Para el mes de noviembre se ha propuesto la novela El ruido y la furia de William Faulkner
"... Publicada en
1929, su título lo toma Faulkner de un verso de Macbeth: "La vida no es
mas que una sombra (...) un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y
furia, que nada significa!" Suele decirse de esta gran novela que “refleja
la decadencia de una familia sureña, los Compson, compuesta por un hermano
suicida, una hermana desaparecida, un hermano idiota y otro solterón, violento,
racista y avaricioso. Todos hijos de un padre alcohólico y una madre histérica
e hipocondríaca”. Ese es el retrato que bien pudiéramos haber encontrado sobre
la repisa de una consola decimonónica sobre la que aún permaneciera un búcaro
de flores secas. No dice mucho más. Sólo si encontramos un narrador como
William Faulkner, podríamos entender los rictus de tristeza, inocencia,
desesperación… de los personajes allí retratados. Y aunque él nos dice que
nunca pudo contar bien la historia, al final del relato los personajes del
retrato, que son quienes se han puesto a hablar, se nos muestran despegados de
su autor, mostrando sus diferentes puntos de vista y expresando sus
sentimientos desde el desgarro de sus miserias.
En esta
historia se nos presenta a los Compson, una familia tradicional del sur de
Estados Unidos en los primeros treinta años del siglo XX ubicados en el estado
imaginario de Yoknapatwpha . Los Compson no se llevan muy bien entre sí, y
además el apellido parece haber sido marcado para siempre por las tragedias. El
menor de los hermanos, Benjy, es un enfermo mental condenado a ser recluido en
la casa y a quien sólo parecen cuidar los esclavos negros. La mayor, Caddy,
tiene una hija de un padre desconocido y termina escapando del hogar. Quentin,
eterno enamorado de Caddy, decide ahogarse en un río al no poder soportar la
culpa de no haber cuidado de ella. Y Jason, el más brutal de todos, engaña y
estafa a los de su propia sangre. Lo maravilloso es que Faulkner resume toda
esta densa historia en solamente cuatro días.
La historia
se estructura a través de cuatro grandes capítulos narrados en primera persona
por tres de sus personajes y un último capítulo que se torna a la tercera
persona pero enfocado hacia el personaje de Disley, criada negra de la familia.
A los padres los iremos conociendo a través de las narraciones de los diversos
personajes. Caroline, la madre vive atormentada por la realidad que le ha
tocado vivir, por las apariencias que no puede guardar y que le avergüenzan
profundamente, además es hipocondríaca y está constantemente enferma. Jason,
padre de familia, tiene problemas con el alcohol y es una figura prácticamente
ausente.
La narración
se conforma a partir de grandes monólogos interiores mezclados con diálogos
secos, bruscos, rápidos que con pocas palabras tienen la capacidad de decir
mucho. Tras finalizar la novela, el propio autor en un apéndice nos revela
algunos datos que han podido pasar desapercibidos por el lector a la vez que se
puede tomar como una guía para situar en el espacio y tiempo todos los hechos
narrados en la novela.
El primer
capítulo –situado el 7 abril de 1928 - está narrado por Benji y comienza el día
en que cumple 33 años de edad. Es el hijo menor y padece un retraso mental que
avergüenza y castiga a toda la familia. Recluido en casa generalmente son los
criados negros quien se ocupan de él. Así, hay una voz aparentemente caótica en
lo que se refiere al tiempo, al orden de los acontecimientos, pero no en cuanto
a los sentimientos. Es un ser dependiente de los olores, los colores: del
fuego, de la hierba…, de las voces de las gentes que le rodean, gentes a quien
ama; son impulsos primarios. Y a través de sus llantos, sus expresiones
inconexas, sus visiones de una realidad que nos transmite cuarteada y difusa,
pero tierna e inocente, se nos da con todo su primitivo patetismo. Esta es sin
duda la parte más compleja de la novela que incluso resulta confusa en ciertos
momentos. A pesar de ello se percibe claramente la visión limitada de un
personaje que no lo comprende todo. Benji presenta problemas para comunicarse y
cuando percibe una situación tensa o comprometida reacciona llorando y
berreando, es la única forma que tiene de expresar sus sentimientos. Oímos sus
pensamientos, sus recuerdos y todas las cosas que provocan ruido en su
cabeza. Es a través de las situaciones
vividas y estos recuerdos inconexos asociados a ellas que vamos obteniendo una
primera visión respecto a la familia que nos va concretando a cada uno de
sus personajes. Las relaciones que los
definen y como todos ellos están marcados por la carga que representa Benji,
salvo Caddy, la única persona que le trata con cariño y se preocupa realmente
por él. Hay un único instante en la novela en la que Benjy intenta decir o
comunicar algo que no llega a saberse qué es. Sucede cuando corre hasta la
verja para ver pasar a las chicas del colegio, pero su mensaje nunca llegará a
manifestarse. Esta parábola que alude a la insuficiencia del lenguaje para
revelar el sentimiento humano marcará el ritmo de todo el resto de la novela.
La segunda
parte, que se retrotrae 18 años y es narrada por Quentin, nos descubre su
terrible secreto: el amor incestuoso que siente por Caddy y su sentimiento de
culpa. A lo largo de un día que pasa deambulando por Cambridge -pues ha sido
enviado a estudiar a Hardvard- nos desvela más claves sobre la historia.
Quentin se suicida al final de esta jornada. La aproximación del proceso de
expresión oral hacia un delineamiento del acto de pensamiento es la
característica principal del monólogo de Quentin. El pensamiento está recogido
en el mismo instante en que se produce, se intenta trasladar un pensamiento no
mediatizado por los convencionalismos del lenguaje. Uno de los propósitos de la
técnica del "fluir de la conciencia" es arribar al límite en donde el
lenguaje comienza a intervenir en el pensamiento. La pretensión de salir del
tiempo puede interpretarse como una intención de recuperar el paraíso perdido. Quentin
es un ser atormentado, en cuya alma se esconde el pecado. Sin embargo, el
lector le percibe como el depositario de la memoria histórica de la familia e
incluso del Condado en donde viven. Cuando
Caddy se casa para Quentin su vida se torna tan angustiosa que se dirige
inexorablemente hacia la tragedia absoluta.
El tercer
capítulo lo narra Jason. Jason -para quien se reserva el 6 de abril de 1928- es
visceral, irascible, y tan caótico como Benjuí, pero su caos es distinto, no se
engendra en la ineptitud, sino en la ira. Jason es en quien recae la
responsabilidad familiar. Debe trabajar para mantenerlos a todos una vez muerto
el padre de familia y se siente encorsetado y explotado porque le gustaría
explorar ciertas opciones que no ha tenido y que se ve impedido por la
situación familiar. Es egoísta, malicioso y vuelca constantemente su rabia
contra la familia, la única forma de sacar el resentimiento que le provoca
sentir que la culpa de su males la tienen ellos. Una madre angustiada a quien
manipula constantemente, un molesto hermano deficiente que no es más que una
carga, y una hermana a quien odia pero a cuya hija debe mantener. Finalmente
Jason decide para todos un futuro en el que él se libra de todas las
complicaciones. El tercer capítulo lo narra Jason. Caddy ha tenido una niña
ilegítima, que deciden llamar Quentin y que vive en la casa familiar con Jason
y la madre de éste (el padre ha muerto). Caddy ha sido expulsada de la familia
y ni siquiera se le permite ver a la hija. Jason trabaja en una tienda de
provisiones y maneja la finanzas de su madre. En la narración refleja su
simpleza y a la vez su frustración por su situación personal, quejándose de no
haber sido enviado a Hardvard como su hermano mayor.Y el malhumorado,
prejuicioso e inescrupuloso Jason Compson (que ya tenía la profesión de delator
desde temprana edad) es el que tiene la misión de sostener o recuperar el
prestigio de la familia, la tarea de evitar el inminente desmoronamiento de la
posición familiar en la sociedad. Pero a Jason le importan muy poco las razones
"familiares". Su intento reside en no limitarse a ver las cosas sino
demostrar que tiene fe en sí mismo y actuar, pero con el egoísta objetivo de
acumular dinero únicamente para él.
El cuarto
periodo -8 de abril de 1928- corresponde al narrador omnisciente, es decir, el
propio Faulkner. Es el único que tiene la voz narrativa en tercera persona pero
está centrado en la criada negra Dilsey. Una mujer a la que consideran una más
de la familia pero que desde su posición no se atreve a opinar a pesar de
reprobar casi todo lo que ve en la familia. Es quizás el personaje más humano
de la novela. Sus rasgos característicos son la humildad y la inocencia, posee
la sencillez mental necesaria para no abrumarse ante el advenimiento de la
vejez, reaccionando de manera positiva cuando tiene que redoblar su coraje y su
energía para obtener lo que desea. Su defensa de Benjy ante las agresiones que
sufre de los demás no es fruto de un acto de compasión sino de verdadero amor.
Es fácil de percibirlo en aquel pasaje en el que ataca a los blancos por no
admitirlo en la iglesia..
Existe
consenso entre la crítica literaria en lo relativo a considerarla entre una de
las grandes novelas norteamericanas. La fuerte aceptación de la novela esta
debida en gran medida a la técnica de su construcción: la asombrosa habilidad
de Faulkner de recrear literariamente los rasgos de la mente humana, incluso de
las más anormales. En este sentido constituye un importante aporte al
desarrollo de la técnica conocida como libre fluir de la conciencia. El tratamiento
y representación que Faulkner dio al tiempo en esta novela fue saludado, en su
tiempo como revolucionario. Faulkner sugiere que el tiempo no es una constante
u objetivamente una entidad, y que los humanos pueden interactuar con él en una
gran variedad de formas. Existen varios aspectos que hicieron de El ruido y la
furia una obra revolucionaria desde el punto de vista literario en su época y
que marcaron tendencia. Por una parte la forma de tratar el pasado, presente y
futuro como uno solo, desprovisto de orden, y que se basa en la concepción de
William Faulkner de que el tiempo es percibido por cada persona de una manera
diferente, no necesariamente en forma cronológica.
En segundo lugar, la
combinación de narraciones, en boca de diferentes protagonistas y, en consecuencia,
con tonos distintos. Ello hace que la personalidad de aquellos se desvele de
manera natural, sin que tenga que ser explicada por un narrador omnisciente. Así
Benjy no tiene conciencia del tiempo y no puede distinguir entre pasado y
presente. Quentin, en contraste está atrapado en el tiempo, incapaz de de
moverse más allá de las evocaciones de ese pasado. En un intento por asir el
tiempo fugitivo y los recuerdos de la filosofía de vida de su padre, rompe el
reloj que ha heredado de aquel. A despecho de su hermano, Jason no se preocupa
por el pasado. El está obsesionado por el presente y por el futuro inmediato.
Para Jason el tiempo solo para usarlo en su provecho personal y no puede ser
desperdiciado. Dilsey es quizás el único personaje que está en paz con el
tiempo. A diferencia de los Compson quienes tratan de escapar del tiempo o de
aprovecharlo en su beneficio, Dilsey comprende que su vida es sólo una
partícula en el implacable transcurso del tiempo y de la historia..."
Esta
recensión es extracto y compendio de otras reseñas que se relacionan en los
vínculos que siguen:
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