viernes, 6 de febrero de 2009

BORGES TRAS LA ESTELA DE KAFKA: Reseña de Francisco Granados.

Borges, dentro un artículo periodístico, publicado en conmemoración al centenario del nacimiento de Kafka, señala la presencia de éste en su obra: “Creo que los cuentos son superiores a sus novelas Las novelas, por otra parte, nunca concluyen. Tienen un número infinito de capítulos, porque su tema es de un número infinito de postulaciones. A mí me gustan más sus relatos breves y aunque no hay ahora ninguna razón para que elija a uno sobre otro, tomaría aquel cuento sobre la construcción de la muralla. Yo he escrito también algunos cuentos en los cuales traté ambiciosa e inútilmente de ser Kafka. Hay uno, titulado "La Biblioteca de Babel" y algún otro, que fueron ejercicios en donde traté de ser Kafka. Esos cuentos interesaron, pero yo me di cuenta que no había cumplido mi propósito y debía buscar otro camino. Kafka fue tranquilo y hasta un poco secreto y yo elegí ser escandaloso. Empecé siendo barroco, como todos los jóvenes escritores y ahora trato de no serlo. Intenté también ser anónimo pero cualquier cosa que escriba se conoce inmediatamente". Borges reconoce la influencia y la posterior imitación del modelo (traté ambiciosa e inútilmente de ser Kafka). También su predilección por el cuento, e incluso la imitación de temas y motivos, como el de lo infinito (su tema es de un número infinito de postulaciones). Ahora bien, ¿hasta qué punto se puede hablar de comparación o influencia de Kafka en Borges? En el mismo artículo, Borges dice: "Mi primer recuerdo de Kafka es del año 1916, cuando decidí aprender alemán. (...) Fue entonces cuando leí el primer libro de Kafka que, aunque no lo recuerdo ahora exactamente, creo que se llamaba Once cuentos. (...) Después tuve oportunidades de leer El proceso y a partir de entonces, lo he leído continuamente." En el ensayo "Kafka y sus precursores", dentro de Otras Inquisiciones, afirma que: "En el vocabulario crítico, la palabra "precursor" es indispensable, pero habría que tratar de purificarla de toda connotación de polémica o rivalidad. El hecho es que cada escritor crea a sus precursores. Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de modificar el futuro. En esta correlación nada importa la identidad o la pluralidad de los hombres. El primer Kafka de Betrachtung es menos precursor del Kafka de los mitos sombríos y de las instituciones atroces que Browning o Lord Dusany". Los cuentos de Borges, escritos ya en período de madurez, se parecen a Kafka: prosa aparentemente desnuda, fría, pero cargada de sentido y poderosamente sugeridora. Y al igual que Kafka, se detiene en los más inesperados detalles y en su cuidadoso registro hay mucho de técnica "realista": "Hacía unos dos años que su madre había muerto, y desde entonces, Georg vivía con su padre; por supuesto, el amigo se enteró de lo sucedído, y expresó sus condolencias con una carta tan fría que uno tenía forzosamente que deducir que el dolor causado por semejante pérdida era completamente incomprensible en el extranjero". Franz Kafka, La Condena. "Emma dejó caer el papel. Su primera impresión fue de malestar en el vientre y en las rodillas: luego de ciega culpa, de irrealidad, de frío, de temor; luego, quiso ya estar en el día siguiente. Acto continuo comprendió que esa voluntad era inútil porque la muerte de su padre era lo único que había sucedido en el mundo, y seguiría sucediendo sin fin." J.L. Borges, "Emma Zunz", en El Aleph. Pero Kafka teje sus parábolas con paradójica claridad (Kafka escribía en un alemán muy sencillo y delicado), y Borges a veces hace lo contrario: el estilo ensayístico o de disquisición filosófica, carece, en ocasiones de anécdota o nos lleva simplemente al motivo del que parte: "Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregor Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto. Estaba echado de espaldas sobre un duro caparazón, y al alzar la cabeza, vio su vientre convexo y oscuro, surcado por curvadas callosidades sobre el que casi no se aguantaba la colcha, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo". Franz Kafka, La Metamorfosis. "El final de la historia sólo es referible en metáforas, ya que pasa en el reino de los cielos, donde no hay tiempo. Tal vez cabría decir que Aureliano conversó con Dios y que Este se interesa tan poco en diferencias religiosas que lo tomó por Juan de Panonia. Ello, sin embargo, insinuaría una confusión de la mente divina". J.L.Borges, "Los Teólogos", en El Aleph. Según el mismo Borges, la recepción de Kafka, no sólo en él, sino también en el conjunto de la Literatura Universal se debe a la atemporalidad de su obra, lo cual le convierte en un clásico. La diferencia esencial con sus contemporáneos y hasta con los grandes escritores de otras épocas, Bernard Shaw o Chesterson, por ejemplo, es que con ellos uno está obligado a tomar la referencia ambiental, conocer el tiempo y el lugar. Es también el caso de Ibsen o Dickens. Kafka, en cambio, tiene textos, sobre todo en los cuentos, donde se establece algo eterno. A Kafka podemos leerlo y pesar que sus fábulas son tan antiguas como la historia, que estos sueños fueron soñados por hombres de otra época sin necesidad de vincularlos a Alemania o a Arabia. El hecho de haber escrito un texto que trasciende el momento en que se escribió es notable. Se puede pensar que se redactó en Persia o en China y ahí está su valor". La esencia narrativa kafkiana estaría en que en sus relatos se cuentan siempre dos historias, en paralelo, pues la historia secreta sería contada con sencillez y, en cambio, la visible aparecería relatada con sigilo. El cuento borgiano, al igual que el de Kafka, se nos presenta lleno de absurdas asociaciones. En ellos aparecen lo siniestro y lo fantástico, lo excepcional y lo insólito. En los cuentos y novelas de Kakfa pudo encontrar Borges ese laberinto kafkiano, que derivó en laberinto borgiano en obras como El muerto, La otra muerte, Abenjacán en el Bojarí, muerto en su laberinto...: el mundo es un caos, un laberinto absurdo por el que transita el hombre, pobre criatura incapaz de penetrar su destino o gobernarlo, y además, toda una nueva forma de narrar. Pero en Borges, la sensación de angustia o pesadilla que se siente al leer La Metamorfosis o El Castillo o El Proceso, no aparece por ninguna parte: "Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con Aquel que no muere". Los dos reyes y los dos laberintos, El Aleph. La originalidad de los cuentos de Borges reside en que a menudo abandona la narración para filosofar, introduce datos y fechas truncadas, inventa libros, enfrenta tesis opuestas e igualmente falsas... y más recursos fruto de su imaginación y de admiración por la literatura clásica, entre la que se encontraría Franz Kafka. Siempre he oído que Borges ha inventado su propio género, a medio camino entre el cuento y el ensayo: "Yo afirmo que la Biblioteca es interminable. Los idealistas arguyen que las salas hexagonales son una forma necesaria del espacio absoluto y, por lo menos, de nuestra intuición del espacio. Razonan que es inconcebible una sala triangular o pentagonal. (Los místicos pretenden que el éxtasis les revela una cámara circular con un gran libro circular de lomo continuo, que da toda la vuelta de las paredes..." La Biblioteca de Babel. Las actuitudes de ambos escritores son opuestas. Kafka hace emerger sus ficciones de un drama personal con su tiempo y los absurdos anexos a la realidad de su tiempo y las ficciones de Borges representan un esfuerzo por trascender el tiempo y la realidad histórica y ver el drama humano en un plano abstracto y metafísico. Me parece que la temática de Kafka es más personal, más humana, fruto de la neurosis obsesiva del autor. Por otro lado, ambos autores jamás se interesaron por la historia o la sociología. No fueron escritores costumbristas ni mucho menos moralistas. Así, sus biografías pasan a ser exclusivamente literarias. La vida de ambos personajes está consagrada a la construcción lenta de una obra y será ya sólo literatura, una literatura que tiene en cada uno de ellos a sí mismos como personajes principales. Lo absurdo, la postergación infinita, el mundo como laberinto, la instancia de seres superiores...en obras como El Congreso o La Biblioteca de Babel, señalarían la presencia de Kafka y de la temática kafkiana en los cuentos de Borges mientras que Kafka aborda el tema desde un punto de vista más existencial, en Borges toda angustia aparece refrenada oponiendo al absurdo del mundo una elegante ironía. Francisco Granados.

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