarrea la vinculación del poder político con la Mafia ha sido una constante. Sciascia pasó toda la primera parte de su vida bajo el régimen de Mussoline y fue un antifascista convencido. Maestro durante más de veinte años, articulista, autor de falsas novelas negras o ejercicios literarios de ética laica, agudo observador de Sicilia e Italia, dedicó una parte importante de su vida a la lucha contra la injusticia social, la corrupción política y la mafia.
Cuando Leonardo Sciascia publica Todo modo es un escritor consagrado, uno de los intelectuales de referencia en Italia. El libro es una denuncia sin ambages de la connivencia entre el poder político, en particular el que ejerce la Democracia Cristiana, con la jerarquía católica y la Mafia. El autor se inspiró en un suceso ocurrido en Sicilia en 1944. Poco años más tardes en marzo de 1981 la actualidad pareció darle replica a la ficción ya que comenzó el proceso contra la logia masónica Propaganda Dos, que bajo el control del empresario Licio Gelli se había convertido en una sociedad para conspirar y delinquir a los más altos niveles. En su seno se encontraban 30 generales, 38 diputados, 4 ministros, ex primeros ministros, jefes del espionaje italiano, redactores de diferentes medios de comunicación, ejecutivos de televisión, empresarios, banqueros, 58 profesores universitarios y 19 jueces. La logia fue vinculada con escándalos financieros y varios asesinatos. Sciacia había ficcionado la realidad con la precisión de un relojero. En 1978 publicó El caso Moro, sus reflexiones sobre el secuestro y asesinato del líder democristiano. Un año después, en 1979, fue elegido eurodiputado y congresista italiano en las listas del Partido Radical.
El argumento de la novela se desarrolla a través de un misterio. Un reconocido pintor italiano (no interesa el nombre) acaba encontrando por casualidad, durante un viaje en coche, un aislado y ascético lugar, mitad ermita mitad hotel, que despierta su interés. En ese lugar, que dirige un cura (el padre Gaetano) se reúnen los jerarcas de la política, la industria y la Iglesia italiana para meditar a la manera de los Ejercicios espirituales espirituales a los que San Ignacio de Loyola definía como «el todo modo… para hallar la voluntad divina». La mística que envuelve al lugar se hace añicos cuando se produce el asesinato de una de las personalidades notables. A partir de este momento Sciascia nos introduce en el género policíaco pero no para entretenernos, sino para explicar la verdadera naturaleza del poder en su faceta más oculta y corrupta. Todos son sospechos, pintor y cocinero incluidos. Pero realmente no importa la identidad del asesino más que en su aspecto más morboso. Descubrirlo es una mera formalidad, pura burocracia. El autor nos introduce en este universo de la mano de un artista que, accidentalmente, será el sorprendido testigo (trasunto del propio lector) de la hipocresía y el cinismo de la descarnada estructura de poder que guió los destinos de la República Italiana tras la Segunda Guerra Mundial. El núcleo de la crítica va dirigido, aunque no llegue a nombrarla en ningún momento, contra la Democracia Cristiana que hasta la crisis política de los años 1990 desempeñó el papel central de aquel régimen. Sciascia recurre a la novela policiaca para trazar una metáfora corrosiva del poder, un relato tenso e irónico que disecciona una dura verdad: la convivencia civil se corrompe cuando los intereses más turbios contaminan la gestión de lo público, cuando la frontera entre éste y los negocios privados se diluye favoreciendo la patrimonialización del Estado por parte de grupos de poder, cuando la injusticia se instala en el corazón del Estado de derecho.
Sciascia expone en Todo Modo su pensamiento y filosofía de la vida con un lenguaje comunicativo, directo, en el que todo lo que quiere expresar lo hace con claridad sin buscar complicaciones de estilo, describiendo lo esencial. Desnuda conceptos, desbroza formas y organizaciones oscuras, saca a la mirada pública los entresijos del poder y de la sociedad, no tanto para hacer una burda denuncia como un asalto más hábil que apasionado y establecer así esa inquietante unión con la literatura filosófico-política. Lanza una mirada que puede llegar a ser incómoda; cuestiona asuntos incuestionables, viene a plantear la poca solidez de los cimientos establecidos, de la mirada casi dogmática o demasiado parcial. Parece que Sciascia se divirtiera poniendo contra las cuerdas ciertas situaciones y ciertas realidades, haciéndolas visibles y desmantelando entuertos con sutileza e ironía, con una agudísima inteligencia. Pero quizá, más que poner él contra las cuerdas ciertas cosas, lo único que hace es mostrarlo, a la manera de un lúcido y ágil testimonio que evidencia el problema y se topa con lo difícil de hallar una solución, o, al menos, una solución justa.
Contemporáneo de grandes y dispares autores como Vittorini, Pavese, Buzzati, Pasolini, Moravia, Bassani, Ottieri, Pratolini, Gadda o Calvino, entre otros, mantendrá, hasta sus últimos textos, Una historia sencilla (1989), la fortaleza de su mirada cívica, ética, ajena al egoísmo, sobre la vida comunitaria. Enemigo de la literatura como juego y punto de fuga, Sciascia nunca consideró su “estar en el mundo literario”, un refugio estético. Vertebrado por el racionalismo ilustrado, Sciascia denunciaba la esclerosis crítica y proponía una nueva mirada. La novela no es otra cosa que la propuesta de una mirada sobre la realidad reorganizada mediante las palabras”, escribió con acierto Vázquez Montalbán. La frase de Sciascia es precisa y natural. Se parece en esto a Bioy Casares. Esas oraciones diáfanas y seguras, a menudo concatenadas a través de punto y comas, arman un relato que atrae y da confianza. Su modelo podría ser Stendhal; el de las Crónicas italianas. Sabe mantener una perspicaz y entretenida distancia irónica. Su encanto reside, en buena medida, en su punto de vista frío y escéptico, pero nunca gravoso, nunca lejos de un humor suave, ligero y sagaz.
Sciacia es más un dibujante que un pintor. Delinea personajes y episodios con rapidez y vigor. Depura, estiliza. Consigue una fría belleza, una belleza “clara y distinta”. Admira a Manzoni, a Pirandello, a Lampedusa, a Diderot. Contiene lo gris de Kafka, las paradojas de Borges y la combativa alegría de vivir de don Quijote. Ateo capaz de comprender (y soñar) el sentido de la trascendencia, moralista influido por la Enciclopedia francesa, Sciascia combinará los detallados estudios de carácter histórico, Muerte del inquisidor (1964) o Los apuñaladores (1976) con ensayos sobre Pirandello y la iconografía siciliana, pasando por susnouvelles noirs, la mafia al fondo, como El día de la lechuza (1961) o A cada cual lo suyo (1966). Todo género, la literatura, la palabra, le servirá para describir y analizar la deriva corrupta de las instituciones italianas hacia el caos y el fin de la política, entendida como el lugar de lo común, o la “historia de la larga derrota de la razón”.
Muerto en Palermo, noviembre de 1988, en plena y reflexiva madurez, sus libros, leídos hoy, luminosos y ácidos, son un aldabonazo ante el colapso general de la democracia de partidos.
Esta recensión es compendio y extracto de otras reseñas que se relacionan:
http://elpais.com/diario/2003/12/12/cultura/1071183607_850215.html
http://www.letraslibres.com/revista/convivio/leonardo-sciascia-el-poder-de-la-mafia
http://www.eldiario.es/zonacritica/Sciascia-responsabilidad-ciudadana_6_128497154.html
http://bokdav.blogspot.com.es/2011/05/blog-post.html
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/literatura/oficio/oficio87.htm
http://ignacio-german.blogspot.com.es/2015/02/todo-modo-de-leonardo-sciascia.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario