Sinopsis: En 1614, una embajada japonesa llega a Europa
enviada por Date Masamune, señor de Sendai. El samurái Hasekura dirige la
expedición a la que acompaña un sevillano, el franciscano Luis Sotelo. El
propósito de la embajada era abrir una ruta de comercio entre Japón y España, y
conseguir para los franciscanos un segundo obispado. Cuando la embajada se encuentra en Europa arrecia la persecución de los
cristianos en Japón. Hasekura se bautiza en Madrid en presencia del rey Felipe
III y es recibido en Roma por el papa Paulo V. No obstante, la poca
representatividad de la embajada y los informes desfavorables que llegan al
Consejo de Indias obligan a Hasekura y a Sotelo a un difícil regreso, sin haber
conseguido nada. Alrededor de una docena de samuráis se quedan en la villa de
Coria del Río y sus descendientes adoptan el apellido Japón.
Fernando Japón y Mauro Caro descendientes de
aquellos japoneses que se quedaron en Coria del Río son las dos voces que cuatrocientos
años después cuentan la historia. Fernando Japón, aquejado de una grave
enfermedad, le pide a su amigo Mauro Caro que concluya la novela sobre Hasekura,
que el primero empezó. En Praga visitando la tumba de Kafka Mauro Caro conoce a
la japonesa Fumiko Wasaki a quien participa su intención de escribir la novela
sobre Hasekura. La japonesa se convertirá en la musa y confidente de Mauro. A
través del relato histórico de la embajada los narradores reflexionan sobre el
encuentro fugaz entre dos mundos tan distintos, como eran el Japón feudal de
los Tokugawa y la España de los Austrias de nuestro siglo de Oro.
Fernando Japón y su alter ego Mauro Caro se
cuestionan las causas del fracaso de la embajada, analizan los antecedentes y
desgranan las consecuencias de aquel viaje tan extraordinario. El reposado y
audaz Hasekura compartirá su viaje con el impulsivo franciscano Sotelo. La
pareja del franciscano y el samurái se convierte en un referente cervantino que
recorre toda la novela. El fondo histórico del relato retratado con el detalle
y la fidelidad que se deriva de un estudio exhaustivo de la embajada, se
compagina con el artificio de la ficción para contar una historia de amor y de
pasión por la literatura.
El insólito viaje del samurái Hasekura es, como dice Susana Jakfalvi, una novela de
ficcion y no ficcion que compagina el relato histórico con la novela
fantástica, el ensayo y la metaficcion.
Reseña del autor:
La embajada Keisho tuvo una inesperada consecuencia. Y es que, algunos de
aquellos samuráis se quedaron en Coria del Río y sus descendientes cuando se
acristianaron adoptaron el apellido Japón. En efecto, cerca de mil personas en
la provincia de Sevilla tiene como primer o segundo apellido el de Japón. Este
fue el punto de partida, pero pronto me llamó poderosamente la atención la
contraposición que había en los dos personajes principales de esta historia:
por una parte, el disciplinado Hasekura, samurai de Date Masamune, y el
incansable y vehemente padre fray Luis Sotelo.
Mi maestro Ángel Leiva me había enseñado
que el principal engarce de la ficción con la realidad se encuentra en el juego
de las semejanzas y de las contradicciones y que si una historia avanza es por
la pugna que se deriva de la asociación libre de ideas, unas veces el impulso
salta por lo que se parece y otras en cambio por aquello que le diferencia.
¿Había algo más dispar que un samurái y un franciscano que compartieran un
mismo destino atravesando tres continentes y dos océanos? El desafío de poder
comprender el punto de vista del japonés y del franciscano me colocaba en ese
punto intermedio del observador imparcial. Occidente frente a Oriente. O mejor
Oriente junto a Occidente A esta diferencia de carácter y pensamiento se
añadía que la historia tenía un escenario muy sugerente y variado, pues iba
desde Filipinas y Japón a España e Italia pasando por México, y me permitía
poner en contacto dos mundos tan descompasados como fueron el Japón feudal de
los Tokugawa con la España de los Austrias de nuestro siglo de oro.
La presencia ibérica,
españoles y portugueses, en Japón es una circunstancia poco conocida, pero que
perduró casi un siglo desde 1549 en el que el padre jesuita Francisco Javier
llegó a Japón hasta 1624 cuando cesaron por completo. La embajada de Hasekura
podría haber cambiado el curso de la historia, ya que si hubiera prosperado
Japón se hubiera abierto a Occidente en el siglo XVII y no a finales del siglo
XIX como sucedió después. Pero el esfuerzo no fue en vano. Lo prueba el hecho
de que se conmemoró el cuarto centenario de la embajada Hasekura en España y
Japón. En 2014 nos visitó el heredero al trono de Japón el príncipe Naruhito.
Tuve la oportunidad de asistir en junio de este año a esta visita en Coria del
Río, donde el representante de la casa real más antigua del mundo fue recibida
por el grito enfervorizado de los locales, que le saludaban con ese gracejo
andaluz como ¡Marujito, Marujito! diciendo algunos, a continuación, un
tanto admirados ¡pero que chequitito es! También tuve la suerte de conocer al
décimo tercer descendiente directo del samurai Hasekura. Hasekura Tsunetaka,
que entrañable y vestido con su kimono ceremonial recorrió sorprendido las
calles de Coria.
Para organizar la historia de Hasekura
se me ocurrió acudir a dos voces. La de Fernando Japón, uno de aquellos
descendientes que cuenta la historia de su antepasado, y la Mauro Caro que
ayuda a su amigo Fernando a concluir el relato que el primero no pudo terminar.
La historia contada por dos narradores, a veces sucesivos y otras, simultáneos,
forma parte imprescindible de la novela sobre Hasekura. Hay por tanto dos
relatos: el relato histórico de los personajes reales y el relato ficiticio de
los narradores que cuentan la historia. Para mi tan relevante era el qué se contaba
como el modo en que se desgranaba la historia. Para intentar esta unión entre
los personajes reales y los de ficción introduje en la novela de manera
reiterada puentes a través de la metaficción. La cita y la continua referencia
a autores clásicos y modernos es lo que permite que la novela vaya tomando
impulso y pueda culminar su final en la que la historia de Hasekura y Luis
Sotelo se acopla con la propia peripecia personal de los narradores Fernando
Japón y Mauro Caro.
Reseña de Susana Jakfalvi
El punto de partida de
esta obra de ficción-no ficción es un manuscrito sobre el samurái Hasekura que
le dejó al narrador -Mauro Caro- su amigo Fernando Japón antes de morir, junto
con el encargo de que la concluyera. Mauro Caro reflexionará a lo largo de la
novela sobre el complejo proceso de escritura.
La otra punta del hilo
que recorre el texto son unos hechos históricos "insólitos": dos
misiones: la Misión Tesho y la Misión Keisho, y el malogrado propósito de los
españoles de evangelizar el Japón a finales del siglo XVI y comienzos del XVII.
Hay que destacar la minuciosa documentación que aparece resemantizada por el
narrador.
Muchos de los temas
que aborda Mauro Caro han sido tratados en la novela contemporánea,
especialmente la reflexión sobre la escritura y el proceso de escribir; con
ello es ineludible pensar en la memoria y los efectos del olvido, tanto en un
individuo como en una colectividad. Uno de los problemas que enfrenta el
narrador son las imposturas de la historia oficial, así como el papel de los
responsables de esos engaños y de los que contribuyeron, voluntaria o
involuntariamente, al fracaso del viaje de Hasekura en una frustrada embajada a
Europa. Sánchez Ros menciona causas posibles a la hora de presentar los hechos,
unos hechos casi olvidados: causas que pudieron ser la negligencia, los
intereses encubiertos, o la ignorancia.
Sánchez Ros también
relata historias locales, en las que el escritor hace hablar a los
protagonistas o a los testigos - reales o inventados- de los hechos. Este gesto
revela el intento de ir más allá de lo que uno puede encontrar en la
historiografía conocida. Los temas se encuentran relacionados entre sí debido,
sin duda, a la riqueza que contienen. Algunos detalles temáticos aparecen como
insólitos, otros son viajes de la mente humana que intentan comprender la
ambición de algunos, la violencia de otros, el odio y el mal.
Aunque podría ser
definida como novela histórica, sin embargo la ficción y la no-ficción se
suceden y superponen. Por ello, no podemos decir que estamos ante una novela
histórica convencional. La verdad se presenta contrapuesta a la paradójica
condición del ser humano. El narrador continuamente se cuestiona y reflexiona
sobre el pasado en el presente. Surgen recuerdos, proyectos, anécdotas - no sin
una pizca de ironía paródica.
Estructuralmente se
fusionan los borradores de Fernando Japón con viejos documentos, y
fundamentalmente con las premuras del escritor.
Se revelan historias
de otra época, costumbres de otras culturas. El relato recoge, en un movimiento
zigzagueante, objetos portadores de una historia desconocida, recupera saberes
antiguos. Conecta, ficcionalmente, historias actuales personales con hechos antiguos,
como si quisiera demostrarnos que todos es un presente continuo.
El resultado es un
texto heterogéneo: una combinación de Historia, con mayúscula, crónica de
viajes, escenas de ciencia ficción, biografías, reflexiones sobre el sentido de
la vida y de la muerte. La historia de Hasekura no tiene una sola versión, hay
tantas versiones como puntos de vista de los personajes. Los grandes eventos
son reales, pero los detalles son producto de la fecunda, incontenible
imaginación del autor. Así aparece la narración fantástica, o el texto
epistolar, unido al discurso historiográfico.
Narración y ensayo.
Ficción y realidad. Dos planos narrativos en constante movimiento. Por un lado,
los hechos de una compleja historia de conquista del poder, con una exhaustiva documentación.
Y por el otro, la búsqueda de la voz personal, la voz de Mauro-alter-ego del
autor, quien por momentos está desorientado en medio de ese laberinto al que
desea entrar. Laberinto donde se confunden la historia y la ficción, y que sólo
puede resolver el narrador tachando, borrando, reescribiendo. Al final de
cuentas, el cuaderno de Fernando resulta ser solo un pretexto. Lo importante es
el descubrimiento de la energía creadora en el que se ve envuelto Mauro Caro
después de haber enfrentado al "otro".
El estilo,
meticuloso, cuida hasta el más mínimo detalle, valiéndose de una gran riqueza
de recursos. La reescritura se profundiza con la invención; el espacio y el
tiempo se prolongan y recrean mediante extrapolaciones, yuxtaposiciones; las
imágenes fluyen desde la contraposición o la contigüidad entre tiempos
históricos, territorios geográficos; a veces surge el asombro, la parodia o la
ironía.
El homenaje literario
se explaya con referencias a Kafka, al Bartleby de Melville, a Flaubert.También
aparece Borges y su magisterio, y fugazmente Vargas Llosa, Cortázar,
Carpentier, Nabokov, Thomas Mann, o Bioy Casares, entre otros.Cervantes,
Quevedo y Lope de Vega serán invocados en varios episodios de la novela.
Se trata de
desenmascarar (y revestir) a los muchos personajes que estuvieron involucrados
en el fracaso de la embajada de Hasekura. Para ello es necesario el
desplazamiento incesante del narrador a otras realidades, otros tiempos, ir y
venir de Occidente a Oriente. Los viajes referidos son reales, pero ellos dan
lugar a los viajes soñados, inventados. Sánchez Ros se embarca en una búsqueda
de los nexos secretos entre cosas, personajes, historias: porque tiene la
convicción de que el mundo es un inmenso tejido de semejanzas y contrastes. Y
ante todo tratar de encontrar una respuesta a la pregunta central: por qué fue
que eso que pasó ocurrió de aquella manera.
Es evidente que al
narrador no le interesaba un relato en el que la sucesión de páginas sólo
tuviera como objetivo hacer avanzar la acción. Sus dudas reflejan esa tensión
entre realidad, memoria y ficción. El viaje del Mauro Caro, físico y mental,
tiene la forma de círculos que producen finalmente espirales, antes que
indescifrables laberintos. Este diseño estructural le permite volver a lo inconcluso
y poder ponerse en el lugar que ocupa el otro.
La memoria tiene un
papel relevante: son memorias ajenas tomadas en préstamo, memorias inventadas o
memorias recontadas desde otro punto de vista. El conjunto, dentro del que hay
que destacar los monólogos, los monólogos interiores, todo está cargado de esa
intención de suplementar el sentimiento de aquel que se ha marchado de un
territorio con una esperanza o con una decepción. Al comienzo de la novela,
Mauro parece estar duplicando no solo la escritura de los borradores de
Fernando Japón sino también su reticencia, su intención de no escribir. En los
cuadernos y notas que le deja su amigo aparece esa intención superpuesta a
vacilaciones, interrupciones, miedos y tachones. Después de la muerte del amigo,
todo eso desaparece porque el escritor se autoriza ahora a ser él mismo.
Entre otras acciones
literarias, Mauro Caro copia e interpola, compara, o se emociona, recrea
libremente, y también líricamente, sus ideas y sentimientos. Y sobre todo
medita, medita sobre las conexiones entre el pasado y el presente, entre
Oriente y Occidente, entre el poder y la ambición, el bien y el mal, la vida y
la muerte. En conclusión, es una admirable novela sobre la escritura, el
escritor, y la historia.
Reseña
de Luis Delgado:
Es una obra compleja pero no es una obra
difícil de leer, atrapa al lector desde el inicio aunque este no sepa muy bien
hasta que la acaba y ni aun después porqué, donde se enganchó. El autor
presenta la historia con rigor, pero no abusa de esta para hacer un libro de
género, tan al uso.
El creador literario y el historiador riguroso
hace convivir en perfecta armonía hechos y ficción en las páginas de este
libro. Es una novela compleja, de múltiples lecturas, tantas como lectores y
estados de ánimo tenga el lector cuando se acerca a ella. Yo he visto varias
novelas, no sé si las que ha querido darnos el autor:
• La creación literaria novelada; novela de la
escritura de una novela
• Una novela del hombre ante su destino, un
análisis de la condición humana. Un viaje interior; la búsqueda de la verdad,
del sosiego, de la paz y del alma humana.
• Una novela fantástica en la que la ficción, la
realidad y los sueños se alternan y se confunden. Los personajes, reales e
inventados, se mezclan en distintos tiempos y espacios, en una rotura constante
de la continuidad.
• Una novela a cajones, con historias dentro de
la historia.
• Una novela histórica, del breve e intenso
contacto entre la península ibérica y Japón a caballo de los siglos XVI y XVII.
Solo dar a conocer este episodio tan desconocido de nuestra historia
justificaría la novela, pero este libro es más, es mucho más.
• Un ensayo de los posibles caminos de la
historia, de las historias que no fueron. Una invitación a pensar en los hechos
que pueden cambiar, acelerar la historia
• Una bonita historia de amor.
Entrevista de Joaquín Herrera (2015):
¿Qué
hace un notario escribiendo novelas históricas?
Me
siento muy orgulloso de mi profesión. Los notarios tenemos en general la
pulsión de la escritura, algunos la desarrollan más y otros menos.
Continuamente tenemos que levantar acta y dar fe de determinados acontecimientos,
que es en cierta forma lo que hace el escritor: dar testimonio o representar
una historia. Los escritores no tienen que ser necesariamente periodistas, hay
muchísimos profesionales de otros ámbitos como el Derecho o la Medicina que
pueden aportar un punto de vista distinto.
¿Tiene
alguna relación su novela con el mundo jurídico?
La
novela tiene un fondo histórico evidente. Pero de forma indirecta es inevitable
que salga a la luz mi formación como jurista. Uno de los personajes
inesperados, por cuanto no estaba en el guion inicial, es Virgilio Cayuela que
como notario de forma ínter temporal va dando fe de los distintos episodios que
suceden en la historia. Este notario está presente a lo largo de casi toda la
novela actuando como escribano para dar fe de cada acontecimiento. Se dice que
el periodista es el notario de la actualidad y yo creo que puede decirse lo
mismo del escritor que es el notario de la ficción, que traslada, o al menos lo
intenta, la verosimilitud de una historia.
Me
suenan algunos de los nombres y apellidos de su libro…
En
la novela se mezclan personajes reales como Hasekura y Luis Sotelo o como Ángel
Leiva o Susana Jákfalvi con personajes de ficción como son los propios
narradores que cuentan la historia Fernando Japón y Mauro Caro. Luego hay
multitud de personajes secundarios en los que siempre hay alguna alusión a
algún conocido. A la hora de inventar un personaje hay autores que lo bautizan
de forma aleatoria o buscan en la guía de teléfono o en las esquelas. Confieso
que la elección no ha sido inocente y estoy seguro que cuento con la
complicidad de los aludidos.
Vd.
es el patriarca de una de las mejores tertulias literarias de Sevilla y
compañero de premiados, ¿Por qué este tema?
Yo
creo que sí. La tertulia del Porvenir es una tertulia literaria que ya lleva 20
años en Sevilla y tanto por la calidad de sus directores Susana Jákfalvi y
Ángel Leiva como por la participación de escritores como Paco Gallardo y Curro
Granado es una de las más consolidadas. En cuanto a la pregunta de por qué el
tema de la embajada japonesa y no otro, eso mismo me he preguntado yo. Podía
haber hecho algo mucho más fácil y que no me hubiera exigido tanto esfuerzo en
la documentación de la historia. Lo que me sedujo de la historia de Hasekura era
la contraposición tan quijotesca que había entre los dos personajes
principales: El sosegado samurái Hasekura y el inquieto franciscano Sotelo.
Esto fue lo que primero me llamó la atención. La posibilidad de contraponer el
fuerte sentimiento religioso del padre Sotelo frente al escepticismo pragmático
del lejano Japón feudal de los Tokunawa y la España de los Austrias de nuestro
siglo de Oro. También me atrajo el desarrollo de la historia en forma de viaje,
ya que esto me permitía cambiar de escenario de forma continua. La embajada
arranca en Japón pero hay acontecimientos anteriores en Filipinas y en Corea.
Después la embajada se desarrolla en México, en lo que entonces era el
Virreinato de Nueva España, llega a Europa donde visita Sevilla, Madrid y Roma.
Y luego una vez que fracasa vuelve a Japón. Contar un viaje es la forma más
amena de contar una historia.
¿A
quién va dirigido su libro y qué aporta?
Ninguna
novela, excepto el Quijote, es imprescindible. El insólito viaje del samurái es
una novela que puede interesar al que tenga sólo una curiosidad histórica sobre
un suceso tan extraño como fue una embajada japonesa en el siglo XVII en
Sevilla. Pero también puede interesar al lector que tenga alguna inquietud
sobre la forma en que puede contarse una historia ya que la propia novela de
Hasekura es una reflexión sobre la propia creación literaria.
¿De
qué autores es Vd. heredero? Y por favor no me cite demasiados hispanos
americanos que me mosqueo.
Pues
lo siento, pero no puedo dejar de citar a Cervantes y a Borges en primer lugar.
Luego para mí son esenciales Camus, Kafka, Cortázar y García Márquez.
”La
diligencia” Es una magnífica película clásica que trata de un viaje. En su
novela hay viaje e historia, pero ahora se lee Cincuenta sombras de Grey y
triunfa…
Lo
que se vende no necesariamente está bien escrito, parece que esto no importa.
No sólo se escribe para tener éxito, es decir para que te lean. La escritura es
un buen ejercicio mental que da muchas satisfacciones en tanto que uno se
percata de su ignorancia. Se aprende muchísimo escribiendo. Que haya o no más
lectores es algo que no me preocupa ahora.
Me
huele que es Vd. perfeccionista y en su muy entretenida novela observo un
estudio tierno y matemático del vocabulario…. ¿En la segunda edición corregirá
muchas cosas?
Nunca
se acaba de corregir. Una de las razones por las que publiqué la novela fue
para dejar de revisar el texto.
¿Qué
honor es el correcto el del Samurái o el del español clásico calderoniano?
Pues
seguramente ninguno de los dos. Habría que hacer una poda del exceso y buscar
el sentido común.
¿Qué
viaje tiene más mérito el de Colón o el de Hasekura?
El
de Colón fue prodigioso. El de Hasekura fue el reverso del anterior: el viaje
de Oriente, de Zipango, adónde quería llegar Colón, a Europa.
¿Qué
hay en este libro de autobiográfico?
Me
temo que mucho; en todas las novelas el autor se deja algo de la piel. Si puedo
decir que hay una anécdota real que da pie a la aparición del personaje
femenino de la novela: la japonesa Fumiko Wasaki. En la novela hay un encuentro
casual entre Mauro Caro y Fumiko en el cementerio judío de Praga que se
corresponde con un sucedido real que tuve.
El
Japón era un país sintoísta y budista: no sólo dieron orden de exterminar a los
cristianos sino que ordenaron también pena de muerte para el que no lo
cumpliera ¡Qué fuerte!
En
concreto pedían que se retractaran del cristianismo. La fe cristiana fue el
mejor regalo que recibió Japón de Occidente. Doscientos mil japoneses fueron
martirizados por causa de su fe. Este fue un dato que no podía desconocer.
Recoge
Vd. expresamente que se expulsaron de España unos 300.000 moriscos en la época
en que se desenvuelve su novela, unos 9.000 de Sevilla. También históricamente
hemos expulsado a sefardíes y jesuitas a personas en el exilio… ¿Yo creía que
donde no cabía la gente era precisamente en Japón? Y que precisamente por eso
vemos tantos turistas japoneses ya que el gobierno les obliga dar una vuelta
fuera de la isla a unos cuantos.
La
expulsión de los judíos y de los moriscos fue el principio del fin del imperio
español. Nos quedamos sin tejido empresarial y sin mano de obra especializada.
Fue un auténtico desastre.
Algunas
veces se nombra embajador a alguna persona que es incómoda en el país ¿Fue esta
la razón de la misión de Hasekura ya que era incómodo en Japón?
La
razón de su nombramiento fue salvar a Hasekura de un caso de corrupción en que
estaba implicado su padre. Conforme a la tradición nipona Hasekura debería
haberse suicidado junto con su padre por ello. Por eso se le dio la oportunidad
de redimir su honor dirigiendo una riesgosa embajada.
En
su novela se habla de los dominicos, agustinos, franciscanos y jesuitas… por
qué orden los ponemos… y a los claretianos…
Si
hay que poner algún orden pondrán primero a los jesuitas que llegaron con los
portugueses al sur de Japón en 1549, después de la conquista de Filipinas
llegaron los franciscanos, los dominicos. Y lo triste fue que se hicieron la
competencia entre ellos.
¿Cuál
es la pregunta más original o insensata que le han hecho sobre su libro?
Lo
original a veces puede ser insensato. El otro día me preguntaron qué había sido
lo que más me había llamado la atención en la historia de Hasekura. Y contesté
que ha sido la prueba contundente de los registros de entrada y salida en la
Flota de Indias. De los indicados registros resulta que vinieron treinta
samuráis, pero sólo se fueron dieciocho, luego hasta doce se quedaron en
España.
Lo
voy a intentar yo…”Hase” tiempo que no hago esta pregunta ¿Hasekura sería hoy
bético o sevillista? ¿De la Macarena o de la Esperanza de Triana? ¿Le gustarían
los toros? ¿Sería más de la Feria o de la Semana Santa? ¿Se le ocurre alguna
pregunta aún más rancia?
Supongo
que como buen japonés diría que sí a todo. Los japoneses tienen fama de tener
dificultad para decir que no.
La
verdad es que cuando de pronto me encontré en su libro hablando de la carta a
su padre de Kafka me quedé un poco “agobiado”…. ¿qué explicación tiene en su
obra?
No
sólo a Kafka, hay continuas referencias y citas literarias de muchos autores.
Sábato, García Márquez, Cortázar, Nabokov, Cervantes, Lope de Vega etc., es un
recurso literario que se conoce como meta ficción que empleo para poder
conectar los personajes reales con los personajes de ficción que son
fundamentalmente los narradores Fernando Japón y Mauro Caro.
¿Recomienda
Vd. comprar su libro?
Eso
lo tendrá que decidir los lectores. En cualquier caso, siempre pueden pedirlo
en una biblioteca.
¿Qué
tiempo ha podido dedicar a la investigación histórica pasa su novela?
Muchísimo
tiempo, con demasiadas interrupciones. La novela la comencé en 2002 y la he ido
rematando a lo largo de estos años. Lo más pesado ha sido documentarme. Una vez
que tenía claro los fundamentos históricos la novela se desarrolló con más
rapidez en estos últimos tres años que han sido, por otra parte, los más
intensos.
Siendo
Vd. una persona humilde ¿Cómo intenta evitar el narcisismo del escritor?
Con
los pies en la tierra. Soy un escritor novel que ha visto culminado un sueño.
Para mí no hay mayor satisfacción que la novela se lea.
Su
libro es un ejemplo de libertad y libertad de poder escribir lo que se
piensa…Pero quizás le hubiera gustado decir algo que se lo ha quedado….total
estamos en Sevilla y ya se sabe que….
No
me he puesto otra cortapisa que ceñirme a la realidad de los hechos históricos.
La embajada está retratada de una manera fiel con imparcialidad. Todo los demás
es ficción y, como sabes, cualquier parecido con la realidad es pura
coincidencia.
¿Realmente
cree Vd. que no hay mejor forma de divertirse que leer o escribir? Pues
entonces quizás en nuestra generación tenemos un problema… ¿No cree Vd. que su
cita expresa de Flaubert de que la literatura es una orgía, es excesiva?
Leer
es abrir una ventana al mundo. Borges decía que su propio valor no era por los
libros que había escrito, sino por los que había leído. El hombre que no lee no
vive. Flaubert llevaba esta tesis a un extremo. Tampoco es eso. La torre de
marfil no, pero ignorar a los poetas tampoco.
¿Después
de la derrota de su equipo contra el eterno rival…?
Que
la vida es cambiante. Hoy somos yunque, mañana seremos martillo.
¿Qué
significan las palabras en japonés (creo) al final de cada capítulo ¿Son un
“queo” o es japonés “aurténtico”?
Es
el apellido del embajador japonés Hasekura escrito en su idioma original.
Su
compañero notarial habla mucho de la condición humana como filosofía de vida y
vd lo hace ¿Cuál cree que es la condición humana?
Tomás
Marcos es la persona más vitalista que he conocido. Cuando habla de la
condición humana lo hace como un resorte de tolerancia y comprensión acerca de
la conducta, a veces inexplicable de los hombres. Que un bético se alegra de
que al Sevilla le meta 5 el Barcelona, no tiene otra explicación, diría con
seguridad Tomás, que la condición humana.
¿Qué
acentuaría Vd. de las relaciones España Japón a lo largo de los siglos?
Lo
más destacable de estas relaciones fue esta embajada de Hasekura. Si hubiera
tenido éxito Japón habría sumado a su riquísima cultura la Occidental. Y tal
vez hubiera sido la segunda o tercera potencia mundial en el siglo XVII y no en
el siglo XX. El fracaso de la embajada motivó que Japón se enclaustrase y no
tuviera contacto con el exterior, salvo con los holandeses, hasta la segunda
mitad del siglo XIX, cuando a cañonazos los norteamericanos propiciaron la
caída del Shogunato y la restauración del poder del emperador.
Cervantes
Borges Camus, Kafka, Cortázar y García Márquez, Flaubert…el laberinto de Creta
o el Hilo de Ariadna ¿No cree Vd. que escribe para lectores excesivamente
avezados, cultivados doctos, eruditos, ilustrados, excesivamente instruidos
rechazando el deber de formar que tiene todo escritor o a un público menos
exigente?
Sinceramente no escribo para un tipo
de lector concreto. He sido profesor y he intentado arrojar luz sobre la
historia de Hasekura de la manera más didáctica. Al final hay unas notas que
completan la información sobre los distintos personajes. La novela refleja de
manera cabal lo que sucedió hace 400 años, ¿por qué vino la embajada japonesa a
Sevilla? y ¿por qué fracasó? Pero también cuenta la otra historia, la de
Fernando Japón y Mauro Caro, que son los personajes que toman la voz para
contar la historia y que son descendientes de aquellos japoneses que vinieron a
España. Estos personajes son los que permiten la ficción.
Presentación de la novela en 2013
https://www.youtube.com/watch?v=Jq6uBYs2Yzw
Entrevista en la cadena ser en 2024
bing.com/ck/a?!&&p=f5ee113496fe71ffJmltdHM9MTcyMDA1MTIwMCZpZ3VpZD0xMDQxMDIwZC1hNDRiLTZlNmEtMTZkOS0xNjc5YTVmMjZmNjImaW5zaWQ9NTE5OQ&ptn=3&ver=2&hsh=3&fclid=1041020d-a44b-6e6a-16d9-1679a5f26f62&psq=hasekura+sanchez+ros+cadena+ser&u=a1aHR0cHM6Ly9jYWRlbmFzZXIuY29tL2F1ZGlvLzE3MTk5OTI5NTY2MzIv&ntb=1
La extraordinaria historia del samurái Hasekura es una edición revisada y actualizada
de la novela El insólito viaje del samurái Hasekura publicada en 2013 por la
editorial Lautaro.