Para terminar este año se ha propuesta la lectura de El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez.
"... Cuando García Márquez publica en 1975 El otoño del patriarca, ya Ramón del Valle Inclán había publicado en 1926 la que inicia el género de novela de dictador, Tirano Banderas, y ya había aparecido El señor presidente de Miguel Ángel Asturias (1946) y Alejo Carpentier había publicado El recurso del método (1974). La novela, que está considerada como una fábula sobre la soledad del poder, se desarrolla en un país ficticio a orillas del Mar Caribe. Este país es gobernado por un anciano dictador que recrea el prototipo de las dictaduras latinoamericanas del siglo XX. En una sola frase, Gabo definió esta novela: "Como un poema sobre la soledad del poder". Cuarenta y ocho horas antes de morir en un accidente aéreo (1981), el dictador panameño Omar Torrijos le dijo a Gabo: “Tu mejor libro es ‘El otoño del patriarca’. Todos somos así como tú dices”.
Gabriel García Márquez tenía 30 años cuando comenzó El otoño del patriarca. Lo concluyó 17 años después, en 1975, tras dos versiones abandonadas y antes de encontrar “la que era la justa” y, para él, su trabajo más importante. García Márquez escribe su historia utilizando largos párrafos con escasos puntos seguidos o aparte, en los que logra entrelazar distintos puntos de vista narrativos; una especie de monólogo múltiple en el que intervienen varias voces sin identificarse, siendo su novela más compleja y elaborada. Se le considera un largo poema en prosa, y la obra que mejor representa al mítico tirano contemporáneo. En sus páginas reverbera el realismo mágico que García Márquez ha sabido moldear magistralmente en gran parte de su obra. El monólogo múltiple permite que intervengan numerosas voces sin identificarse, como sucede con la historia y con esas conspiraciones masivas del Caribe que están llenas de infinitos secretos y de voces. El autor intenta transmitir a sus lectores el sentimiento de soledad que embarga al dictador y poner en evidencia las atrocidades a que puede conducir un poder sin límites. Los hechos se narran en primera persona, tanto por parte del dictador como por otros personajes de la novela que toman respectivamente la palabra sin solución de continuidad. Esto y la escasez de puntos (ningún punto y aparte, excepto los de final de capítulo), hacen que la lectura resulte muchas veces difícil. No obstante el autor, con su estilo brillante, consigue dar vivacidad y colorido al relato y hacer llegar su mensaje al lector. García Márquez utiliza la voz de muchos para contar esa historia increíble, esa trágico-comedia que despierta una especie de compasión por un hombre “grande”, solo, fuerte, e ignorante enfrentado a manejar un país armado de su poder de mando y de la compasión que le brinda su pobre, noble, y anciana madre. García Márquez muestra en el dictador el retrato de un niño: caprichoso, tierno, cruel, y necesitado de amor. Todo eso en medio de sucesos exagerados, irreales, pero que no sería extraño encontrar en los libros de historia de algún país latinoamericano. El dictador es más grande que la vida misma: ve las carabelas llegar a América, muere dos veces, para diluvios, cura enfermos, y “hace que se arrepientan los eclipses”. Al mismo tiempo García Márquez nos muestra un anciano decrepito —un viejo guanabano— que arrastra sus pies de elefante por la casa presidencial, se orina en las reuniones, y literalmente, de vez en cuando, se caga cuando hace el amor.
De todos sus libros, este es el más experimental y el que más poético. García Márquez reflexiona sobre el poder, un tema presente en toda su obra “porque siempre he creído que el poder absoluto es la realización más alta y compleja del ser humano, y que por eso a la vez resume toda su grandeza y toda su miseria”. Y si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe de modo absoluto, lo cual “por fuerza es un tema apasionante para un escritor”. Del poder, aprendido desde la literatura, supo mucho García Márquez por Edipo Rey, además de Plutarco y de Suetonio, y de los biógrafos de Julio César. Un personaje, “que no sólo me fascina, sino que habría sido el que yo hubiese deseado crear en la literatura. Como no fue posible, tuve que contentarme con fabricar un dictador con los retazos de todos los dictadores que hemos tenido en América Latina”. Afirmó no haber escuchado nunca tanta música como cuando la escribió y el resultado fue una novela que pasaba de la poética (donde Rubén Darío era un personaje y su obra era una referencia), a las expresiones populares. Rompió con el lenguaje que había fijado en ‘Cien años de soledad’, con la sintaxis (largos párrafos sin puntos, por ejemplo), los tiempos y hasta con la historia, al unir elementos tan distantes como un barco de marines y las carabelas de Colón.
El dictador Zacarías, un anciano general que no recuerda su edad y no dispone de educación escolar, fue instalado en el poder tras un golpe militar financiado por los gringos. El pueblo lo ve como una leyenda. A través de sus recuerdos, el lector se entera de que es hijo de una mujer del pueblo, Bendición Alvarado, única persona a quien quiso de verdad; que no supo quién fue su padre; que su primera infancia transcurrió en la miseria y que llegó a dictador, después de varias contiendas y golpes de estado, por voluntad de los ingleses. Bendición Alvarado, madre del dictador, vivía en la pobreza y se ganaba la vida pintando pájaros para venderlos en el mercado, sin llegar a saber que era una de las mujeres más ricas del planeta, ya que su hijo registraba a nombre de ella cuanto adquiría con los negocios del gobierno. Al morir ésta, el general proclama su canonización civil y la nombra patrona de la nación, curadora de enfermos y maestra de los pájaros, decretándose fiesta nacional el día de su nacimiento, conocida desde entonces como Santa Bendición Alvarado de los pájaros. Se relata también la historia de su doble, Patricio Aragonés, que murió en un atentado, vengado sangrientamente; cómo su lugarteniente más fiel, el general Rodríguez de Aguilar, acaba traicionándole, por lo que él manda que lo maten y guisen y obliga a sus ministros a que se lo coman; y cómo ya en su ancianidad se casó con una novicia raptada, Leticia Nazareno, la única mujer que consiguió llevarle al matrimonio. Leticia Nazareno es una novicia elegida como amante y esposa por el general el día en que expulsa a todos los religiosos de la nación tras romper relaciones con el Vaticano y expropiar los bienes de la iglesia. Leticia llega a gozar de una gran influencia en las decisiones del general. Por ello termina ganándose la antipatía del círculo de poder y de la población en general, lo que conduce a que se arme una conspiración en su contra y sea devorada, junto a su pequeño hijo, por perros entrenados. Encarga la persecución delos traidores a José Ignacio Sáenz de la Barra, quien, como antes el general Rodríguez de Aguilar, gobierna con mano férrea y acaba cruelmente asesinado y mutilado durante un levantamiento instigado por el mismo dictador, que le teme. Ya en los últimos años de su vida, el endeudamiento del país le obliga a vender incluso el mar a los "gringos". Toda su vida es una continua zozobra para conservar el poder, cosa que hace sin contemplaciones, pues "el único error que no puede cometer ni una sola vez en toda su vida un hombre investido de autoridad y mando es impartir una orden que no esté seguro de que será cumplida". Sus represiones son crueles y totales, ya que "todo sobreviviente es un mal enemigo para toda la vida". Al final morirá de muerte natural y lo encontrarán medio comido por los gallinazos.::"
Esta reseña es compendio y extracto de otras que se relacionan:
http://www.biografiasyvidas.com/reportaje/garcia_marquez/otono.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/El_oto%C3%B1o_del_patriarca
http://www.diariodemallorca.es/sociedad-cultura/2014/04/18/garcia-marquez-reescribio-mallorca-otono/926651.html
http://www.revistaarcadia.com/impresa/especial-arcadia-100/articulo/el-otono-del-patriarca-gabriel-garcia-marquez/35072
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13846971
http://www.lloversobremojado.com/2010/09/el-otono-del-patriarca.html
http://www.milenio.com/firmas/irene_selser/Garcia-Marquez-dictador-patriarca_18_285151498.html
Gabriel García Márquez tenía 30 años cuando comenzó El otoño del patriarca. Lo concluyó 17 años después, en 1975, tras dos versiones abandonadas y antes de encontrar “la que era la justa” y, para él, su trabajo más importante. García Márquez escribe su historia utilizando largos párrafos con escasos puntos seguidos o aparte, en los que logra entrelazar distintos puntos de vista narrativos; una especie de monólogo múltiple en el que intervienen varias voces sin identificarse, siendo su novela más compleja y elaborada. Se le considera un largo poema en prosa, y la obra que mejor representa al mítico tirano contemporáneo. En sus páginas reverbera el realismo mágico que García Márquez ha sabido moldear magistralmente en gran parte de su obra. El monólogo múltiple permite que intervengan numerosas voces sin identificarse, como sucede con la historia y con esas conspiraciones masivas del Caribe que están llenas de infinitos secretos y de voces. El autor intenta transmitir a sus lectores el sentimiento de soledad que embarga al dictador y poner en evidencia las atrocidades a que puede conducir un poder sin límites. Los hechos se narran en primera persona, tanto por parte del dictador como por otros personajes de la novela que toman respectivamente la palabra sin solución de continuidad. Esto y la escasez de puntos (ningún punto y aparte, excepto los de final de capítulo), hacen que la lectura resulte muchas veces difícil. No obstante el autor, con su estilo brillante, consigue dar vivacidad y colorido al relato y hacer llegar su mensaje al lector. García Márquez utiliza la voz de muchos para contar esa historia increíble, esa trágico-comedia que despierta una especie de compasión por un hombre “grande”, solo, fuerte, e ignorante enfrentado a manejar un país armado de su poder de mando y de la compasión que le brinda su pobre, noble, y anciana madre. García Márquez muestra en el dictador el retrato de un niño: caprichoso, tierno, cruel, y necesitado de amor. Todo eso en medio de sucesos exagerados, irreales, pero que no sería extraño encontrar en los libros de historia de algún país latinoamericano. El dictador es más grande que la vida misma: ve las carabelas llegar a América, muere dos veces, para diluvios, cura enfermos, y “hace que se arrepientan los eclipses”. Al mismo tiempo García Márquez nos muestra un anciano decrepito —un viejo guanabano— que arrastra sus pies de elefante por la casa presidencial, se orina en las reuniones, y literalmente, de vez en cuando, se caga cuando hace el amor.
De todos sus libros, este es el más experimental y el que más poético. García Márquez reflexiona sobre el poder, un tema presente en toda su obra “porque siempre he creído que el poder absoluto es la realización más alta y compleja del ser humano, y que por eso a la vez resume toda su grandeza y toda su miseria”. Y si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe de modo absoluto, lo cual “por fuerza es un tema apasionante para un escritor”. Del poder, aprendido desde la literatura, supo mucho García Márquez por Edipo Rey, además de Plutarco y de Suetonio, y de los biógrafos de Julio César. Un personaje, “que no sólo me fascina, sino que habría sido el que yo hubiese deseado crear en la literatura. Como no fue posible, tuve que contentarme con fabricar un dictador con los retazos de todos los dictadores que hemos tenido en América Latina”. Afirmó no haber escuchado nunca tanta música como cuando la escribió y el resultado fue una novela que pasaba de la poética (donde Rubén Darío era un personaje y su obra era una referencia), a las expresiones populares. Rompió con el lenguaje que había fijado en ‘Cien años de soledad’, con la sintaxis (largos párrafos sin puntos, por ejemplo), los tiempos y hasta con la historia, al unir elementos tan distantes como un barco de marines y las carabelas de Colón.
El dictador Zacarías, un anciano general que no recuerda su edad y no dispone de educación escolar, fue instalado en el poder tras un golpe militar financiado por los gringos. El pueblo lo ve como una leyenda. A través de sus recuerdos, el lector se entera de que es hijo de una mujer del pueblo, Bendición Alvarado, única persona a quien quiso de verdad; que no supo quién fue su padre; que su primera infancia transcurrió en la miseria y que llegó a dictador, después de varias contiendas y golpes de estado, por voluntad de los ingleses. Bendición Alvarado, madre del dictador, vivía en la pobreza y se ganaba la vida pintando pájaros para venderlos en el mercado, sin llegar a saber que era una de las mujeres más ricas del planeta, ya que su hijo registraba a nombre de ella cuanto adquiría con los negocios del gobierno. Al morir ésta, el general proclama su canonización civil y la nombra patrona de la nación, curadora de enfermos y maestra de los pájaros, decretándose fiesta nacional el día de su nacimiento, conocida desde entonces como Santa Bendición Alvarado de los pájaros. Se relata también la historia de su doble, Patricio Aragonés, que murió en un atentado, vengado sangrientamente; cómo su lugarteniente más fiel, el general Rodríguez de Aguilar, acaba traicionándole, por lo que él manda que lo maten y guisen y obliga a sus ministros a que se lo coman; y cómo ya en su ancianidad se casó con una novicia raptada, Leticia Nazareno, la única mujer que consiguió llevarle al matrimonio. Leticia Nazareno es una novicia elegida como amante y esposa por el general el día en que expulsa a todos los religiosos de la nación tras romper relaciones con el Vaticano y expropiar los bienes de la iglesia. Leticia llega a gozar de una gran influencia en las decisiones del general. Por ello termina ganándose la antipatía del círculo de poder y de la población en general, lo que conduce a que se arme una conspiración en su contra y sea devorada, junto a su pequeño hijo, por perros entrenados. Encarga la persecución delos traidores a José Ignacio Sáenz de la Barra, quien, como antes el general Rodríguez de Aguilar, gobierna con mano férrea y acaba cruelmente asesinado y mutilado durante un levantamiento instigado por el mismo dictador, que le teme. Ya en los últimos años de su vida, el endeudamiento del país le obliga a vender incluso el mar a los "gringos". Toda su vida es una continua zozobra para conservar el poder, cosa que hace sin contemplaciones, pues "el único error que no puede cometer ni una sola vez en toda su vida un hombre investido de autoridad y mando es impartir una orden que no esté seguro de que será cumplida". Sus represiones son crueles y totales, ya que "todo sobreviviente es un mal enemigo para toda la vida". Al final morirá de muerte natural y lo encontrarán medio comido por los gallinazos.::"
Esta reseña es compendio y extracto de otras que se relacionan:
http://www.biografiasyvidas.com/reportaje/garcia_marquez/otono.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/El_oto%C3%B1o_del_patriarca
http://www.diariodemallorca.es/sociedad-cultura/2014/04/18/garcia-marquez-reescribio-mallorca-otono/926651.html
http://www.revistaarcadia.com/impresa/especial-arcadia-100/articulo/el-otono-del-patriarca-gabriel-garcia-marquez/35072
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13846971
http://www.lloversobremojado.com/2010/09/el-otono-del-patriarca.html
http://www.milenio.com/firmas/irene_selser/Garcia-Marquez-dictador-patriarca_18_285151498.html
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